13~ No es por mí

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He Cheng tomó asiento en el borde de la cama, mientras su hermano hacía el mayor esfuerzo para incorporarse.

—¿Cómo te sientes?

—Jamás había sentido un dolor tan horrible. ¿Es la respuesta que esperas? ¡Agh, en serio duele mucho!

Eso no estaba bien, He Tian no era de las personas que se quejaban por cosas así. Es obvio que la pasaba mal, y lo peor era que ninguno ahí podía hacer algo por él.

—¿Cómo está Qiu? Salió herido sólo para protegerte, debes sentirte culpable— y ahí estaba otra vez sus constantes provocaciones.

—Él está bien, aunque no puede pelear ahora.

—Uff, debe sentirse terrible que la persona que más aprecias se lastime de esa manera por ti. ¿No es cierto?

—¿Lo dices por él, o por ti?

—Supongo que por ambos, sí.

Cheng suspiró agotado. ¿Cómo le iba a decir toda la verdad, cuando mantenía esa actitud reprochable hacia él? Le era difícil tan sólo abrir la boca y hablar.

—¿Cómo es que ellos nos encontraron? No tiene sentido... —preguntó el menor, con aire pensativo.

—¿Hablas de tus amigos? Ni yo lo sé, pero gracias a eso seguimos vivos.

—Tal vez después de esto cambies de idea hacia mi pelirrojo. ¿Qué te parece ahora?

—Creo que es un buen chico, es algo... divertido.

He Tian mostró una sonrisa orgullosa, estaba más que feliz de que al fin aceptaran a su montañita.

—Pero ya sabes, nosotros nunca debemos encariñarnos con otras personas— dijo el mayor, en modo de advertencia— Nunca se sabe en que problemas podríamos involucrarlos.

—Yo puedo protegerlo.

—No puedes, ni siquiera alguien como yo pudo hacerlo— murmuró mirandolo con preocupación y arrepentimiento. Se sentía culpable, y eso se notaba a simple vista.

—Lo solucionaré, encontraré la manera de estar con él, en serio.

Cheng se rascó la cabeza, mostrando frustación. Bien, estaba perdiendo mucho tiempo y aún tenía cosas de las que encargarse, debía apresurar la charla.

—Escucha... esperé a que despertaras para poder despedirme apropiadamente, además de contarte toda la verdad. ¿Podrías callarte un momento y prestarme atención?

—¿Directo al punto, eh? Está bien, quiero saber lo que tienes que decir.

El más alto se puso de pie y empezó a caminar de un lado a otro dentro de la pequeña habitación, bajo la paciente mirada de su hermano.

—Imagino que escuchaste todo de lo que habló el hombre que nos atacó. ¿No es cierto? Sobre su hija, el asesinato...

—Así es. Lo recuerdo vagamente, pero sí.

—Nuestro padre fue quien lo hizo, yo no tuve nada que ver.

Tian mantuvo la respiración, expectante ante la noticia. No era una gran sorpresa para él, pero si algo un poco inesperado.

—¿Entonces por qué ellos querían matarte a ti?— preguntó curioso.

—Padre me obligó a llevar toda la culpa, tuve que actuar como si yo lo hubiese hecho, y eso te puso en peligro a ti también, así que... Lo siento, de verdad que sí.

—No, espera... ¿Estás diciendo que él se liberó de la culpa sin importarle lo que pasara contigo? ¡Ese idiota!

He Tian intentó levantarse, pero su hermano lo sostuvo prohibiendole el movimiento.

—Cálmate, ese es mi trabajo, era eso o... Ya sabes que nunca se ha molestado en cuidarte, y me amenazó contigo.

—¡Es injusto, debes vengarte, él merece algo peor de lo que te ha hecho!

—Lo sé, pero ya no puedo hacer mucho por mí. Mira, ellos piensan que estás muerto, nuestro padre también lo cree, así que tú te quedarás aquí hasta que sea completamente seguro para todos. ¿Entendido?

Caminó hacia la puerta, pero el agarré del menor lo detuvo. Sostenía su muñeca con increíble fuerza.

—¿En serio piensas entregarte a ellos? Podemos pensar en otra cosa.

—No, es la única forma. Si me matan, terminarán con esto y padre ya no se molestará más con nosotros.

—¡No me importa ese jodido psicópata, lo único que quiero es que sigamos ambos vivos!

Esa era una nueva faceta de He Tian, una en la que mostraba al fin sincera preocupación por su hermano mayor, ese que lo había cuidado y protegido desde pequeño, la única persona de la que había recibido amor.

—Lo que yo quiero es que seas feliz y libre, Tian, y esto es lo que debo hacer para lograrlo, así que por favor entiéndelo.

He Cheng se soltó del agarre y salió apresuradamente de la habitación, pero su pequeño pariente no iba a dejar las cosas ahí, no era su estilo ni siquiera en las condiciones lamentables en las que se encontraba.

Con mucho esfuerzo, He Tian se levantó de la cama y corrió hacia su hermano, quien estaba a punto de salir por la puerta del frente, donde lo esperaba su compañero peliblanco. Pero antes de llegar a tocarlo, Mo Guan Shan se interpuso entre ambos, recibiendo así el violento choque que provocó el impulso que llevaba el ojigris.

—¡¿Qué demonios haces de pie?!— lo regañó con enojo, pero Tian no tenía fuerzas para responder.

—Por favor, no dejes que se vaya sin mí— susurró agitado y tembloroso, próximo al colapso.

Mo volteó para ver a He Cheng, quien mantenía una mirada llena de preocupación y tristeza, ya con la mano sobre el pomo de la puerta.

—Cuídalo, es lo único que puedo pedirte —dijo con un notable nudo en la garganta.

—¡Un momento, claro que no! ¿Qué le dijiste para que esté así de alterado?

—¡Se va a ir, morirá si sale de aquí!— gritó He Tian, cayendo poco a poco entre los brazos del pelirrojo.

—Adiós, hermanito— susurró Cheng, más para si mismo que para el mencionado.

Y así, sin mirar atrás, salió por la puerta junto a Qiu. Esa fue, sin oportunidad de haberlo cambiado, la última vez que He Cheng fue visto.

—Debo ir con él, no lo dejaré solo en esto, es todo culpa de padre— murmuraba Tian, tratando de soltarse del agarré de Mo Guan.

—No irás a ninguna parte, te quedarás aquí a salvo.

—¡Es que no lo entiendes!

—Lo entiendo mejor de lo que crees, pero no permitiré que te pase algo más, incluso podrían matarte.

—Eso ya no importa.

El cuerpo del mayor cayó sobre Mo, quien lo rodeó con los brazos para sostenerlo con fuerza.

Al pelirrojo le dolía ver a He Tian de ese modo, era la primera vez que se mostraba tan vulnerable y decaído. «Yo cuidaré de ti como lo has hecho conmigo antes, te lo mereces. Además, he aceptado lo que siento, y no dejaré que te alejes de mí ahora».

—¿Cómo puedes decir eso? Tu vida importa, idiota, así que deja de menospreciarte— dijo frustrado.

—Él es el único que... se preocupa por mí— susurró He Tian, con ambos ojos cerrados y la cabeza sobre el hombro de Mo.

—Eso no es cierto. Vamos, regresa a la cama y come lo que te he preparado, te hará sentir mejor.

Con resignación obedeció, aceptando la idea de ya nunca volvería a ver a su hermano. Era inevitable y un hecho, pero su corazón no podía doler menos.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora