Ya se había hecho de noche cuando Mo Guan corría lo más veloz que su tobillo le permitía. El dolor no iba a evitar que llegara a casa, pero sí hacía que fuera imposible escabullirse de su perseguidor.
Por suerte para él, las calles se llenaban de nuevo de personas después de la fuerte lluvia, lo que obligó a She Li ocultarse por miedo a ser visto.
Ya nadie lo seguía, pero prefirió no detenerse hasta estar a salvo.En cuanto llegó a su hogar y cerró la puerta de un golpe, se dejó caer al suelo y empezó a hiperventilarse, alarmando a He Tian, quien se encontraba en la cocina.
Shan respiraba con mucha fuerza, causando molestia en sus propios pulmones. Odiaba sentir ese miedo a ser atrapado, y su cuerpo no se compondría tan fácilmente después de tan horrible experiencia.
De rodillas justo frente a la puerta, con la cabeza dándole vueltas y su corazón palpitando peligrosamente rápido, levantó la mirada para ver a su novio y pedirle de alguna forma ayuda, pues sabía que no podía por sí mismo.
Éste, sin decir palabra alguna, corrió hacia él y lo ayudó a levantarse con cuidado, luego lo llevó al sofá y lo sentó. Ahí se quedó a su lado mientras recuperaba el aliento, con una mano sobre su espalda y una expresión preocupada.
Era interesante ver cómo ambos conocían tanto al otro, que en momentos así ya sabían cómo debía actuar cada uno. No se trataba sólo de consolar y mantener la calma, sino también de mostrar protección y entendimiento. Esto es algo que el pelirrojo en verdad apreció en ese momento, cuando su compañero le hizo sentir que estaba en un lugar seguro.
—She Li me encontró— susurró Mo de repente, con la cabeza gacha.
El pelinegro apretó los dientes, tratando de no alterarse. Debía escuchar primero.
—¿Te hizo daño?
—Sí. Sería raro si no lo hiciera. ¿Cierto?
Tian suspiró. No estaba de humor para bromas ni sarcasmos, no cuando pasaba algo tan grave.
—¿Qué sucedió?— preguntó con seriedad.
—Habló sobre un plan; quiere ponerles una trampa a esos mafiosos mientras que nosotros vamos con la policía, esto con la información que él robó.
—¿Entonces está de nuestro lado?
—No lo creo, y después de lo de hoy no sé si nos dará la USB donde tiene todo.
Entonces He Tian bajó la mirada decepcionado, sintiendo cómo las pocas esperanzas se desvanecían, pero de pronto se percató de los grandes moretones que comenzaban a formarse en el cuello de su novio.
—¡¿Intentó ahorcarte?!— exclamó alterado, llevando rápidamente su mano a la zona afectada.
—Casi... bueno, estuvo a punto de lograrlo.
El ojigris le palpó la piel del cuello, causándole una pequeña mueca de dolor. Rápidamente alejó las manos.
—No soy muy bueno en esto. ¿Qué debería hacer para que te sientas mejor?
—Algo de hielo estará bien, y un par de analgésicos.
—¡Iré a buscarlos!— hizo intentó de levantarse, pero el pelirrojo lo sujetó de la camisa— ¿Qué ocurre?
—Nada, sólo... gracias— dijo éste, sonriendo con calidez.
—Siempre que lo necesites. ¿Recuerdas? Estamos para el otro.
Dicho esto, le acarició el cabello antes de correr hacia el refrigerador, desde donde sacó un par de bolsas de hielo. Después fue al baño para conseguir la medicina.
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Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.
أدب الهواةTodos conocemos el difícil carácter de Mo Guan Shan y la constante barrera que pone entre él y las personas que quieren ser sus amigos, pero... ¿Qué sucedería si comienza a ver a uno de ellos de manera diferente? He Tian había sido ese amigo no que...