57~ Vencidos

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—¡¿Cómo pudiste dejar que se fuera solo?!— gritaba He Tian al terminar de vestirse, aún con el cabello húmedo y las manos temblorosas.

Todo estaba yendo mal, terriblemente mal. ¿Acaso no podían tener un mínimo momento en paz?

—¿Crees que podía detenerlo en mi estado actual?— se defendió She Li, quien era atendido rápidamente por el pelirrojo.

Un simple vendaje alrededor de sus costillas sería suficiente para detener la sangre que seguía saliendo de su herida, pues no había tiempo para volver a suturar.

Tian lo miró por algunos segundos, admirando a esa persona que tanto despreciaba culpable de otra desgracia más en su vida. ¿Perdería también a Jian Yi?

—Maldición, necesitamos encontrarlo antes de que...— calló y sacudió la cabeza, dejando que pequeñas gotas de agua salieran de su negro y brillante cabello hacia el suelo. No quería imaginar una mala escena antes de que sucediera.

¿Realmente pensaba que Jian Yi sería tan estúpido como para ir solo a la trampa del lobo? Imposible, su amigo no era tan impulsivo. ¿Cierto? Pero todo apuntaba a que así fue.

—¿Llamamos a la policía?— preguntó Mo, también preparandose para salir.

—Ellos no harán nada contra el americano, tienen miedo— explicó el peligris, con la mirada baja.

—Entonces debemos ser nosotros los que hagamos algo al respecto— dijo He Tian, con firmeza y decisión.

Guan Shan asintió y se dirigió a la puerta, abriéndola de golpe y saliendo al pasillo. Éste jamás se había sentido antes tan vulnerable ante tal situación, y el resfriado no ayudaba en nada, de hecho empeoraba todo.

—Tú te quedarás aquí, si algo sale mal ya sabes lo que tienes que hacer— se dirigió el pelinegro a su compañero aún sentado en la cama.

—Oh, pero quisiera ayudar a buscarlo.

—Definitivamente no, eres nuestra última oportunidad, además sigues herido. ¿Lo entiendes?

She Li vaciló un momento antes de suspirar y aceptar. Era cierto que aunque las cosas se pusieran dificiles, el plan debía continuar.

Luego de obtener confirmación, Tian corrió fuera del apartamento, dejando un vacío silencioso y solitario. Otra vez el peligris había quedado sin compañia y con un sentimiento perdido que no le gustaba para nada. ¿En serio esperaban que no se volviera loco de esa forma?

Entonces se levantó de la cama y caminó lentamente hacia la cocina, donde estaba su teléfono cargando. Lo agarró dudoso y marcó un par de números que se sabía de memoria, después esperó a que sonara tres veces antes de ponérselo en el oído.

—¿Hola? Necesitamos vernos— susurró aunque nadie más lo escuchara alrededor.

No hubo respuesta, y esto sólo logró ponerlo más nervioso. Pero del otro lado de la línea se lograba percibir una leve respiración, lo que le indicó que esa persona estaba ahí atento a él.

—Por favor, no le hagan daño a ninguno de ellos, son amigos— suplicó llevándose la mano a la boca para morderse con fuerza el dorso de esta. Cualquiera notaría su ansiedad.

—Tengo bajo mira al rubio.

She Li pegó un pequeño salto al escuchar esa dulce y engañosa voz que le respondió. De alguna forma se alegraba no ser ignorado, pero por otro lado le asustaba no serlo.

—Ellos lo están buscando, no se acerquen cuando los vean— dijo con un enorme nudo en la garganta. Era absurdo tratar de pedirles algo a esos mafiosos, pero debía al menos intentar.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora