30. Huevo

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Poder extraer los materiales de las Flores de Ámbar sin tener que cortarlas significó que pude dejarlas ardiendo en los arbustos. Para mi sorpresa, luego de un par de horas los pétalos se apagaron y las flores volvieron a tener la forma de una flor diferente, era su mecanismo de defensa así que tenía sentido que quisieran mantenerse disfrazadas. A diferencia de las flores que dejé atrás, los materiales que había obtenido de ellas conservaron su apariencia incluso después de que amaneció.

Miré mi carro antes de comenzar a avanzar. Pasé seis días en el bosque y logré llenar el carro con toda clase de cosas, algunas las usaría para preparar pociones, otras quería venderlas. A diferencia de la primera vez, disfruté de mi estadía en el bosque e incluso pensé en quedarme en él un par de días más, pero el invierno estaba cerca y todavía tenía un largo camino hasta Drasi, donde podría cumplir muchos de mis sueños y encontrar un camino de vuelta a casa.

Mientras observaba todo mi botín me encontré con el huevo, sus colores brillantes se veían un poco más pálido y el aura que emitía cuando lo encontré se había vuelto más tenue, algo estaba pasándole al huevo y no me gustaba para nada hacia dónde estaba yendo. No sabía si serviría de algo, pero rocié una poción de salud sobre él, ya que no vi ningún cambio también lo rocié con una poción de energía, antídoto y hasta con un poco de la cura para fiebre azul y el ungüento.

Toqué el huevo y era frío al tacto, ¿necesitaba de sus padres para que lo empollaran? Pensé en colocar a Bunny sobre el huevo, pero temí que pudiera romperlo, el conejo pesaba ya unos cinco kilos después de todo. Había comenzado a preocuparme cuando encontré una forma de darle calor sin aplastarlo. Cubrí el huevo con Pétalos de llamas y después lo envolví en cobijas. Era cálido adentro, pero no lo suficiente para dañarlo. No podía ver el huevo, pero sí su aura que se volvía cada vez más pequeña. No se me ocurría nada que pudiera hacer para salvarlo y mi cabeza empezaba a doler.

- ¡¿Qué puedo hacer?!

Grité en mi desesperación, pero no sirvió de nada, el aura del huevo desapareció por completo unos instantes más tarde. Sentí dolor en mi pecho, como la vez que me dispararon o como los lobos clavaron sus garras sobre mí. Sentí las lágrimas abandonar mis ojos antes de siquiera poder reaccionar, mi mente estaba poniéndose en blanco cuando escuché un sonido inesperado.

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A toda prisa desenvolví las cobijas y no me importó arrojar a un lado los pétalos de llamas que tanto trabajo me había costado obtener. Frente a mí el huevo había empezado a romperse. Primero una grieta, luego otra y después un par más. Con cada grieta en el cascarón también comienzo a notar una luz saliendo desde el interior del huevo, una luz de varios colores que hace parecer que lo que está intentando salir de ahí es un arcoíris y no un ave. Bunny y Arthur también miran la escena con admiración hasta que el cascarón termina de romperse y de su interior emerge un polluelo con plumas completamente blancas, ¿no se suponía que las aves nacen sin plumas?

Los búhos que eran sus padres tenían un plumaje de colores exóticos, pero su polluelo era completamente diferente, tal vez esas aves nacían así y adquirían sus colores a lo largo de su vida. Estaba pensando en eso cuando el polluelo se puso de pie y agitó sus plumas, al hacerlo, todas se encendieron en llamas al instante, causando que mis familiares y yo saltáramos hacia atrás por reflejo. Me espanté y arrojé mis manos hacia el polluelo para tratar de salvarlo, pero cuando lo hice noté que sus plumas, al igual que los pétalos de llamas solo tenían la apariencia del fuego, pero solo eran ligeramente cálidos.

El polluelo me mira con cautela y después extiende sus alas, aletea un poco y sale disparado hacia el cielo, formando círculos que dejan una estela brillante detrás de él. Era un espectáculo hermoso que no terminó sino hasta que el ave descendió en picada y se posó sobre mi hombro, como si fuera el loro de un pirata. No pude evitar pensar en el fénix, esa ave legendaria que aparece en toda clase de historias de fantasía.

