15. La abuela macabra

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Evan

Una pelea de prueba.

No quiero ¡Mami!

—¡Ay! —chillo cuando Belle intenta pegarme un puñetazo pero lo esquivo.

—Buenos reflejos —Anota Freya en una libreta.

Está escribiendo todos mis movimientos, para luego mejorarlos, o eso es lo que me explicó sobre esta pelea de prueba.

—¡Me aburro! —grita Lucía —¡Agárralo a palazos!

—¡¿De qué lado estás?! —exclamo alterado y Belle se ríe —¡¡Y tú no te rías!! —le digo a la pelirroja.

Mi contrincante se estira los guantes negros y vuelve a atacarme seguidas veces.

—¡Defiéndete! —me aclara entonces me cubro con los brazos. De repente me pega una patada y caigo al suelo, ella sonríe con confianza —Te gané —declara con su sonrisa tranquila, apoyando su zapatilla en mi panza.

—¡Bien! —grito feliz —¿Terminamos?

—Mm... —Se lo piensa Freya —bueno, podría...

Mi papá alza la mano.

—Nos haces quedar muy mal —Se ríe —. Mínimo, quítatela de encima.

—¡Buena idea! —exclama la entrenadora y yo bufo quejándome.

—¡¿Qué nadie se va a poner de mi lado?! —exclamo frustrado.

Veo que Lucía se acerca, sonríe y mira a mi prima, la cual sigue teniendo el pie sobre mí.

—¡Belle, piensa rápido! —Levanta su pierna y le pega a la de la otra, lo que hace a la pelirroja caer.

Especialidad de Lucía: Hacer caer a las personas. Nunca creí que pensaría esto pero ¡Gracias!

Aprovecho para salir corriendo.

—¡¡Regresa aquí!! —gritan los adultos.

—¡Corre, corre por tu vida! —grita Lucía para seguir burlándose.

Belle se toma un zumito de manzana, ignorando la situación.

Me voy muy lejos del gimnasio, luego emitiré quejas con mamá, ella seguro me sacará de este problema, pero mientras tanto mejor alejarse rápido.

Me detengo un momento, entonces reconozco la cuadra.

—Oh ¿Por acá no vive la macabra abuela? —Pienso en voz alta.

Camino unos pasos más y al fin encuentro la casa. Es enorme, tiene un gran enrejado. Tocaría el timbre y esperaría para que me abran, pero por las dudas que me estén siguiendo, mejor me trepo. Salto la verja y me adentro en el sendero de piedritas alrededor del pasto. Hago muecas a las cámaras de seguridad, luego sigo avanzando.

Doy dos golpes a la puerta de entrada y una mucama nerviosa me abre.

—Oh ¿Cómo llegaste hasta aquí? —expresa sorprendida.

—¿Está la abuela? —Miro para todos lados —Esto parece tétrico —opino.

—Ya le aviso —Me cierra la puerta como si fuera un extraño.

Bueno, la abuela siempre ha sido rara, así que es normal que tenga a sus empleados así.

Luego de un rato me dejan pasar y me encuentro con ella, sentada en el sillón del living.

—Evan ¿Qué te trae por aquí? —expresa mientras se encuentra tomándose un té.

—¡Hola, abuela! —digo como si nada y camino a sentarme a su lado —La verdad, me persigue la mafia.

Me mira raro.

—No inventes cuentos, jovencito.

—No invento, la mafia es mi papá —Me río.

—Discúlpame por no entender tu jerga, pero si no tienes nada más que decir, puedes retírate.

—Vine a ver a mi abuela, mirar la tele, jugar videojuegos, son muchos motivos para no irme.

—Jovencito, creo que no me conoces mucho, deberías irte.

—No seas amarga, tengo que quedarme en algún lugar. Además, sí te conozco, eres la abuela que le pidió a mi madre que me abortara —digo como si nada y queda pálida —. Sin rencores, solo escóndeme y todo perdonado —Me río.

—Que horror.

—Tienes razón, no tengo que perdonar nada, porque la verdad ni me molestó eso, lo que yo quiero es pasar tiempo de calidad contigo —Hago una gran sonrisa.

Ella suspira pesadamente.

—No sé que clase de educación te dieron tus padres, pero de acuerdo.

—¡Gracias! —Me agarro de su brazo.

—Por Dios, no me abraces.

La suelto.

—Perdón —Me río y agarro el control —¿Vemos tele?

No sé cómo, pero así comencé a molestar a la abuela "macabra". Y le digo así, porque mamá se asusta con ella, quién sabe por qué, hay cosas que no te cuentan a veces. Lo del aborto me lo comentaron porque hace unos años atrás, mi hermana Katty, la dejo entrar a la oficina de mamá y la verdad no querían que su otro hijo cometiera el mismo error, así que decidieron meter esa excusa para alejarme de ella. Aunque creo que quieren que estemos lejos, por otra razones que no sabemos. Pero como soy todo un rebelde, no hago caso.

Herencia Lovelace (R#12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora