5~ Inútil

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Qiu esperaba la llegada de las maletas mientras los hermanos daban un rápido recorrido en el aeropuerto, esperando encontrar un puesto decente de comida. Aunque por supuesto, el menor no comería nada, de nuevo.

—No sé a qué estás jugando, pero estoy perdiendo la paciencia contigo— murmuró He Cheng, con la mirada al frente y paso firme— ¿No comes? Es tu problema. ¿Fumas sin parar? También es tu maldito problema; pero deja de ignorarme y de poner mala cara, estamos juntos en esto.

—No lo estámos. Recuerda que fuiste tú el que se metió en este problema para empezar, sólo me arrastraste contigo.

—No es así, yo...

—¡Por supuesto que lo es, estoy atrapado en esto sólo porque tú lo quisiste!

He Tian bajó la cabeza, tratando de esconder su frustración y las repentinas ganas de llorar. No lo soportaba, y tampoco lo superaría, jamás.

—Ni siquiera sabes la razón de todo esto. ¿Cierto?— preguntó el mayor, manteniendo la calma.

—No me importa.

—Espera, por favor hablemos— tomó a su hermano del brazo para detenerle, éste no volteó a verlo.

—Te lo dije antes de subirnos al avión, no quiero hablar contigo ahora— susurró Tian, sin poder controlar el temblor de sus manos.

He Cheng suspiró y lo soltó, resignandose así a la idea de que sería inútil cualquier tipo de insistencia. Ese chico ante sus ojos, a quien había visto crecer y había cuidado por tantos años, ya no quería saber más nada de él. En el fondo le dolía, incluso deseaba echar todo atrás, pero no podía... Su padre nunca lo iba a permitir, todo era por él.

—Volvamos, por favor— suplicó He Tian, con voz entrecortada —Quiero volver, necesito ver a...

—No. Perdón, pero no será posible.

—Yo... en serio te odio.

El rostro de Cheng mostró tristeza. Sentía una fuerte presión en el pecho, y tuvo que morderse el labio para que éste no temblara. Todo se echaba a perder.

—Vamonos, aún queda mucho camino para llegar a nuestro destino.

He Tian caminó detrás de su hermano, aún con la cabeza gacha y los puños cerrados con tanta fuerza que le empezaban a doler. En ese momento despreciaba todo y a todos.

Qiu los saludó desde la distancia, mostrándoles en alto las maletas ya en sus manos. Estaba todo listo, sólo tenían que subir al automóvil que los esperaba afuera, llegar a la pequeña casa que quedaba por lo menos a 62 kilometros desde el aeropuerto, y esconderse ahí por el resto de sus vidas. Pan comido.

He Cheng se adelantó para ayudar con las maletas. Aunque no eran muchas, se necesitaban dos personas para llevarlas.

Tian dejó de caminar, quedandose solo entre la multitud. Miró hacia las puertas de vidrio, las que tenían una gran señal que decía "salida". «Tal vez pueda lograrlo. Sólo corro lo más rápido que pueda, entro en el carro, le inventó una excusa al conductor, y le digo que me lleve de vuelta. Sí, tardaría un día o dos para llegar, pero vale la pena intentarlo».

No había tiempo para dudar, echó a correr sin pensar en detenerse por ningún motivo. Era ahora o nunca, y en verdad quería lograrlo.

Golpeaba a varias personas y recibió algúnos gritos y maldiciones de parte de ellos, pero no le importaba. Pasó por la salida y estuvo a punto de llegar al carro que suponía era el que los esperaba, pero de pronto Qiu lo tomó del hombro y lo hizo retroceder.

Si te importo, sálvame. (He Tian & Mo Guan) 19 Days.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora