Morí y ahora vivo en mi libro favorito

27. Flor de ámbar. Parte II

Todos en la aldea se habían quedado dormidos. Recosté a Karim en su cama y a Salem en el suelo y corrí hacia la granja de Lena, como era de esperar, la mujer también se había quedado dormida, en su caso, estaba cerca de los arbustos de Kaská así que la cargué hasta su cama. No sabía cuánto tiempo se iban a demorar en despertar así que comencé a preparar la cena: Caldo de res y suficientes tortillas para los cuatro. Por supuesto, la carne era la que venía de los minks y no de res, pero por el bien de la receta ignoré ese hecho. También fue una pena no contar con chiles serranos, pero la falta de picor era algo a lo que ya me había resignado.

La caravana se había ido sin mí. Claro, no podían retrasarse solo porque yo se lo pedía, pero que lo hayan hecho sin siquiera avisar me pareció una gran falta de respeto. Tampoco creí que fuera algo especialmente malo, sería mucho más rápido moverme si no avanzaba al ritmo de la caravana -que era de entre 20 y 30 kilómetros por hora- y también podría tomar descansos cada vez que considerara conveniente. Luego de mencionar los beneficios en voz alta Bunny se aceró a mí con una expresión algo preocupada.

- ¿Dices que podría ser peligroso? -pregunté y Bunny asintió-. Tal vez, pero ahora tenemos a Arthur. Tampoco he descuidado mi práctica con la espada así que no te preocupes, yo te protegeré.

No pareció estar muy convencido, pero sí se veía un poco más relajado.

- Además -continué-, todavía hay algo que quiero hacer aquí, así que ahora puedo conseguirlo sin sentirme mal por retrasar a todos.

La cena estuvo lista, pero Lena no despertó. Era como si de pronto hubiera sucumbido a la fatiga. Lo mismo ocurría con Salem y Karim. Al principio me había espantado pensando que la medicina había sido un fracaso, pero todos respiraban con normalidad y parecían solo estar dormidos así que decidí ignorar esos pensamientos negativos, nada bueno saldría de ser pesimista.

Ese día viajé una y otra vez de la granja de Lena a la clínica de Karim, pero al final decidí quedarme en esta última mientras inspeccionaba las cosas que el anciano tenía. Había ingredientes que no conocía, pero ya que no estaban etiquetados no tenía forma de saber lo que eran. Lo que más llamó mi atención fue un libro que había sobre su escritorio, cerca de donde estaba la roca que había tomado el día anterior. El libro parecía escrito a mano, una especie de diario o bitácora sobre las hierbas que había en los alrededores de la aldea. Tardé cerca de media hora en leerlo por completo, había información útil sobre el uso de diferentes plantas para la fabricación de medicamentos, pero más importante, mencionaba algo que había escuchado antes y que quería confirmar.

El día que Salem me guío al bosque me habló sobre los tipos de recursos que había cerca de la aldea y uno de ellos fue la Flor de Ámbar, no era la primera vez que escuchaba ese nombre, pero ya que la prioridad era encontrar a la Serpiente Cornuda, no tuve más opción que dejarlo pasar. La Flor de Ámbar era una flor que conocía bastante bien incluso sin haberla visto antes, el motivo era que no solo aparecía en 'La Sinfonía de Yrsa', sino que había sido un ingrediente clave en la historia ya que Ulises, uno de los elfos malvados que descubrió al secreto de Yrsa, exigió una a cambio de su silencio. Dijo que usaría la Flor de Ambar para enamorar a Shiina, pero en realidad quería ofrecérsela al máximo villano de la novela para que fortaleciera a su ejército. Nunca se describe cómo es que la flor se utilizó para lograrlo, pero aparentemente una Flor de Ámbar podía convertir a un soldado común en un Guerrero Alado.

El libro de Karim decía que los rumores indicaban que ese era el lugar donde crecía la flor por lo que él y Salem se instalaron en esa aldea luego de viajar por años. Sentí curiosidad por ese par, ¿acaso eran aventureros que viajaban por el mundo? No tendría forma de saberlo hasta que despertaran. Por otro lado, no había nada en ese pequeño texto escrito a mano sobre cómo conseguir la flor. Sonreí ampliamente al darme cuenta de eso, después de todo, yo sabía todas las condiciones necesarias para obtener la Flor de Ámbar. Ya que de pronto tenía todo el tiempo del mundo, decidí darle una oportunidad.