Mo sacudía sin parar los hombros de He Tian, esperando desesperadamente por una respuesta.
—¡He Tian, por favor despierta, no bromees así, esto es de mal gusto. Tienes que reaccionar, maldición!
Todo había comenzado siendo casi las dos de la mañana. Guan Shan dormía tranquilamente en una cama improvisada de sábanas y almohadas que hizo en el suelo de su habitación. Lo despertó el constante jadeo de su amigo, quien además se quejaba y murmuraba en sueños.
Se levantó perezosamente para asegurarse de que el pelinegro estuviera bien, después de todo se había quedado ahí sólo por esa razón.
He Tian sudaba y apretaba con fuerza los parpados. Su cuerpo temblaba, y sus aún heridos labios empezaban a sangrar otra vez por contantes mordidas.
Mo trató de despertarlo con insistencia, pero nada funcionaba. Se preocupaba de que fuera algo grave, y que él no podía hacer nada para ayudar.
—¡Despierta, no me hagas esto! Mierda, He Tian... ¡Necesito que estés bien, por favor resiste!
Estaba pasando de nuevo, el recuerdo de aquel día se presentó en su cabeza. Sí, Tian tenía horribles pesadillas todo el tiempo, tan malas que lo ponían de esa manera tan lamentable. La primera vez que lo había visto así fue en su propia cama, justo como ahora, pero no recordaba con presición lo que tuvo que hacer para despertarlo.
—Por favor, no me dejes...
Por supuesto que tenía miedo de perderlo, He Tian estaba muy mal herido y débil, esto sólo empeoraba las cosas. Podría incluso morir.
No se le ocurrió otra cosa más que abrazarlo. Lo agarró entre sus brazos y con cuidado lo apretó contra su cuerpo. Se sentía demasiado caliente, la ropa se le pegaba a la piel debido al sudor.
—Despierta, tú puedes, por favor hazlo por mí— le susurró al oído, con la pequeña esperanza de ser escuchado.
De pronto, He Tian jadeó con fuerza y tosió un par de veces, dando pasó a un suspiro de alivo por parte del pelirrojo.
—Mo Guan... ¿Qué haces?— preguntó el pelinegro, al ver que no era soltado por el contrario.
—Dios, estaba tan preocupado. ¿Qué diablos te estaba pasando?
—Una pesadilla.
—¡No sólo fue eso!— exclamó al alejarse, necesitaba ver esos ojos grises que tanto le gustaban— ¡No despertabas, murmurabas cosas y temblabas! ¿Qué soñaste?
—Contigo, soñé contigo.
—¿Entonces por qué...?
—Fue esa noche, cuando no pude protegerte de los golpes. Vi cómo moriste y aún hablabas conmigo, pero... decías cosas, tratabas de hacerme sentir culpable.
—Yo nunca...
—Fue sólo un sueño, pequeño Mo, no te preocupes por eso.
La mano de He Tian pasó con delicadeza por la mejilla del pelirrojo. Quería mostrarle una sonrisa para decirle que todo estaba bien, pero le fue imposible.
—Tienes fiebre, idiota— susurró Guan Shan, apartando la mano de su cara— Debe ser por la falta de antibióticos. ¿Ves los problemas que causas?
Claro, había sido un sueño producto de su cabeza, pero esas palabras eran las mismas. Causaba problemas a su montañita, y eso no le gustaba.
—Vuelve a dormir, perdón por hacer tanto ruido— se disculpó al encogerse de hombros.
—No te dejaré así, voy a encargarme de esto.
Mo Guan se levantó y buscó el botiquín, desde donde sacó una pequeña botella de medicina.
—Bebe un poco de esto mientras voy a por algunas toallas húmedas.
—No tienes que hacer esto, en serio estoy bien.
—Deja de ser tan terco y coopera, no quiero que sufras de esa manera.
La mirada del más bajo se veía sincera e incluso esperanzadora, pero su ceño fruncido le seguía dando la impresión de molestia.
—Pequeño Mo... ¿Por qué te preocupa lo que me pase? Te recordaba diferente.
—Tú siempre me proteges, y me has ayudado mucho, tengo que hacer lo mismo. ¿Por qué no me dejas?
—Por esa razón. Tú lo haces porque sientes que me lo debes, no porque realmente quieras.
¿Era eso verdad? Por supuesto que no, Mo Guan Shan cuidaba de él por el simple hecho de que en verdad le importaba. Quería que He Tian estuviera bien, que se recuperara pronto y que volviera a ser el mismo de antes. No soportaba verlo en ese estado, le dolía el corazón.
—Escucha... hago esto porque siento que es lo correcto, es todo.
—Sí, siempre es así— susurró Tian, con una sonrisa triste en el rostro.
El menor suspiró con pesadez, cansado de la conversación. Sin decir más se levantó y fue en busca de una toalla húmeda, que puso sobre la frente del pelinegro.
—Gracias, pequeño Mo— agradeció éste, cerrando los ojos para tratar de volver a domir. No sabía si lo lograría, pero al menos iba a probar.
—No estás bien, He Tian— murmuró Guan Shan, pasando inconscientemente la mano por el cabello del mencionado.
—Sé que no lo estoy, pero ahora descansa y deja de preocuparte tanto por mí.
—No me iré a ninguna parte, tampoco dormiré hasta que lo hagas tú.
Esas palabras lo sorprendieron. ¿Era en realidad su pelirrojo quien hablaba? No podía creerlo.
Sin vacilar, Mo se acomodó al lado de He Tian. Quedaban estrechos en la cama, pero a ninguno le importó demasiado.
—¿Qué haces? No esperaba nada de esto— dijo el ojigris, con tono juguetón.
—Callate, no quiero que hables.
Mo Guan se puso cara a cara con Tian, dirigiéndole una mirada complice. Se entendía perfectamente, era un momento que no debía arruinarse con palabras.
He Tian sonrió aliviado y feliz, en realidad le encantaba ese lado nuevo que estaba conociendo de su enamorado. Y, sin pensarlo dos veces, ocultó su rostro en el pecho de Mo, rodeando a la vez su cuerpo en un dulce abrazo.
—Gracias— susurró con una gran sonrisa en los labios.
—Lo hago porque quiero, no porque crea que estoy obligado— dijo Guan Shan, acariciandole la espalda.
Se sentía bien estar en esa posición con He Tian. Calientes, cómodos, felices... Una nueva sensación de seguridad y amor que le emocionaba. «Sé que sufres, por eso quiero ser el que te cure en lo físico y emocional. Te protegeré siempre, Tian, y no dejaré que te pase nada. Lo prometo.»
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Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.
FanficTodos conocemos el difícil carácter de Mo Guan Shan y la constante barrera que pone entre él y las personas que quieren ser sus amigos, pero... ¿Qué sucedería si comienza a ver a uno de ellos de manera diferente? He Tian había sido ese amigo no que...