43. Mi valía

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Alaric

Es el momento perfecto pero lo estoy dejando pasar, tengo que hablar, aclarar las cosas. No puedo acobardarme, tarde o temprano Elías se enterará, así que el primer paso es los padres.

¡Basta de contemplaciones!

—¿Quieres que les diga yo? —pregunta Nina mientras estamos en el cuarto contiguo al living —¡Vamos! La mucama traerá pastelitos —exclama sonriente.

—No, está bien, lo haré yo, porque quiero explicarles que no es ninguna broma nuestro noviazgo —le aclaro.

Ladea la cabeza.

—Yo también puedo decir eso.

—Sí, seguro se los dices mejor que yo, pero creo que es apropiado que lo sepan de mí, para que me conozcan.

—Bueno —Sonríe otra vez —¡Ánimo!

—Gracias.

Asiente y nos dirigimos a reunirnos con sus padres otra vez. Nos sentamos en el sillón del frente de ellos, entonces la mucama sirve pastelitos como dijo Nina. Me como uno, tomo un poco de jugo y luego suspiro.

—Ya que estoy aquí, tomaré la oportunidad de contarles algo más —expreso con cautela y miro sus reacciones detenidamente.

—Estoy esperando —exclama la señora Anahí.

—Creo que sé a dónde va esto —declara tranquilo Andrew —, pero adelante, sorpréndeme, por algo permaneces aquí, y no oí la palabra "amigo" en ningún momento.

Uh ya me descubrió.

—Bueno... —Suspiro —yo vine aquí para acompañar a Nina a decirles su dilema.

—Eso ya lo sabemos —acota cortante la mamá.

—Eh... sí, y quería aprovechar para contarles que no tengo malas intenciones con su hija, solo quiero cuidarla, por eso la ayudé.

—Sí, ¿y? —Sigue tajante la mujer de cabello azabache.

—Bueno, la verdad es que... hace dos meses...

—¿Dos meses? —presta más atención el padre.

—Sí, en ese tiempo, comenzamos a salir, como novios y...

—Dos meses —repite él y la madre frunce el ceño, el papá sonríe, poniendo su mano sobre la de ella, luego vuelve a mirarme —. Bueno, has demostrado que vienes con buenas intenciones, solo que hay un pequeño problema ¿Sabés hasta dónde puedes llegar con Nina, cierto? —habla indirectamente de sexo para que su hija no se dé cuenta —Es especial, y es muy importante que sepas que hay un límite, que no lo pases.

—Señor, yo... —Bajo la vista avergonzado.

—¿De qué están hablando? —pregunta mi novia curiosa.

—Nada, Nina —aclara la madre —. Ven, vamos a buscar el pastel.

—¡Sí! —expresa feliz y la sigue.

Me quedo a solas con el padre, que miedo, me da más escalofríos que cuando el hermano me mira mal.

—Señor Andrew, yo...

Me interrumpe otra vez.

—¿Quiero saber hasta dónde has llegado?

Me sonrojo.

—E... eso es intimidad de pareja.

—¿Hasta dónde? —insiste.

—Solo nos besamos —respondo rápido cuando me siento amenazado.

Sonríe.

—Bien, quédate ahí.

—Señor eh... sé que intenta proteger a su hija pero... no haré nada que ella no quiera.

—¿Cómo sabés cuando quiere y cuando no? —Alza una ceja.

—Pues le pregunto.

—Muy bien —me felicita —¿pero te aseguras de saber si le va a afectar lo que haces?

—¿Es una pregunta capciosa?

Suspira pesadamente.

—Solo quiero asegurarme que no le generes un trauma o algo así.

—Lo entiendo —Asiento —. Le juro que no haré nada que la lastime ni la asuste, ella estará a salvo conmigo, se lo prometo.

Hace un gesto de aprobación y me viene el alivio. Ya no me siento mala persona estando con Nina, luego de esta conversación. Me alegra haber comprobado mi valía.

Herencia Lovelace (R#12)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora