34~ Débil

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Mo Guan Shan, He Tian y Qiu se encontraban muy temprano en la mañana frente al edificio, ese donde se hallaba el departamento del pelinegro, quien por alguna razón se sentía nervioso.

Entraron en silencio, esperando encontrarse con algo o incluso con alguien no deseado. Pero por suerte para ellos, no fue así.

—Se ve tan... abandonado— comentó el pelirrojo, mirando alrededor apenas había pasado a través de la puerta.

Qiu se apresuró a revisar las habitaciones y cocina, preparado para cualquier sorpresa. Todo estaba vacío.

—Parece que no hay peligro, los esperaré afuera— dijo, caminando hacia la salida— si necesitan algo o hay algún problema, llamenme de inmediato.

—De hecho... —habló Tian, poniéndole una mano sobre el hombro— Nos quedaremos toda la noche, así que no será necesario que permanezcas en guardia, puedes regresar ya.

Mo lo miró con duda. ¿Cuándo había aceptado él quedarse tanto tiempo ahí? Por no reclamó, no tenía ganas de hacerlo.

—Insisto, debo vigilar por si alguien...

—Nada pasará, no saben que estoy aquí.

—¿Estás seguro?— preguntó el peliblanco, con preocupación en el rostro.

Era comprensible. Había perdido a He Cheng, y aún seguía su promesa de proteger al hermano menor. Era su trabajo, su deber, su deseo... Cheng fue una perdida dolorosa, y no se permitiría cometer el mismo error dos veces.

—Estamos seguros— respondió Guan Shan, decidido a seguirle la corriente a su pareja.

Entonces Qiu sacó su teléfono del bolsillo y lo mostró en alto, bajo la atenta mirada de los dos jóvenes.

—De acuerdo, pero mantendré esto en mi mano todo el tiempo. ¿Juran llamarme si algo malo pasa?

—Sí— dijeron al unísono.

—Bien, entonces supongo que me voy.

¿Era buena idea considerando lo que pasaba? Un mafioso asesino, un chico tras su presa, y su jefe que no aparecía aún. Todo era un caos, y sin embargo sabía que no podía estresar más a esa jóven pareja, la tarea iba para mayores. Por lo que, sin mucha gana, decidió dejarlos.

En cuanto Qiu se marchó, He Tian se acercó tímidamente a su novio para abrazarlo por la espalda.

—¿Qué estás tramando?— preguntó éste, mirándolo de reojo.

—Sólo quiero un tiempo a solas contigo, como lo hacíamos antes aquí mismo. ¿Recuerdas?

—Claro, pero... ¿Toda la noche?

—¿No te apetece?

—No lo entiendo. ¿Algo está mal? Es que me parece jodidamente raro.

El más alto le dió un dulce beso en la cabeza antes de ponerse frente a él, así mirándolo a los ojos.

—En tu casa estamos bien, pero nunca he podido sentir ese lugar como propio. ¿Podríamos quedarnos aquí una única vez? Es mi espacio, o al menos lo era, y quiero despedirme oficialmente de él.

—No te vas a deprimir de nuevo ni comenzarás a actuar distante. ¿Cierto?

Tian sonrió, causando la misma reacción en Mo Guan, quien entendía su preocupación y estaba dispuesto a apoyarlo en todo lo necesario, pero esto no evitaba que se preocupara por ese tonto pelinegro.

—Entonces, si nos vamos a quedar tanto tiempo, deberíamos pensar en la comida y...

—Lo tengo resuelto— respondió He Tian, acercandose a su mochila en el suelo— Sabía que aceptarías quedarte, por lo que traje algunos fideos instantáneos. ¿De qué sabor te gusta? Tengo muchas opciones.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora