Al necesita un poco de tranquilidad.
Desesperadamente.
Su vida hasta los quince años ya había sido bastante compleja. Tener que lidiar con ser el "hijo deshonroso" de Harry Potter y soportar las miradas críticas de todos ya había sido suficiente. Ad...
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—No me gusta esta idea—me crucé de brazos.
Los otros tres se volvieron para mirarme.
—¿Es que tienes alguna sugerencia más?—alzó una ceja Albus.—Porque, en ese caso, me encantaría escucharla.
Odio el sarcasmo que se gasta.
—Rose—me habló entonces Malfoy, intentando calmar los ánimos. Eso también me irrita. ¡Enfádate! ¡Grita! ¡Haz algo de vez en cuando que no sea ser un bollito de crema!—Albus continúa teniendo esos sueños. Han empeorado, y no tenemos ni idea de qué hacer. Debemos consultar a alguien experimentado.
—Oh, claro—solté una risotada.—Y por eso vamos a contárselo a Trelawney. Porque es alguien experimentada, ¿verdad?
—Más que nosotros, sí—dijo entonces Albus, manteniéndose firme.—Incluso que tú. Y eso es lo que te molesta de esta idea.
Amo a primo.
De verdad que sí.
Y me arrepiento cada día por esos cuatro años de Hogwarts en los que no le dirigí la palabra.
Muchas veces me pregunto que, si hubiese estado para él, quizá Albus no sería el gruñón insoportable que es hoy en día.
Por eso no suelo quejarme en especial cuando me trata con cierta sequedad.
Al fin y al cabo, creo que en parte lo tengo merecido.
Además, ésa es la forma habitual de comunicarse para Albus.
Menos con Scorpius, no creo que lo vea nunca ser amable. Ni aunque lo amenacen a golpe de varita.
Así que me mordí la lengua para no soltar un comentario mordaz.
Llegamos al fondo del pasillo. Levanté mi varita señalando a una trampilla, y ésta se abrió, desvelando una pequeña escalerita.
—Además—Albus le dio la espalda a la escalera para mirarme—yo también podría quejarme porque tú, sin consultarlo con nadie, lo hayas metido a él—señaló al búlgaro, que permanecía callado a su lado, como siempre—en esto.
—Yo os lo he dicho—arrugué la nariz mientras argumentaba:—ya veis lo que nos pasó con la anterior nota. Estaba escrita en búlgaro. Y no sé vosotros, pero cuando el siguiente mensaje llegue, no deseo perder el tiempo con un diccionario cuando tenemos alguien que en segundos podría traducirlo para nosotros.
—¿Y ésa es razón suficiente para arrastrar a una persona más a toda esta mierda?—ironizó mi primo, apoyándose en la barandilla de la escalera.—Te recuerdo que es peligroso, Rose. Peligroso.
Me dio la espalda para volver a subir.
"Ya lo sé, capullo arrogante", quise decirle. "Y, aún así, aquí me has tenido a mí sin quejarme desde el primer momento. Dame un poco de cancha".
