Durante casi un mes caminé en un bosque sin saber dónde estaba, viví cuatro meses en la Aldea Mila y viajé durante casi dos meses más junto a Arthur y Bunny. Había pasado más de medio año desde que llegué a ese mundo, pero finalmente estaba en Drasi, finalmente había llegado el día en el que podría reunirme con uno de los hechiceros más poderosos del mundo y pedirle su ayuda para volver a mi mundo. No podía esperar más, quería ver a mis papás y mis amigos lo antes posible.
Desperté temprano y le pedí a las trillizas que cuidaran de la casa mientras mis familiares y yo íbamos a Freytorin, durante los últimos días había estado ocupada y me había divertido, pero nunca deje de pensar en la escuela. No importaba si alguien más llegaba a pedirme ayuda, no tenía la menor intención de aplazar mi visita a la legendaria academia de magia. Abrí la puerta de mi casa lista para irme y lo que me encontré fue a Xevin.
Me preocupé un poco al ver a mi agente inmobiliario, pero al parecer solo quería hablar un poco sobre los muebles que compraría en el Archipiélago de los Artesanos y sobre el impuesto anual que se tendría que pagar próximamente. Ya que no quería perder el tiempo, le transferí las 500 monedas de oro y le pedí que se llevara a Amara con él para elegir los muebles. Aradia y Aranea tenían sus propias cosas que hacer en casa así que no podían acompañarlos, pero confiaba en que Xevin la trataría bien y escucharía su juicio.
Arthur era extremadamente rápido cuando no tenía que tirar del carro así que llegamos en solo quince minutos al centro de la ciudad, pasé rápidamente al Gremio de Aventureros para hacer una solicitud y me dirigí a mi destino. Por cierto, durante el viaje Bunny viajaba dentro de las alforjas de Arthur, pero una vez en la ciudad caminaba adorablemente a mi lado.
La Gran Escuela de Artes Mágicas Freytorin era enorme e intimidante, un verdadero castillo en medio de la ciudad con varios torres. A diferencia de un castillo normal, la escuela destacaba por sus paredes negras y doradas que no estaban construidas con métodos tradicionales, no solo era elegante, gritaba "magia" por todos lados. Había visto toda clase de ilustraciones sobre ella, la conocía en detalle gracias a los planos que compartió el autor y el videojuego que se lanzó junto a la segunda película, incluso había soñado una infinidad de veces con ese enorme y hermoso edificio, pero verlo en persona era una historia completamente diferente.
Freytorin era rodeada por una muralla de cuatro metros de altura y para alcanzar el castillo era necesario atravesar un jardín de dos kilómetros de profundidad. A pesar de estar en el centro de la ciudad, la escuela usaba magia avanzada para que dentro de las murallas el espacio se deformara. Incluso dentro del castillo había más habitaciones y los pasillos eran decenas de veces más largos de lo que podrías imaginar solo viendo el edificio por fuera, lo cual hacía del castillo algo incluso más impresionante.
Caminamos alrededor de la muralla buscando una puerta, pero en algún momento llegamos al punto de inicio sin haberla encontrado.
- Supongo que cuando la gente dice que es difícil entrar a esta escuela no solo se refieren al proceso de admisión.
Cuando Bunny dijo eso entendí por qué no habíamos encontrado la puerta. A pesar de ser una gran fanática de la historia, había olvidado que, excepto para los profesores y alumnos, era casi imposible entrar a la escuela, y el motivo detrás de eso era la magia que protegía al castillo.
- Me olvidé por completo -dije- es por culpa del hechizo de indiferencia.
- ¿Hechizo de indiferencia? -preguntó Bunny.
- Sí... ¿cómo puedo explicarlo? -pensé por un momento- Bunny, ¿cuántas personas vimos de camino hasta aquí?
- ¿Cuántas? No lo sé. Supongo que varias.
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Morí y ahora vivo en mi libro favorito
FantasiaDiana es una chica de 16 años que se vio envuelta en un trágico incidente, cuando despierta se da cuenta de que ya no está en México, sino en un bosque. Ahora tendrá que usar todo lo que sabe sobre los mundos de fantasía para tratar de volver a casa...