17. Cocina (I)

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Dicen que el tiempo vuelta cuando te diviertes y, por primera vez desde que llegué al nuevo mundo, pude experimentar esa sensación el día que visité el mercado. Había pasado horas ahí y el sol comenzaba a ocultarse así que era hora de ir a casa. Al llegar, me sorprendí de encontrar una gran cantidad de cajas de madera bloqueando la puerta. Mi plan era preparar la cena antes de que Érika volviera a casa, pero mientras llevaba las cajas dentro de la casa, mi anfitriona llegó y miró con sorpresa la escena.

- ¿Qué es todo esto, Diana? - preguntó

- Lo siento -me disculpé-, compré algunas cosas y pedí que las enviaran a tu casa porque no podía cargarlas.

- Y-ya veo...¿qué tantas cosas compraste?

Erika se reía un poco mientras hablaba pero la noté un poco nerviosa. Su casa era pequeña, no había pensado en eso pero tal vez no había espacio para colocar todo lo que había comprado. O tal vez le molestó porque parecía que me estaba mudando a su casa sin su consentimiento, cuando me di cuenta de eso no pude evitar sentirme avergonzada, estaba siendo extremadamente grosera en esos momentos.

- Solo es algo de comida, ropa y herramientas que podríamos usar. Perdón, no pensé en el espacio cuando las compré.

- No, no es eso, quiero decir que compraste muchas cosas.

No parecía molesta, pero la espinita de ser un incordio ya estaba dentro de mí. No quería molestar a Érika así qué tal vez debía buscar otro lugar dónde quedarme. Con eso dicho, Érika me ayudó a mover el resto de las cajas y después le entregué algunos regalos: un broche para el cabello, algunas blusas, jabones y nuevos cubiertos para la cocina. Parecía muy feliz cuando los recibió.

Colocamos en la cocina el baúl y en su interior guardamos la mayoría de las cosas que había comprado, excepto por la ropa. Cuando vio los cuchillos se sorprendió, ella tenía un cuchillo de madera y otro de bronce así que era de esperar que ver algunos hechos de hierro. También admiró mi cuchillo de cerámica y lo alabó bastante gracias a su diseño que me recordaba a la talavera. Decidí regalárselo también ya que tenía mejores cuchillos conmigo y ella lo agradeció con una gran sonrisa. Nunca me hubiera imaginado una escena así en mi mundo anterior, no pude evitar sonreír al pensar en eso. Una vez que terminamos de guardar todo me ofrecí para preparar la cena, Érika aceptó con gusto.

- Por cierto, ¿dónde puedo encontrar algo de agua? -pregunté- No veo ningún grifo.

- ¿Grifo?  -Érika parecía confundida- ¿No viven esas criaturas en el continente norte?

No tenía idea de lo que quiso decir, ¿qué demonios era un grifo? Yo solo quería un poco de agua y, sin querer, parecía que había levantado una bandera extraña. Después de explicar que solo buscaba un poco de agua, Érika se acercó a mí, tomó una olla de cerámica, extendió su mano sobre ella y susurró "bendición líquida, fuente de agua". Apenas iba a preguntarle qué estaba haciendo cuando de su mano comenzó a salir agua con tanta fuerza como la de un grifo en mi mundo anterior. ¡Magia! ¡Era magia!

- ¡¿Cómo hiciste eso?! -no pude evitar gritar.

- ¿Qué cosa?

- ¡El agua! ¿eso es magia? ¿Cómo lo haces?

- ¿Eh? solo es agua -noté la confusión en su voz- la dejas salir y ya.

- No, no. Imposible, ¡explícame! -no podia contener mi emoción, pero Érika había usado magia como si nada y parecía no entender por qué me había sorprendido, ¿mi reacción era extraña?

Morí y ahora vivo en mi libro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora