Capítulo Trece: Fregona

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—¡Accio!

Una corriente de aire tiró de mi brazo.

Noté una succión.

Y, sin que pudiese hacer nada por evitarlo, mi mochila se soltó de mi agarre y salió volando hacia Rose.

Ella saltó y la atrapó al vuelo.

Apoyándola en el suelo, comenzó a rebuscar en ella.

—¡Eh!—protesté, dirigiéndome hacia ella.—¿Qué bicho te ha picado?

Rose levantó la cara para mirarme. Tenía manchas rojas, como si le hubiese dado una reacción alérgica.

—Por favor, dime que tienes la capa invisible que te dio James aquí—suplicó con ojos redondos.

—¿Qué más te da?

—¡Albus!—frustrada, ella me pegó un golpe en el pie con la mano abierta.—¡Deja de ser un puñetas!

A continuación, cogió mi mochila de la parte de abajo y la vació en el césped.

Libros, cuadernos, plumas, una botella de agua y una bolsa de caramelos salieron rodando.

Además del paquete que James me había enviado, aún sin abrir.

—¿Un troll te ha golpeado la cabeza o qué?—me quejé todo lo que pude, arrodillándome para recoger todo rápidamente.

Por supuesto, Rose no me ayudó ni lo más mínimo.

Ella estaba demasiado centrada en abrir el papel que envolvía a la capa invisible y desdoblarla mientras se levantaba.

—Vosotros dos—nos señaló a mí y a Theo, que se había quedado atrás—dentro de la capa, conmigo. Ahora.

—Tú estás chalada—decidí, cogiendo mi mochila para meter todos mis útiles con poco cuidado.

Rose levantó los brazos hacia el cielo. Tenía mirada de desquiciada.

—¡Albus, piensa un momento! ¿¡Te pediría yo hacer algo que no tuviese sentido cuando sé que estás enfadado!? ¡Apaga tu humor huraño por cinco segundos y obedece lo que te digo! ¡Es importante!

Se estableció el silencio entre nosotros.

El pecho de Rose subía y bajaba, evidentemente alterada.

Me fijé en que la camisa de su uniforme estaba mal colocada, y su corbata, algo floja. Eso era extraño.

Chasqueé la lengua, irritado.

Aún así, estiré el brazo, cogí a Theo por la manga de su camiseta y lo arrastré hasta mi lado.

Él no se resistió demasiado.

—¿Por qué dejáis que vaya con vosotros?—preguntó él, alternando su mirada entre Rose y yo.—Pensáis que soy el hijo perdido de Lucifer.

Ésa era una buena pregunta.

Miré a Rose, esperando que ella tuviese la respuesta.

Mi prima se acercó a nosotros. Teníamos casi la misma altura.

Así que pude ver su nariz pecosa en 3D.

—Porque—Rose fijó sus ojos de demonio en él—ya nos has visto y eres un testigo. Si no te involucramos, podrías exponernos a algún profesor.

Ante esto, Theo cerró la boca y apretó la mandíbula.

Sus ojos parecieron ensombrecerse, aunque fue tan rápido que creo que me lo imaginé.

ME LLAMAN AL (a Hogwarts story II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora