Morí y ahora vivo en mi libro favorito

42. Aventureros

Habían pasado ocho días desde que salí de la aldea Arenta, aún tenía suficientes provisiones; sin embargo, la carne que nos quedaba ya tenía mal aspecto así que tuvimos que deshacernos de ella. Había suficiente comida para sobrevivir el resto del viaje, pero ya que queríamos comer algo más sustancioso que pan y legumbres, decidí hacer una pausa y cazar algo en el bosque, eso también me podría ayudar a subir mi nivel como Cazadora así que era matar dos pájaros con una sola piedra.

Nos desviamos un par de horas del camino y preparamos un campamento al interior del bosque, nos habíamos vuelo buenos en eso, Arthur se encargaba de encontrar un lugar adecuado y daba pisotones en la tierra para nivelar el suelo, Bunny acomodaba en el suelo las cosas que mantenía en su Bolsillo Infinito y yo encendía el fuego y preparaba la comida. Éramos un buen equipo.

Una vez que el campamento estuvo listo y merendamos algo ligero, corrimos en direcciones diferentes en búsqueda de alguna presa. Habíamos acordado reencontrarnos en el campamento dos horas más tarde sin importar si habíamos encontrado algo o no. Hacía frío, pero luego de caminar por unos minutos entré en calor y dejé de prestarle atención al clima, los nubes en el cielo amenazaban con dejar caer una tormenta en cualquier momento, pero no pude detectar el olor de la lluvia así que estaba segura de que no llovería inmediatamente.

Estaba buscando cualquier presa, pero sinceramente lo que quería era encontrarme con un Fanel y tratar de hacerlo mi familiar. Esas criaturas similares a las vacas me resultaban adorables, sabía que viajar con uno tendría varios problemas ya que eran enormes y seguramente acabarían con nuestros suministros de inmediato, pero desde que los conocí he querido tener uno y jugar con él como había visto tantas veces en internet en mi mundo anterior.

Además de prestar atención a cualquier cosa que me llevara a encontrar una presa también recolecté varias cosas. Me había acostumbrado a llevar siempre conmigo una bolsa de gran capacidad y al menos una docena de frascos que solía llenar en paseos de poco más de media hora todos los días. Ese día en particular tuve que deshacerme de algunas cosas para hacerle espacio a unas piedras de aspecto interesante que encontré. Se llamaban Rocas Frigit y tenían una característica similar a las Piedras Papúa, pero en lugar de conservar el calor, conservaban el frío de la noche y lo emitían durante el día. Creí que reuniendo muchas podría improvisar un refrigerador y conservar mi comida por más tiempo así que les di prioridad por encima de las otras cosas que había recolectado.

Sin un reloj era difícil saber cuánto tiempo había pasado, comenzaba a acostumbrarme a entenderlo mirando la posición del sol o el largo de las sombras, pero seguí siendo difícil de usar de manera práctica así que cuando sentí que había pasado una hora, caminé de vuelta al campamento sin haber encontrado ninguna presa. Esperé un par de minutos y Bunny apareció frente a mí, tampoco había encontrado presas, pero recogió algunos de los materiales con los que ya estaba familiarizada. Su Bolsillo Infinito era realmente práctico y deseé tener uno también.

Esperamos un poco más pero no hubo señal alguna de Arthur. Una sensación de incomodidad comenzó a invadirme, ¿le habría pasado algo? ¿Podría siquiera pasarle algo a ese lefi de aspecto aterrador? Con cada minuto que pasaba me sentía más ansiosa incluso cuando Bunny trataba de tranquilizarme. De pronto escuchamos un fuerte impacto, como si algo enorme hubiera caído al suelo, seguido de un grito.

- ¡Lo derribamos! ¡Ataquen!

Varios gritos siguieron al primero y pude escuchar también el fuerte graznido de Arthur. Una punzada golpeó mi corazón y antes de darme cuenta estaba corriendo en dirección a los gritos con mi espada desenvainada. Lo que encontré fue a un grupo de cinco personas, a su lado Arthur saltaba y graznaba con alegría mientras que en el suelo había un enorme jabalí que debía medir más de cuatro metros.