—¿Qué carajos haces tú aquí?
La endeble sonrisa de Theo flaqueó un poco.
—Guau—dijo, saltando sobre sus talones para guardar un poco el calor.—Menudo recibimiento, Malvavisco.
"¿Malvavisco? ¿Ahora vuelvo a ser Malvavisco?"
—Oh, perdona. ¿No te ha gustado cómo te he saludado?—levanté las cejas mientras me apoyaba en la puerta.—Quizá debería haber dicho "Buenas tardes. Por favor, ¿podrías decirme, si no es mucha molestia, qué carajos haces en mi casa?"
Ahí fue cuando Theo perdió el trozo de sonrisa que le quedaba.
Yo apreté los labios y no cedí ante su oscura mirada.
El búlgaro estaba cubierto de nieve, desde la cabeza hasta las puntas de sus botas.
Verlo allí, parado en el porche de mi casa, se me hacía tan extraño como hubiese sido ver a James en la sala común de Slytherin.
—Vete, Theo—le dije con voz grave.
Theo paseó la vista por todo mi rostro, como para escanearme. Tragué un poco de saliva, pero no cedí.
Y entonces, volvió a sonreír.
Lo cual me sacó de quicio.
—No vas a quedarme en la calle—dijo él, y nunca lo había escuchado hablar más seguro—... ¿verdad, Malvavisco?
Le cerré la puerta en las narices.
"Vete al cuerno".
Permanecí en el mismo sitio en el que estaba, mirando la madera de la puerta.
No terminaba de ubicar a Theo allí. Era tan extraño...
Sentí la tentación de alargar la mano para abrir y comprobar que, efectivamente, el búlgaro había llegado al número 12 de Grimmauld Place.
Pero me obligué a mí mismo a darle la espalda a la puerta y continuar caminando.
—¿Quién era?—preguntó Lily desde la puerta.
—Un vagabundo—me encogí de hombros, mirando a mi hermana.—Quería un poco de dinero.
Lily estaba tirada en el sofá. No llevaba zapatos puestos, y sus pies se movían de un lado al otro en el aire.
—Pues habéis estado hablando un rato.
—Era un vagabundo muy persistente.
Ella estaba muy entretenida completando un puzzle, pero alzó la mirada hacia mí, dejando de prestarle atención a las piezas.
—Albus, ¿por qué tienes toda la cara roja?
Comencé a subir las escaleras lo más deprisa que pude.
—¡Albus!
—¡Es sólo el frío, Lils!
Cerré la puerta de mi habitación detrás de mí, y apoyé la cabeza en ella, cerrando los ojos.
Maldito Theo. Siempre fastidiándolo todo.
Abrí los ojos de golpe y, sin darme tregua ni un solo segundo, comencé a deshacer mi baúl, colocando todo en la cama para después reubicarlo por mi habitación.
"Eso es, Albus. Mantén tu mente ocupada para que no haya sitio para pensamientos no deseados".
Por desgracia, aquello no me tomó más de diez minutos.
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ME LLAMAN AL (a Hogwarts story II)
FanfictionAl necesita un poco de tranquilidad. Desesperadamente. Su vida hasta los quince años ya había sido bastante compleja. Tener que lidiar con ser el "hijo deshonroso" de Harry Potter y soportar las miradas críticas de todos ya había sido suficiente. Ad...