18~ Te necesito

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Casi las cinco de la mañana y He Tian seguía sin dormir. Estar acurrucado en el pecho de Mo le era de ayuda, pero la pesadilla anterior lo había traumatizado bastante.

El silencio de la noche dió pasó a pensamientos indeseables. En su cabeza no dejaba de aparecer He Cheng, culpandolo una y otra vez por su muerte.

¿Su hermano en realidad estaba muerto? Era lo más probable, y se odiaba a sí mismo por no haber podido hacer nada para evitarlo.

Recordaba todos aquellos momentos que había pasado con él: Cuando era niño y se metió en problemas por salvar a aquel cachorro, o cuando quiso huir y He Cheng no dejó de buscarlo hasta el cansancio. Siempre había estado ahí para él, es una pena que hasta ahora se diera cuenta.

Era algo inevitable, la culpa de todo lo tenía su padre. «Se supone que yo debía ser diferente, en verdad quería cambiar las cosas. Perdón Cheng, no pude hacer nada para liberarte de esta maldición que nos tocó. He fallado, les he fallado a todos.»

Empezó a sollozar. No era la primera vez que lo hacía, aunque si la primera en compañía. Claro, deseaba con todas sus fuerzas que su pelirrojo estuviera profundamente dormido, no quería pasar por otra humillación frente a él.

Los recuerdos pasaron lentos por su cabeza, uno detrás de otro y cada vez más dolorosos. El pecho le apretaba, la respiración le fallaba, y su ansiedad aumentaba.

Aquellas últimas palabras hacían eco en su mente: "Adiós, hermanito". Jamás olvidaría esa expresión de profunda tristeza y soledad con la que se despidió He Cheng.

Sentía lágrimas bajar por sus mejillas, llegando a mojar la almohada y un poco la camisa de Mo Guan. Ya le dolían los ojos y la garganta, pero trataba de seguir igual de silencioso, aunque ya no era necesario.

Abrazó más el cuerpo del menor, esperando consuelo desesperadamente. Ya no le importaba si éste despertaba y lo veía en ese estado, pedía palabras que lo calmaran.

-¿Qué demonios crees que haces?- preguntó Mo aún adormilado, queriendo apartarse sin éxito.

-Te necesito- susurró He Tian, cubriendo su cara en el pecho del contrario.

Era una situación muy vergonzosa, pero se tragaría el orgullo esa noche.

-¿Estás... acaso estás llorando?

-No lo sé, puede que así sea.

Mo Guan entendió rápidamente la situación: su amigo requería de todo el apoyo posible, y él era el único que podía dárselo.

-¿Qué soñaste esta vez?- preguntó con tono empático. Mostraba preocupación, lo que hizo relajar al pelinegro.

-No he dormido, fueron recuerdos de mi hermano.

-En verdad te importaba él... ¿Quieres contarme un poco?- dijo acariciando su cabello, en un intento de consolarlo.

-No realmente, prefiero ignorar el pasado con él, así es menos doloroso.

-Lo que decidas hacer está bien, siempre que te haga sentir mejor.

Una pequeña sonrisa incrédula apareció en los maltratados labios de He Tian, quien se enderezó para estar a la altura de su pelirrojo. Necesitaba verle a la cara, quería mantener su mirada fija en esos encantadores ojos.

-¿Tú crees que es mi culpa lo que le sucedió?- murmuró con la voz entrecortada- Desde un principio se hizo responsable por el problema de nuestro padre porque me estaban amenazando, y luego se sacrificó también por mí... ¿Crees que soy el responsable de todo?

-Él te amaba, es obvio que iba a hacer ese tipo de cosas, y no deberíamos culpar a nadie por sus decisiones.

-Pero yo fui quien...

-Ninguno de los dos tiene la culpa de tener un padre tan horrible, por lo que si hay alguien a quien culpar es a él, no a ustedes. ¿Entiendes eso?

Mo lo miró con preocupación, odiaba que He Tian pensara de ese modo sobre sí mismo. No le gustaba ver cómo las personas se menospreciaban y llegaban a niveles peligrosos de depresión, y no iba a permitir que la persona a su lado hiciera lo mismo.

-Tienes razón, gracias por saber siempre qué decir.

-Tienes esa impresión sólo porque te gusto- mencionó el pelirrojo, con una sonrisa irónica.

-Puede que sea eso, pero en verdad me ayudas, así que gracias.

Instintivamente la mano de Mo Guan pasó por la mejilla del ojigris, limpiando las lágrimas que aún caían con suavidad. Amaba sentir su piel, tocarlo de ese modo tan dulce era un lujo que hasta ese momento empezaba a darse, y en verdad lo disfrutaba.

-¿Mo...?

-¿Qué pasa?

-¿Estás fingiendo ahora mismo?

La pregunta, al contrario de lo que esperaba, no lo sorprendió. Se sintió de repente más consciente de sus acciones, pero no lo suficiente para avergonzarse.

-No, jamás fingiría esto- susurró con seriedad, He Tian lo miró con ojos curiosos.

-¿Entonces puedo pensar en esto cómo lo que parece ser?

-¿Y qué te parece que es?

-Que en realidad no me odias, sino todo lo contrario.

-Idiota...

Una sonrisa juguetona se mostró en los delgados labios de Mo Guan. Extrañamente se sentía feliz, estaba cómodo al lado del pelinegro sin importar lo que éste dijera.

De pronto se acercaron más entre sí, llegando a sentir el aliento del otro. He Tian tenía el presentimiento de que algo importante estaba por pasar, pero... ¿Y si se equivocaba y hacía algo que gane el desprecio del pelirrojo? Tenía miedo, se sentía muy inseguro.

-¿Puedo... yo podría besarte?- preguntó con voz temblorosa, lo que le hizo gracia a Guan Shan.

-¿Desde cuándo tienes tan poca confianza en ti mismo?

-Desde que se trata de ti, siempre ha sido así.

-Bien, pedazo de idiota, puedes besarme.

Los hinchados ojos de Tian se iluminaron como nunca antes, emocionado por el derecho recién otorgado.

Inclinó la cabeza con vacilación, como si todo fuera un sueño del que temía despertar en cualquier momento. Su boca se detuvo a muy poca distancia de la de Mo.

-¿Y bien? No me digas... ¿Ahora te estás arrepintiendo?- habló el pelirrojo, con el rostro enrojecido.

-No, sólo quiero atesorar este grandioso momento.

Puso una mano en la mejilla de Mo Guan, con tanta delicadeza como si se tratase de cristal. Y, tan pronto como exhaló profundo, dió el esperado beso.

Fue irónico, el dolor en sus labios rotos se hizo casi insoportable, pero aún así no iba a permitirse dejar eso. Incluso sintió el estómago cosquillear, como si se tratase de una tonta película romántica adolescente.

El menor mantuvo los ojos cerrados, lleno de paz y pasión. De pronto abrió la boca, permitiendo acceso a la lengua de He Tian, la cual no se contuvo ni un poco.

-Mgh, tienes sabor a sangre- se quejó, al percatarse de ese desagradable paladar.

-Creo que me he abierto las heridas del labio, no es nada.

-¿No es nada? ¡Tienes que tener cuidado, podría empeorar!

Mo interrumpió el beso y lo miró a los ojos, tratando de que entendiera sus sentimientos. He Tian sólo sonrió con orgullo.

-Bien, me cuidaré más ahora que sé lo mucho que te gusto, mi montañita. Gracias por aceptarme esta noche, ahora volvamos a dormir.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora