64. Pan y agua.

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Bunny me ayudó a colocarme las esposas una vez más y se ocultó junto a Kakris al fondo de la celda justo cuando escuché los pasos, eran dos personas, una que caminaba firmemente y otra de forma más ligera y despreocupada.

- Así que tú eres quien asesinó al señor Zendal... esperaba algo diferente.

Eran dos hombres, el primero era un guardia común que vestía su armadura y sostenía en todo momento el mango de su espada, el segundo hombre, aquel que me habló con un tono ligeramente decepcionado, era delgado con el cabello negro y desaliñado, sus ojos cansados destacaban en su rostro pálido casi esquelético, su aspecto era complementado por una túnica negra que lo hacía lucir como un villano. Había algo extraño con ese hombre y varias alertas sonaron en mi cabeza, era la clase de persona que quería tener lo más lejos posible de mí.

- Lamento no cumplir sus expectativas, señor...

- Damien. Damien Fritt. Fiscal de Drasi y quien decidirá tu sentencia, niña.

El hombre hablaba con una voz tranquila, pero rasposa. Escucharlo era como escuchar uñas rasgando sobre un pizzarón o el rechinar de los dientes, algo desagradable que evitaría si pudiera; sin embargo, ese hombre era a quien tenía que convencer si quería salir de prisión así que decidí soportar por un momento.

- Es un placer conocerlo, aunque las circunstancias no sean las mejores.

- No puedo decir lo mismo. Una asesina que mantiene la cabeza fría incluso en tu situación es alguien a quien no quisiera tener que conocer.

- Sobre eso... fue un accidente. Me gustaría explicarle lo que ocurrió.

- No es necesario -dijo Damien con su molesta voz que comenzaba a causarme dolor de cabeza-, accidente o no, asesinaste a alguien y no pareces sentir la menor culpa. Creo que he visto lo que tenía que ver.

- ¿Qué quiere decir?

- Digo que puedes estar tranquila, niña. Recibirás tu sentencia pronto.

- No, ¿qué quiere decir con que no siento culpa? ¡Llevo días sufriendo por eso! ¡Incluso me entregué!

- Es cierto que te entregaste por voluntad propia. Pero algo en ti no me inspira confianza, niña. Espero no tener que verte de nuevo. Adiós.

Grité y le pedí que esperara, pero Damien no se detuvo, solo se fue y me dejó atrás con una sensación de ansiedad difícil de ignorar. En esos momentos las trillizas ya estarían haciendo lo que les pedí, pero luego de conocer a Damien sentí que nuestro plan había perdido casi todas las posibilidades dee funcionar.

- Vaya, eso sí que salió bien -Kakris me dijo con un tono de burla.

Mis ojos se habían acostumbrado un poco más a la oscuridad, pero de cualquier forma invoqué Luces Danzantes para iluminar la celda. Por primera vez pude ver a mi compañera, creí que era joven, pero tenía el aspecto de una mujer de unos 40 años, sus ojos se había vuelto rojos después de pasar quién-sabe-cuántos días encerrada en ese lugar y su piel pálida complementaban su aspecto digno de una película de terror. No solo había cadenas en sus muñecas y tobillos, también había un collar de hierro que la mantenía unida a la pared. De pronto sentí que no estaba encerrada solo por haberse peleado con algunos guardias.

 De pronto sentí que no estaba encerrada solo por haberse peleado con algunos guardias

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- Da igual. Saldré de aquí antes que tú -respondí con frustración.

- ¿Estás segura? El propio Damien vino hasta aquí para verte, creo que las cosas no podrían ser peores para ti.

- Te equivocas. Las cosas siempre pueden empeorar.

- ¿En serio? ¿A dónde se fue el optimismo de antes?

- Si quiero salir de aquí no tengo tiempo para ser optimista.

- Oh, esas palabras me agradan. También tienes un buen rostro, ¿eres de Ishtar?

- Soy de un lugar más lejano, ¿qué hay de ti? ¿Realmente te encerraron por una pelea?

- ¿Quién sabe? Tal vez me pasé un poco golpeando a esos chicos -Kakris se rió con fuerza al responderme- ¿qué pasa con este conejo? ¿cómo lo controlas?

- Es mi familiar. Es hembra y se llama Bunny.

Kakris se rió más fuerte que nunca, lo suficientemente fuerte para hacerme abrir los ojos y sobresaltarme un poco.

- ¿Qué es tan gracioso?

- Nada, nada. Es solo que... 'Bunny'. Resulta gracioso escuchar una palabra tan linda y tierna salir de la boca de una asesina.

- No tan gracioso como escucharlo de una prisionera encadenada a la pared.

Había un poco de hostilidad en nuestras palabras, pero de alguna forma era divertido así que ambas nos reímos. Bunny tampoco parecía asustada de Kakris y me planteé por un momento la posibilidad de liberarla, pero descarté el plan casi enseguida, yo había asesinado a alguien, pero a ella la mantenían encadenada a la pared y a mí no. Dijo que peleó contra los guardias, ¿pero era verdad? no iba a creerlo tan fácilmente.

Bunny salió de la celda una vez más después de quitarme las esposas y dame algo de comida que habíamos guardado de antemano en su Bolsillo Infinito.

- Lo vi antes, ¿pero ese conejo también puede hacer magia?

- Bunny tiene muchos talentos. Abre la boca.

Kakris me obedeció y la hice probar una cucharada de sopa caliente. Ella podría haber comido sola, pero las cadenas se veían pesadas y creí que sería un tedio comer de esa manera, además, si me ganaba su favor reducía las posibilidades de morir asesinada en la celda antes de recibir mi sentencia.

- Hace tanto que no comía algo así de bueno... Gracias.

- Cuando me vaya de aquí volverás a tu dieta de antes así que no te acostumbres.

- ¿Y por qué no mejor te quedas conmigo? ¡Mejor aún! ¿Por qué no me liberas también?

- Sí, claro. Me lo pensaré, ¿vale? -respondí con sarcasmo.

- No sé de lo que hablaba Damien, eres mucho mas de lo que aparentas.

Seguí hablando con Kakris de cualquier cosa mientras intentaba obtener cualquier clase de información que me ayudara a salir de ahí, pero nuestra celda estaba en el tercer piso subterráneo, era el penúltimo más bajo y no había forma de saber lo que ocurría en otros lugares. Lo que pude aprender era que una vez al día los guardias arrojaban a las celdas un trozo de pan y un vaso de agua para cada prisionero, fuera de eso no había otra interacción humana, ¿y si había problemas? a los guardias no les importaba. Un prisionero podía morir y solo se enterarían al llevarle la comida. Era brutal, pero me venía perfecto para lo que trataba de hacer. Luego de poco más de media hora Bunny regresó.

- La encontré.

- Bien, vamos.

- ¿El conejo habla? Ah, si quieres salir deberías esperar, pronto traerán la comida y no creo que quieras que te atrapen.

Esperé en la celda por un rato y finalmente unos veinte minutos después nos llevaron la comida. Tal y como Kakris dijo, solo era pan y agua. El guardia no habló, solo dejó la comida en el suelo y se fue. Intenté salir de inmediato, pero Kakris me detuvo nuevamente, "¿eres tonta? cuando termine de servir la comida el guardia pasará por aquí de nuevo". Mi compañera de celda se burlaba de mí, pero me daba consejos útiles. Lo que decía era cierto y obvio, pero no me había dado cuenta de ello, tal vez sí era tan tonta como todos me decían. Cuando el guardia volvió a pasar por nuestra celda esperé unos minutos y quité los barrotes antes de pedirle a Bunny que me guiara.

Morí y ahora vivo en mi libro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora