52. Una brecha de 800 años

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Le conté al director Fausto Haugen todo sobre mi vida en el nuevo mundo, pero también le hablé sobre mi mundo anterior y cómo en ese lugar el mundo de Yrsa solo existía en la ficción. Él, por supuesto, dudó de mis palabras en más de una ocasión, pero logré convencerlo cuando le expliqué que incluso había una novela spin-off donde se relataban algunas de las aventuras que él mismo había vivido en su juventud.

- Me encantaría poder ayudarte -dijo- pero francamente esto es mucho para procesar. Un mundo donde nuestra existencia es solo entretenimiento... hay personas que no podrían soportar saber eso, ¿sabes?

Tenía razón. Tal vez debí haber guardado ese detalle para mí, pero el director era una de las pocas personas con el suficiente poder para ayudarme y quería que tuviera toda la información posible así que le dije tanto como pude. Por unos momentos el director Haugen solo se masajeó las sienes mientras miraba una hoja en su escritorio, mientras le contaba mi historia había tomado toda clase de nota y parecía estar revisando la información antes de seguir hablando.

- Si se trata de transportarte de un sitio a otro entonces hablamos de magia espacial -explicó-, sin embargo, incluso yo que he dedicado décadas enteras a la magia espacial no podría transportarte a un reino diferente. Ni hablar de enviar a alguien a otro mundo. Alguien que sea capaz de tal proeza solo puede existir en un nivel superior al de los humanos, tal vez los elfos antiguos o los dragones sepan más al respecto, pero mi teoría es que algo como eso solo podría hacerlo alguien en el reino de los dioses.

- ¿Cree que los dioses me transportaron a este mundo?

- Es solo una teoría. Aunque una interferencia directa como esa por parte de los dioses no se ha visto en siglos. Lo que es más, de ser así habrían quedado rastros de divinidad en ti y tus alrededores.

- Divinidad... Vlad dijo qué hay divinidad en mi sangre.

- ¡¿Le diste tu sangre al Vampiro Primigenio?! -El director se puso de pie a toda prisa con un tono de alarma. Bunny se sobresaltó al ver eso y se aferró a mí con miedo.

- Está bien. Vlad no le hará daño a nadie.

- ¿Cómo puedes saberlo? ¿También lo leíste en tus libros?

- Así es. Vlad no es una mala persona, incluso luchó contra la Bruja Negra por el bien de Drasi, ¿cierto?

- Eso es algo más de lo que quería hablar contigo -el director recuperó la compostura-, has mencionado algunas cosas interesantes en tu historia, algunos vénetos históricos como la Guerra de las Pleiades y el incendio bajo el eclipse solar, pero también hablaste de cosas que no termino de comprender, ¿quién es esta Bruja Negra de la que sueles mencionar?

Mi corazón se aceleró y un atisbo de preocupación recorrió mi espalda. La Bruja Negra había sido una de las brujas más famosas no solo en Drasi, sino en todo el mundo. Una bruja hambrienta de poder que se dedicó a recolectar cientos de almas para poder resucitar al demonio Balkas y convertirlo en el rey que gobierne sobre el mundo entero. La Bruja Negra era poderosa y logró conquistar todas las montañas sagradas donde residían los guardianes del mundo, derrotó en combate al Rey Dragón y puso bajo su mando a todos los Vampiros Primigenios salvo Vlad, quien la enfrentó en Drasi junto a poderosos hechiceros para poder detenerla. Incluso con el poder de los hechiceros más poderosos del mundo solo fue posible sellar a la Bruja Negra y no acabar con ella.

Morí y ahora vivo en mi libro favoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora