20~ Lo que siento

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Mo Guan tomó asiento sobre la cama después de haber llevado los platos del almuerzo hacia la cocina. Al fin He Tian empezaba a comer y no le molestaba en lo absoluto tener que cocinar para él, de hecho se alegraba de hacerlo.

—¿Quieres hablar? Porque yo sí quiero— murmuró el pelinegro, acomodándose al otro lado del colchón.

—¿Y sobre qué cosa?— preguntó Mo, frunciendo el ceño y esperando alguna otra cosa obscena tan tipica de su amigo.

—De nosotros, lo que está pasando... ¿O es que ya lo tienes todo muy claro?

—Sé que te gusto, aunque no lo entiendo aún. ¿Qué más tengo que saber?

He Tian sonrió con cariño. Le parecía adorable que su pelirrojo tratara de evitar así el tema por estar avergonzado, pero estaba dispuesto a hablar y no dejaría pasar la oportunidad, no importaba lo mucho que amara molestar a Mo Guan Shan con eso.

—Te amo, mi montañita— susurró, viendo como el mencionado se volvía completamente rojo.

—Pensé... bueno, yo pensé que...

—Estoy enamorado de ti, y lo sabes desde hace mucho tiempo. ¿Cierto? Una vez te lo dije.

Mo asintió con vergüenza, no servía de nada negarlo.

—Amé cuando empezaste a ir a mi casa para cocinar, también cuando me cuidaste aquella noche con la pesadilla— dijo animadamente, con ambos ojos brillosos— Adoro que uses los aretes que te regalé, y que no me alejes incluso cuando sabes mis verdaderos sentimientos hacia ti.

—No veo porqué, no estás haciendo nada malo— respondió el menor, encogiéndose de hombros.

—Exacto, y gracias por entenderlo. También me encanta tu forma de ver las cosas, al igual que tu actitud ante el mundo. Eres una persona sincera, firme, apasionada, trabajadora, y cariñosa aunque no lo quieras demostrar.

—¿Hay alguna razón por la cuál me estés diciendo todo esto ahora?

—Quiero que sepas lo mucho que me importas, y que veas que mi amor hacia ti es verdadero.

—Eres muy tonto. ¿Los sabías?— sonrió Mo, feliz por lo que acababa de escuchar. Ni siquiera se molestaría en pensar en ello, ya no le preocupaba poner la misma resistencia de antes.

—Bueno, en realidad...—continuó He Tian— Dejaste que te besara, y te has comportado diferente conmigo desde que volví. ¿Hay algún motivo para esto? Sólo quiero averiguarlo.

Claro que se trataba de eso. Tian sólo intentaba bajarle la guardia y así preguntar cosas que no quería responder. Bien jugado.

—Tal vez es lástima— respondió Guan Shan, desviando la mirada.

—No es propio de ti, sé que no harías esto ni porque te sintieras mal por mí.

—Entonces no estoy seguro...

—Yo digo que es porque al fin te diste cuenta de lo mucho que me quieres. Yo te gusto. ¿No es cierto?

El pelirrojo tosió al tragar mal su propia saliva. Bueno, en algún momento tenía que decirselo, pero de igual forma no estaba preparado para expresarlo de ese modo tan directo.

—Supongo que me gustan... tus ojos— murmuró, sintiendo sus mejillas arder.

—¿Sólo eso?

—Y tu sonrisa, sí.

—¿Algo más?— preguntó He Tian, acercándose lento y con cautelo.

—Tu cabello.

—¿Qué dices de mi cuerpo?

—También, aunque ahora no estés en tu mejor momento.

—Eso es verdad, pero aún te gusto así. ¿Cierto? Quiero que me toques, pequeño Mo.

Al fin estuvo frente a los labios del menor, donde no dudó para comenzar un apasionado beso.

Fue tomado un poco por sorpresa, pero Mo Guan no retrocedió, en su lugar hizo lo que se le ordenó y pasó ambas manos por la cintura del pelinegro.

Sentían un escalofrío que les recorría la espalda, al igual que ese molesto hormigueo en el estómago. Los dos, por más orgullosos que fueran, se estaban dejando llevar por la emoción.

Al separarse y dejar un delgado hilo de saliva conectando aún ambos labios, He Tian sonrió con alegría y alivio.

—Sí te gusto, eso me hace feliz— susurró, mostrando sinceridad— Aunque todavía no entiendo algo...

—¿Qué cosa?— preguntó Mo, envuelto en un sentimiento nunca antes visto. «Maldición, en verdad lo amo, y estoy perdiendo la cabeza por él. Necesito controlarme, no puedo dejar que tenga tanto poder sobre mí, aunque... Es asombroso, se siente muy bien».

—¿Qué hiciste con la pulsera que te di antes de irme? Fue un regalo que hice yo mismo, me dolería si la perdiste o algo peor— expresó He Tian, tomando a la vez entre sus manos la delgada muñeca del contrario.

—¡Claro, la olvidé, está justo...!— fue interrumpido por otro beso, uno más largo e intenso.

—Está bien, mi dulce Mo, confío en ti y sé que no eres tan rudo y malo como aparentas— murmuró sobre su boca, haciéndolo estremecer.

Después He Tian lo abrazó, rodendole el torso con esos brazos reconfortantes y protectores. Se sentía bien, sorprendentemente genial.

—Te amo, gracias por todo lo que has hecho por mí— dijo ocultando su rostro en el cuello de Guan Shan.

—Gracias a ti por seguir vivo, a mi lado— susurró éste, abrazándolo también— Y gracias por amarme.

Esa misma noche, mientras He Tian dormía plácidamente sobre su pecho, Mo Guan estiró el brazo para alcanzar el cajón de la mesita al lado de la cama, desde donde sacó la pulsera de cuentas azules.

La levantó frente a sus ojos, tratando de verla con más detalle en la escasa luz de la habitación. ¿En verdad la había hecho Tian? De pronto le parecía más hermosa.

Se la colocó en la muñeca, justo donde He Tian la había dejado la primera vez. Era su regalo, un tesoro, un recuerdo... Le gustaba, por cómo se veía y por lo que significaba. Ya no tenía razones para guardarla en ese viejo mueble, ahora la mantendría por siempre con él, así como a ese tonto pelinegro que tanto adoraba.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora