45. La Ciudad de Drasi. Parte III

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Arthur y Bunny disfrutaron de nuestra nueva casa aunque yo sentí que todavía estaba algo vacía. Tenía algunos muebles, pero solo lo necesario así que pensé en ir de compras de inmediato, pero ya casi anochecía así que me dirigí de vuelta a la ciudad, me había comprometido con Hilo de Araña a cenar juntos y no planeaba dejarlos plantados. Si intentaba caminar me tomaría un par de horas, pero a la espalda de Arthur fui capaz de llegar de nuevo al Centro de Comerciantes en solo quince minutos.

Bunny iba con nosotros y al llegar me recordó que tenía una carta de parte de Kal hacia un miembro de la Firma Lemu así que entré para entregarla a toda prisa antes de reunirme con los aventureros. Jenna me recibió con una sonrisa y cuando le expliqué por qué había vuelto le entregué la carta y ella prometió entregarla en cuanto fuera posible ya que la persona a quien estaba dirigida no se encontraba en esos momentos. Le agradecí y al salir me encontré a Rika y los demás llegando al Gremio de Aventureros.

- ¿Pasaste todo el día ahí dentro? Aterrador -dijo Rika con una mirada preocupada.

- No, olvidé hacer algo así que entré un par de minutos -corregí- la mayor parte del día la pasé en mi casa.

- Cierto, dijiste que compraste una -intervino Satrana- ¿cómo es? ¿Podemos visitarte?

- No seas grosera -regañó René- no puedes imponerte así.

- No es un problema -insistí- me encantaría tener visitas, la casa es más grande de lo que esperaba.

- Eso es bueno, ¿no? -preguntó Arthur.

- Tal vez -respondí- aunque todavía le faltan muebles, siento que no tiene personalidad.

- Si es así entonces puedes visitar el Archipiélago de los Artesanos, seguro conseguirás todo lo que buscas.

El Archipiélago de los Artesanos era un lugar donde la gente podia mostrar sus bienes manufacturados y ofrecerlos al mejor postor, era similar aun mercado, pero los productos eran subastados en lugar de venderse a un precio fijo. En los libros, Yrsa lo visitó un par de veces pero nunca fue capaz de comprar nada ya que siempre aparecía alguien con un presupuesto mayor y se llevaba lo que quería. El archipiélago, por cierto, no era un archipiélago realmente pero se le llamaba así porque se solían formar varias multitudes que, desde lo alto, parecían islas en medio del océano.

Hablamos por unos minutos frente al gremio hasta que Arthur se quejó del hambre que sentía, cuando lo dijo, Satrana se burló de él diciendo que "come más que un lefi" mientras miraba a mi Arthur, el hecho de que el aventurero compartiera nombre con mi lefi llevó a que durante el resto de la noche nos refiriéramos al primero como Arthur humano y al segundo simplemente como Arthur.

- ¿No debería ser al revés? -preguntó Arthur humano- ¿no tendría más sentido que yo fuera solo Arthur y él fuera Arthur lefi?

Pero nadie le hizo caso, incluso la silenciosa Idril le pidió a Arthur humano que se rindiera y aceptara su destino.

El bar al que fuimos esa noche se llamaba Cola de serpiente y al parecer era famoso por una de sus bebidas que incluía veneno de Serpiente Cornuda. Cuando le platiqué al grupo sobre lo que ocurrió en la Aldea Serena y cómo cacé varias serpientes para fabricar el antídoto de la fiebre azul, se emocionaron y me hicieron toda clase de preguntas sobre su sabor o sobre cómo cacé las serpientes y si las había comido. Nuestra conversación se volvió tan ruidosa que uno de los empleados del bar se acercó y nos ofreció la famosa bebida. Su sabor era fuerte y ardía en la garganta, me recordó un poco al tequila de mi mundo así que bebí y bebí como si fuera la primera vez.

En mi viejo mundo no era legal beber sino hasta los 18 años, pero todas las personas que conocía habían comenzado a hacerlo desde los 14, yo no era la excepción así que estaba familiarizada con el sabor e incluso lo disfrutaba, por otro lado, en este mundo de fantasía no existían restricciones sobre la edad para beber, aunque la mayoría de los niños no lo harían a causa del sabor. Beber junto a mis nuevos amigos me hizo extrañar una vez más a Martín y Mariana. Realmente quería verlos y sabía que ahora que estaba en Drasi, ese momento estaba más cerca que nunca.

Morí y ahora vivo en mi libro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora