Hasta que llegó Amberly

Capítulo 19 | Olvida la promesa

«Si no te gusta cómo hablo, ¿por qué estoy en tu mente? Si no te gusta mi forma de ser entonces termina tu vaso de vino. Peleemos o discutamos seguirás amándome ciegamente. Si no arruinamos todo esto te garantizo que te puedo volar la mente»
Blow you mind, Dua Lipa

Amberly tiene ese algo que el mundo admira. Es inteligente, carismática y hermosa. Tanto así que las chicas se intimidan al estar a su lado, su belleza las hace sentir inferiores. Sin embargo, a todas, con una sola excepción, les cae bien. ¿Por qué?

Eso es lo que estoy intentando averiguar.

Ella azota su cabello dorado, clava sus irises claros en ti, se contonea con su ropa combinada, habla con su tono melodioso y ya has caído en su hechizo. Está todo calculado. Es impresionante que haya una maldad oculta dentro de ella.

Comprendo la baja autoestima de Tatiana, mas no la apruebo. No pienso todo eso que dije alguna vez. Es verdad que son incomparables, que ella no se parece en lo absoluto a Amberly. Pero lo que me gusta de ella va más allá que el exterior; no quiero su cuerpo o cara. La quiero a ella, con su carácter fuerte y sensibilidad, quiero sus defectos porque me parecen tiernos, quiero sus consejos a medianoche y sus problemas que me distraen de mi desastrosa vida. Eso es lo que convierte a Tati en una adicción difícil de superar.

Sé lo que causa en mi amiga, pero no estaba enterado de que a Lucía le ocurría algo similar.

Por las noches me pregunto, ¿será que no soy suficiente? ¿Es por eso que mi novio me dejó? Estoy consciente de que ella es hermosa, de que te ciega con su inigualable encanto. Jamás dudé de mí, ¿por qué ella provoca eso en las demás?

No es envidia, es una mezcla de malos sentimientos que revuelven mi estómago y hace que todo lo que esté adentro sea vomitado. Tal vez esto sí es una exageración, aunque, ¿no es loco que suceda?

¿Cómo puedes subirle la autoestima a alguien que desconfía de tus palabras? Si Tatiana no me cree o piensa que estoy jugando, ¿para qué hacerla sentir como la burla? Ella se ve horrible frente al espejo, Dios, qué equivocada está.

Al diablo, tengo que intentarlo, juré que esta vez no me rendiría a la primera. Rebusco mis restantes fuerzas y lo suelto.

—Eres hermosa.

—¿Qué? —su risa suena sin captar mis palabras. Está perdida en jugar con Henry y hablarle con voz aniñada.

Tati se acomoda sobre el cordón de la calle y me examina como si dijera incoherencias. Bajo la vista sintiéndome inquieto por ello leo la frase que está hecha en grafiti debajo de nosotros; "¿El miedo es un factor al que le debo temer?".

—Hace unos días me enteré que tú has estado mal contigo misma —confieso en un tono inestable, no quiero que note mi culpabilidad—. Eres hermosa y quiero que lo sepas.

Enmudece. No hay una expresión que me indique cómo tomó mi comentario. Se levanta de un salto y comienza a andar con el perro a su lado.

—¿Qué pasó? No entiendo, ¿no quieres que te diga la verdad? —la sigo trotando, luzco desesperado, lo sé y no me importa.

—Estás en lo cierto, Daniel, eso es lo que pasa. No quería que lo supieras porque... —su voz se quiebra un poco al final. Es un tema sensible, es algo de lo que no quiere charlar— no es necesario, ¿sabes? Puede que sí, que yo sea hermosa como tú dices. Pero entonces, ¿qué es Amber? ¿Bella? ¿Espléndida? ¿Perfecta?

—No te compares con ella —le recomiendo con un deje suave y mis ojos caídos.

—Claro, no le llego ni a los talones, según tú. Dímelo fríamente, Fabián ya lo hizo una vez, no necesito que tú me mientas —su expresión seria me causa escalofríos, ella está arraigada a ese pensamiento de que es inferior.