- Me había preocupado -dije- pero parece que todo está bien contigo, pequeño.

- Es todo gracias a usted, ama.

No pude decir nada más. Era probable que mi mente se hubiera dañado con los eventos de los últimos días porque creí haber escuchado al ave en llamas responder a lo que había dicho.

- ¿Acabas de hablar? -pregunté solo para confirmar si había perdido la cabeza.

- Así es -respondió el ave- es uno de los dotes que he adquirido gracias a usted.

El pequeño fénix hizo una leve reverencia al responder, tenía una voz juvenil, pero sonaba lleno de respeto y solemnidad, a pesar de eso no comprendí lo que acababa de decir.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Los Búhos Arcoíris adquirimos las propiedades de nuestros nidos al nacer -explicó-. Entre mejor sea la calidad de los materiales, mejor serán las aptitudes del búho. Usted creó un nido increíble con pociones de todo tipo e incluso me cubrió con pétalos de llamas, un material de leyendas. Mi apariencia, inteligencia y capacidades son todo debido a eso.

- Lo que dices tiene sentido -repliqué- pero ¿cómo sabes todo eso? Literalmente naciste hace unos minutos.

- ¿Cómo lo sé? Hmmm, no lo sé, solo lo sé. Como era de esperar, mi ama sabe cuáles son las preguntas importantes.

- Hablando de eso... ¿por qué me llamas 'ama'?|

- Eso es porque usted es mi ama -respondió sin un ápice de vergüenza o duda.

- ¿Y tu nombre? ¿Tienes alguno?

- No lo tengo, ¿sería tan amable de elegir uno para mi? -preguntó con un tono de humildad y expectación.

Era imposible no pensar en el fénix al ver al búho, pero en este mundo realmente existían los fénix, uno de ellos juega un papel importante en la historia de Yrsa y nombrar a este pequeño de esa forma podría causar problemas a futuro. Lo pensé por un momento y finalmente tomé una decisión.

- En ese caso, tu nombre es Mirael.

Mirael era el nombre de un personaje del videojuego favorito de Martín, una hechicera que controlaba el fuego y cuya técnica especial consistía en disparar una flama enorme con la forma de un fénix. El nombre, además, sonaba genial y creí que le quedaba perfecto a ese hermoso búho de llamas frente a mí.

- Ese es un nombre hermoso, ama. Lo atesoraré por siempre.

Mirael no era muy expresivo, pero de alguna forma pude comprender que se sentía feliz con él. Quería hacerle toda clase de preguntas ya que parecía saber varias cosas incluso sin haber vivido más de cinco minutos, pero fue él quien habló primero.

- Ama, debo irme cuanto antes. Hay muchas cosas por hacer todavía. Por favor, tome esto como un regalo de despedida -usó su pico para arrancar algunas de sus plumas y entregármelas-. Estoy seguro de que una alquimista como usted podrá sacarle algo de provecho. También podría venderlas si algún día tiene problemas de dinero.

- ¿A dónde irás? Creí que vendrías con nosotros.

- Nada me haría más feliz que eso, ama, pero en estos momentos todavía no estoy listo para viaja a su lado. Hay muchas cosas que debo hacer en este bosque antes de obtener mi libertad. Por favor, espere por mí y me reencontraré con usted cuando me sea posible.

- ¿Aunque acabas de nacer? -pregunté- ¿qué clase de responsabilidades tienes?

- Mis padres, quienes han fallecido, eran los guardianes de este bosque. Es mi deber tomar su lugar hasta que un nuevo guardián aparezca. Cuando eso ocurra, volaré hasta usted donde quiera que esté.

- Estaré esperando por ese momento entonces -respondí- si necesitas ayuda, no dudes en contactarme. Me dirijo a Drasi y viviré ahí por un tiempo.

- Agradezco infinitamente su amabilidad, ama.

Con esas palabras, Mirael se elevó en el cielo y voló hacia el horizonte dejando atrás una estela de luz. Sentí algo vibrando en mi pantalón y descubrí que Mirael ahora era mi tercer familiar, pero eso no era todo, en mi columna de profesiones ahora podía leerse Maestra de las bestias (I).

Morí y ahora vivo en mi libro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora