19~ Amamos

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El sol iba apenas saliendo cuando los ojos de He Tian se abrieron. Le dolían, estaban hinchados y rojos después de tanto llorar, pero al fin se sentía desahogado.

Miró a la persona a su lado y sintió el corazón acelerarse. ¿No era un sueño, cierto? El beso fue real, los sentimientos fueron reales.

Con una inconsciente sonrisa en el rostro acarició con dulzura la mejilla de Mo Guan, admirando a su vez la gran belleza que estaba permitido a ver.

—Te amo, mi montañita— susurró con felicidad.

Pasó la mano por ese suave cabello anaranjado que tanto adoraba, dejando salir el mejor aroma que alguna vez llenó su nariz: el olor de Mo Guan Shan.

La palida piel, un cuerpo atractivo digno de modelo, esas manos delgadas y grandes, rostro perfecto... Le encantaba, amaba todo de él.

Se inclinó para plantarle un dulce beso en la frente, luego se levantó con mucho cuidado de la cama, esperando resistir lo suficiente para al menos poder hacer sus necesidades sin ayuda.

Se alivió al estar de pie, podía hacer eso y era una gran mejora, aunque aún le dolían mucho los muslos. Caminó tambaleante hacia la puerta y salió en silencio.

—¿Qué demonios haces levantado a esta hora? ¡Y tú solo!— le sorprendió Jian Yi, quien al parecer se había quedado a pasar la noche.

—Cállate, sólo quiero... ¡Ah!

Perdió el equilíbrio justo a tiempo para que el rubio lo atrapase. Se sentía mareado y aún muy débil, pero sabía que debía intentarlo.

—No estás en condiciones para hacer este tipo de cosas. ¿Lo entiendes?

—Necesito ir al baño, déjame ya.

La frustación crecía cada vez que lo hacían sentir así de inutil, no quería depender de nadie. Era muy humillante.

—¿Dónde está cabeza roja? Él debería ayudarte a caminar.

—Dormido, y merece descansar, así que no lo despiertes.

—Bien, entonces déjame a mí, por favor.

Por supuesto que su amigo se preocupaba por él, y se ofrecía con buena intensión, pero en verdad no quería parecer así de necesitado.

—No quiero esto...

—¿Qué yo te ayude?

—No... Estar así, es horrible.

—Escucha... Esto no es para siempre, te pondrás bien en poco tiempo, pero por ahora dependes de nosotros. ¿Estás dispuesto a aceptarlo?

He Tian sólo asintió, resignandose a la idea de que no tenía más opción. Claro, podía alejar a todos y hacerlo por si mismo, pero eso atrasaría su recuperación.

El rubio lo llevó al baño y lo ayudó con sus necesidades, sosteniéndolo mientras intentaba ver hacia otro lado. La escena podría parecer graciosa, pero ambos permanecieron serios.

Al terminar, Tian tomó asiento sobre la tapa del inodoro, pues necesitaba tomar un respiro antes de meterse a bañar.

—¿Estás seguro de esto? Podríamos esperar unos días más, no creo que estés en condiciones... —expresó Jian Yi, con preocupación.

—Quiero estar limpio y oler bien para mi pequeño Mo Guan. ¿Tú no harías lo mismo por tu novio?

—¡Por supuesto que sí, pero ese no es el punto! Es que... en serio no quiero que te lastimes más.

—Pareces mi madre, si tuviera una.

—He Tian...

El pelinegro sonrió, tratando de aligerar la expresión angustiada de su amigo.

—No me pasará nada desde ahora, estoy a salvo aquí con ustedes, y darme un baño no me matará.

—¿Qué pasa con tus heridas?

—¡Con más razón, debo mantenerlas limpias! ¿Lo entiendes?

Jian Yi se abalanzó hacia Tian y le dió un fuerte abrazo, en señal de compasión y cariño.

—Lo sé, y me alegra que estés vivo y con nosotros. ¿Sabes lo mucho que sufrimos cuando creímos que estabas muerto? Fue horrible— murmuró sobre el hombro del mayor.

—Si fuera así. ¿Quién tomaría mi lugar en nuestra futura banda?

El rubio rió con amargura, luego se separó para mirarlo a los ojos.

—Te queremos mucho, He Tian, todos nosotros, incluso cabeza roja. Si estamos cuidando de ti es porque nos importas, no pienses que eres una carga o que es un problema para nosotros, porque no es así.

—Gracias, lo sé— susurró mostrando una sincera sonrisa de alivio. Necesitaba esas palabras.

—Así es, no se te ocurra pensar lo contrario— interrumpió Mo Guan Shan, poniendose bajo el marco de la puerta del baño.

Ambos amigos se miraron entre sí, queriendo comunicarse de este modo. Bien, Jian Yi entendió en seguida que debía irse.

Se despidió dirigiendo una sonrisa coqueta y salió deprisa, dejando que el pelirrojo entrara y cerrara la puerta tras de él.

—¿Qué haces levantado tan temprano, pequeño Mo?— preguntó Tian, con su típica mirada provocadora.

—Desperté y no estabas, creí que todo había sido un sueño y que en realidad tú... bueno, no importa— negó violentamente con la cabeza— No vuelvas a hacer eso, tienes que avisarme incluso si sólo vienes al baño.

—Te veías muy tierno durmiendo, no quería despertarte.

—No me llames tierno, o te romperé los dientes.

He Tian rió con emoción. A pesar de todo lo raro que estaba pasando, su montañita seguía siendo el mismo, seguía teniendo esa actitud de la que se había enamorado.

—Ahora déjame ver— murmuró Mo, al poner una mano sobre la frente del pelinegro— Aún tienes un poco de fiebre, podría ser peligroso.

—Tú sabrás cómo cuidarme. ¿No es cierto?

—Siempre lo haré, idiota.

Plantó un rápido beso en su mejilla, tomándo a He Tian desprevenido. Su rostro se volvió completamente rojo.

—Vaya. ¿Quién diría que tú también podrías llegar a ser tierno?— se burló Mo Guan, avergonzando más al contrario— Y te has puesto más caliente, parece que necesitas un baño de agua fría. ¿Qué dices?

—¡No me obligarás a hacerlo con esa agua, jamás, calientala primero!

—No, tu temperatura tiene que bajar.

—Eres muy cruel, pequeño Mo.

El pelirrojo sonrió divertido. Esa era la primera vez, desde que conocía a He Tian, que lo fastidiaba tan naturalmente. Al fin se sentía más abierto a él, y aunque apenas estaban empezando de ese modo, quería también cambiar su actitud hacia su querido psicópata. «Te quiero, idiota, y haré todo lo posible para que lo entiendas sin necesidad de decirtelo.»

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora