Capítulo Tres: Redacción

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Fue realmente sencillo hablar con Lily, más de lo que esperaba.

Ni siquiera tuve que buscarla; ella vino a mí.

Cuando eso ocurrió me encontraba al final del día en una mesa de la biblioteca, completamente enfrascado en una redacción sobre la Legeremancia y la Oclumancia para el profesor Flitwick.

¿Sabíais que la oclumancia viene del latín occlude, que significa "ocultar", y mens, que significa "mente"?

Yo tampoco.

El estómago llevaba rugiéndome desde hacía un rato, pero deseaba terminar aquello. Me había dado cuenta de que, ya que no era el mejor utilizando la magia de forma práctica, la opción que tenía para mantener un poco mi media era esforzarme en los trabajos teóricos.

—Tienes letra de chica.

Levanté la cabeza y me encontré con unos ojos redondos y marrones observándome.

—¿Qué te lleva a decir eso, Lils?—pregunté, volviendo a bajar la cabeza para revisar mi ortografía.

Mi hermana se encogió de hombros. 

Llevaba sus características trenzas y una sonrisa en los labios. La camisa de su uniforme, remangada por los brazos pecosos, y sus zapatos manchados de tierra me chivaron que había tenido clase de Cuidado de Criaturas Mágicas.

—Es que escribes demasiado bonito—contestó.

Estaba de pie, mas no se sentó.

Lily era igual de hiperactiva que mi hermano James, y nunca aguantaba con el culo en una silla mucho tiempo.

Otra de nuestras diferencias.

—Porque pongo atención. No tiene nada que ver con los géneros—la señalé con la pluma por encima de mis libros.—Tú eres una chica y escribes como si tuvieras pezuñas en vez de manos.

Lily arrugó la nariz, lo cual me provocó ganas de sonreír.

—No volveré a darte un cumplido. Eres fatal recibiéndolos—comentó, cogiendo uno de mis libros y hojeándolo muy deprisa, para después devolverlo a la mesa.

Incapaz de estarse quieta, dio un pequeño salto sobre sí misma. 

—La señora Pince va a reñirte—advertí.

—La señora Pince está besuqueándose con Filch en estos momentos. En el armario de productos químicos.

—Puajj—reprimí un escalofrío.—¿En serio?

—No—Lily sonrió.—¿Pero a que sería genial?

—Sí, "genial"—ironicé, volviendo al final de mi redacción. Negué con la cabeza.—Tendré pesadillas con esa visión por tu culpa.

Lily continuó danzando alrededor de mi mesa, haciendo alboroto con sus botitas marrones. Al pasar por detrás de mi silla, besó mi nuca.

Sobre mi redacción, su mano pecosa dejó un sobre blanco inmaculado.

—¿Qué es esto?—pregunté. No me hizo caso.—Lily, ¿podrías atenderme un segundo?

Bufando y arrastrando los pies, ella dejó caer su cuerpecillo sobre el asiento que había delante de mí.

Apoyó los codos en una pila de libros y me miró con aburrimiento.

—Ha llegado junto a la carta de James—explicó, dando golpecitos con los talones en las patas de su silla.—Es de Harriet, para ti. James decía que las lechuzas son caras en Bélgica, así que nos han mandado todo con la misma.

ME LLAMAN AL (a Hogwarts story II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora