Mo Guan Shan llevaba horas recorriendo la ciudad. Ya era de noche, le dolían los pies y sentía los parpados pesados, pero no tenía pensado detenerse.
No quería llegar a casa y aguantar las interminables preguntas de su madre, quien estaba preocupada por el reciente aspecto cansado y depresivo de su hijo. Ese día no creía soportarlo, no teniendo tanto en mente.
-¡Cabeza roja, al fin te encontramos!- exclamó Jian Yi, mientras corrían hacia él.
-¿Acaso no ves tu teléfono?- preguntó Zheng Xi, con la respiración agitada.
-No...
-¡Sabemos dónde estará He Tian, pero debemos darnos prisa, tienen preparado una emboscada!- explicó el rubio, ansioso y preocupado.
Por primera vez, Mo los siguió sin protestar. No quería hacer preguntas que los retrasaran, tampoco le interesaba realmente si había sido She Li u otra persona quien dió la información, en ese momento sólo le importaba encontrar a He Tian.
Corrieron por aproximadamente veinte minutos, ya sin aliento y con necesidad de descanso. Al final llegaron al puerto, donde pudieron esconderse detrás de algunos contenedores convenientemente acomodados alrededor.
-¡Malditos psicópatas, lo matarán si siguen así!- escucharon cómo gritó He Cheng, y a los tres se les heló la piel.
Era mala señal, el sonido de los golpes y el constante sollozo de Cheng eran suficientes para saber que todo iba muy mal.
Zheng Xi tomó la iniciativa y levantó la cabeza, pudiendo ver esa horrible escena. Su estómago casi devuelve todo lo comido esa mañana, incluso tuvo que apoyarse en Jian Yi para no tambalearse.
-¿Qué demonios pasa?- preguntó el pelirrojo, impaciente.
-Los están matando, a todos ellos- murmuró cubriendo su boca.
Mo sintió el impulso de correr hacia allí y enfrentarse a cada uno de ellos, pero afortunadamente aún tenía la suficiente consciencia para saber que era una completa locura y un definitivo suicidio.
-Tengo una idea, y tal vez no sea muy buena, pero podría funcionar- dijo Jian Yi, al sacar su teléfono y buscar apresuradamente algo en la pantalla.
-Claro, la alarma de sirenas de policía- susurró el castaño, un poco más calmado.
-Es una pésima idea- Guan Shan negó con la cabeza. Le parecía que iba a arruinar todo.
-Bueno, no hay otra mejor.
-Yo llamaré a la policía real, con suerte llegará a tiempo- mencionó Zheng Xi, igualmente sacando su teléfono.
-No podemos sólo esperar...
-¡Alto, no, deténganse!- de pronto el grito desesperado de He Cheng los hizo asustarse, animando esta vez a los tres a levantar la cabeza y ver.
Uno de ellos tenía en brazos a He Tian, llevándolo lentamente hacia la orilla del puerto, incluso pasando desinteresadamente por los límites de advertencia. La intensión era obvia, la forma de matarlo sería ahogandolo.
No hubo tiempo de reaccionar, el hombre sólo soltó el cuerpo y dejó que cayera al agua. Por suerte, Mo era un gran nadador.
-¡Ahora, hazlo ahora!- gritó Zheng Xi, al ver como el pelirrojo salía del escondite y corría a toda velocidad hacia el grupo de hombres.
El rubio no vaciló y puso el sonido en su teléfono al más alto volumen, alertando a todos los presentes.
-¡Maldición, no esta noche!- exclamó el hombre calvo, dando el último puñetazo en el rostro ya adolorido de He Cheng.
-¡La policía ya viene, es mejor que escapen rápido!- dijo Zheng, poniendose con valentía en frente de ellos. Debía asegurarse de ser otra distracción, al menos hasta que sus dos amigos estuvieran a salvo.
Gracias a la conmoción y el alboroto por querer escapar, nadie fue capaz de ver cómo Mo Guan se escabullía entre esos grandes hombres. Se lanzó al agua sin pensarlo dos veces y nadó lo necesariamente profundo, pudiendo dar con He Tian.
Lo tomó de ambas mejillas y plantó sus labios en los de él, con la única intensión de ofrecerle un poco más de aire. Pero éste no reaccionaba, sus ojos no se abrían, y fue ahí cuando Mo en verdad entró en pánico.
Con todas sus fuerzas nadó hacia la superficie, llevando a Tian cómo pudo. Incluso se sorprendió a si mismo al sacarlo del agua sin ayuda alguna.
Los hombres corrían para huir, dejando de lado los cuerpos de los pobres guardaespaldas derrotados y a He Cheng, quien apenas fue capaz de levantarse del suelo y correr hacia su hermano menor.
-¿Tian respira?- le preguntó a Mo Guan, él asintió- Uff, gracias al cielo.
-Pero no despierta. ¿Qué le pasa?
-Claro, no después de tanto golpes y las horribles condiciones en las que se puso él mismo.
-¿Condiciones? No entiendo...
Pero no había tiempo para explicar, Jian Yi los apresuraba a salir de ahí lo más antes posible.
-Irán a mi casa, estarán a salvo- dijo el pelirrojo, decidido.
-Sí, y gracias por esto, ya sabes... por salvarlo- agradeció Cheng, mientras acariciaba el mojado cabello de He Tian.
-No lo iba a dejar morir de esa forma, él me importa.
«Bien, ahora incluso su hermano lo sabe. Tengo lengua floja, de eso me he dado cuenta, y debería arreglarlo, pero ahora lo único que quiero es salvar y proteger a He Tian. Cueste lo que cueste.»-Todos están en un alboroto, es nuestra oportunidad de escapar- dijo Zheng Xi, llegando hacia ellos para ayudar a llevar al pelinegro.
-Voy a por Qiu, no lo dejaré- murmuró He Cheng, buscando camino hacia su compañero en el suelo- Les confío a Tian, llévenselo y cuiden de él, iré detrás de ustedes.
-¡Rápido, tenemos que irnos antes de que se den cuenta del engaño, o que llegue la policía de verdad!-exclamó Jian Yi, también ayudando.
Así, entre los tres y sin casi demasiado esfuerzo, llevaron a He Tian hasta la casa de Mo, confiando ciegamente en que nadie los seguiría.
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Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.
FanfictionTodos conocemos el difícil carácter de Mo Guan Shan y la constante barrera que pone entre él y las personas que quieren ser sus amigos, pero... ¿Qué sucedería si comienza a ver a uno de ellos de manera diferente? He Tian había sido ese amigo no que...