Capítulo Diecisiete: Baño

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—... y Rodolphus Lestrange.

Dejé de escribir un momento.

—¿Estás seguro?

Scorpius levantó la cabeza del periódico que estaba leyendo.

—¿Por qué lo preguntas?

Me rasqué la ceja.

—Porque creo que escuché hace tiempo a mi padre decir que Lestrange había sido rehabilitado—dije, dejando la pluma a un lado.—Juraría que salió de Azkaban bajo libertad condicional.

—Pues aquí lo dice—Scorpius apoyó el dedo varias veces en el ejemplar de periódico muggle que había apoyado en sus piernas:—"...y, por último, cabe mencionar a Rodolphus Lestrange, un peligroso asesino que hasta hace poco se hallaba confinado en una prisión de máxima seguridad...".

—De acuerdo—cedí, apuntando el nombre de Lestrange en el pedazo de pergamino.—Si tan seguro estás, te haré caso.

—Albus—Scorpius soltó una especie de grito ahogado.

De hecho, di un respingo y rallé el pergamino.

—¿Qué? ¿Qué ocurre?—pregunté, mirando detrás de nosotros.

No obstante, el baño de chicas del primer piso estaba completamente vacío.

—Acabo de caer...—Scorpius se llevó la mano a la boca para morderse la piel de alrededor de las uñas.—Ese hombre... Rodolphus Lestrange... ¿no era... el padrino de Delphini?

Coño.

Los dos nos miramos a la vez.

—Joder—dije suavemente por los dos..

Escuchamos una especie de resoplido.

Tanto Scorpius como yo nos volvimos hacia Theo, que estaba sentado frente a nosotros.

El búlgaro tenía la espalda apoyada en la pared contigua, y sus largas piernas estaban estiradas, de manera que nos mostraba las suelas de sus botas pesadas.

—¿Qué es lo que ocurre?—tomó la palabra Scorpius, extrañado.

Theo nos delimitó con su oscura mirada.

—Nada, supongo. Todo eso de Lestrange...—hizo círculos con su mano en el aire para señalar el periódico de Scorpius.—Mi tío siempre decía que, quien nace podrido por dentro, nunca podrá ser cambiado—se sorbió un poco la nariz y cruzó sus brazos alrededor de su pecho.

Pero, ¿qué mierda era esa?

Fui testigo de cómo el gesto de Scorpius se oscurecía considerablemente.

Abrió la boca, dispuesto a decir algo, pero una voz femenina se le adelantó:

—Dile a tu tío de mi parte que incontables teorías de la psicología, tanto muggles como mágicas, desaprueban su pensamiento y que afirman que la educación, entre otros muchos métodos, son capaces de cambiar el modo de pensar de las personas.

Rose apareció detrás de nosotros, sosteniendo tres gruesos mamotretos contra su pecho. 

—Sin ir más lejos, el propio padre de Malfoy, Draco Malfoy, es un ex-mortífago a tiempo parcial y ex-bullie a tiempo completo—con sus libros señaló a Scorpius, sentado a mi izquierda.—Y eso no quiere decir que para divertirse deje sueltos a un puñado de muggles en su patio trasero y juegue al tiro al blanco con ellos.

—¿Acabas de defender a mi padre?—Scorpius admiró cómo Rose se sentaba de lado en el espacio entre él y Theo.

A mí también me resultaba insólito que Rose se posicionase del lado de los Malfoy en algo.

ME LLAMAN AL (a Hogwarts story II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora