Un golpe de realidad puede ser suficiente para acabar con los sueños de una persona, cambiar su personalidad o romper su mente. Recuerdo haber sufrido uno cuando Martín se me declaró y entendí por qué se comportaba como lo hacía, también cuando la policía amenazó con cerrar la fonda porque no contábamos con un permiso especial y finalmente cuando acepté que ya no estaba en mi viejo mundo. Enfrentarse a la realidad siempre es duro, pero nada podía prepararme para el golpe tan duro que estaba a punto de recibir.
- La señora Leticia era amable -dijo Fin con tristeza-. Cuando mis padres murieron yo tenía seis años, no sabía qué hacer y empecé a vivir en las calles. Mendigar me aseguraba un poco de pan a la semana, pero para mantener el estómago lleno tuve que robar algo de comida. El día que conocí a la señora Leticia fue el mismo día que intenté robarle lo que acababa de comprar. Ella me descubrió, ¿sabes? Pero en lugar de regañarme me invitó a comer con ella. Dijo que la comida sabría mejor si la cocinaba primero. No sé por qué acepté, tal vez porque era la primera vez que alguien me dirigía la palabra sin asco o disgusto. El punto es que acepté y fui al orfanato que ella dirigía. Ahí es donde conocí a Kat
- Creí que eran hermanos.
- ¡Lo somos! Hemos estado juntos desde entonces -dijo- ella es mi hermana menor sin importar que no haya un lazo de sangre entre nosotros, ¿cierto, Kat?
- Sí -dijo Kat con firmeza en la mirada- Fin es mi hermano. Somos una familia de dos.
Creí que eran hermanos biológicos, pero cuando los miré con cuidado no encontré ningún parecido en ellos, pero tal y como dijo Fin, no necesitas de lazos de sangre para considerar a alguien parte de tu familia. Para mí, Mariana y Martín eran prácticamente mis hermanos en mi viejo mundo, y aquí Bunny y Arthur eran lo más cercano que tenía a una familia así que no podía culpar a Fin y Kat por sentirse de esa forma.
- El orfanato no tenía mucho dinero -continuó Fin- sobrevivíamos con lo que la señora Leticia conseguía mendigando en las calles y los donativos de las personas que se apiadaban de nosotros. Los huérfanos que alcanzaban cierta edad sin ser adoptados también comenzaban a trabajar y daban parte de sus ganancias al orfanato, a veces incluso nos llevaban comida o ropa. Durante los años que estuve ahí vi a los niños más grandes marcharse y me encargué, junto a los demás, de cuidar a los más pequeños que llegaban. Kat también lo hacía. Es algo torpe para preparar la comida, pero es la mejor cuidando de los bebés.
- Y Fin es el mejor jugando con los demás -interrumpió Kat- incluso trabajaba en el mercado sin que la señora Leticia se enterara.
- Solo hacía algunos recados -continuó Fin- esperaba poder ayudar un poco a la señora Leticia... Ella era tan amable que cuando se enteró se negó a aceptar el dinero y me dijo que comprara algo para mí con él en su lugar.
- Me parece que era una persona increíble -respondí.
- Sí... nadie se preocupaba por nosotros tanto como ella -continuó Fin- es por eso que no puedo perdonar a Bon. Yo sobreviviré, me haré fuerte y me vengaré.
De pronto la conversación cambió de tono radicalmente. Entendía que le tenía un gran cariño a la señora Leticia, pero eso no explicaba por qué ese tal Bon la había asesinado.
- Cuéntame de Bon -interrumpí- ¿por qué lo hizo?
- Todos sabíamos que Bon y su grupo habían llegado a la aldea -respondió- habían ocurrido algunos incidentes, peleas de bar más que nada. Los adultos hablaban sobre cómo era mejor mantenerse lejos de Bon y, si corrías con la desgracia de encontrártelos, hacer todo lo que dijeran si querías conservar la cabeza.
- ¿Asesinó a otras personas?
- A todo el que se atrevía a contradecirlo o desobedecerlo. Ese hombre es aterradoramente fuerte y gracias a eso puede hacer lo que quiere.
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Morí y ahora vivo en mi libro favorito
FantasíaDiana es una chica de 16 años que se vio envuelta en un trágico incidente, cuando despierta se da cuenta de que ya no está en México, sino en un bosque. Ahora tendrá que usar todo lo que sabe sobre los mundos de fantasía para tratar de volver a casa...