Capítulo X. Tiempos de cambio

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Asbel fue a sentarse a la mesa a terminar de comer y a estuvo acompañado por sus hermanos que tampoco habían terminado y sus padres.

— Qué bien es volver y estar con mis hijos —comentó Evan respirando profundo.

— Opinó igual amor —apoyó Roger—, ya extrañaba a los chicos —Roger como estaba cerca de Evan se recostó en el hombro de su esposo.

— ¿Tienen hambre? —pregunto el castaño—, si quieren les puedo hacer algo.

Evan y Roger declinaron.

— Estábamos bien hijo, no te preocupes. Comimos bajando del avión —dió explicación Roger.

— ¿Un café al menos? —ofreció algo más.

— Eso sí te lo aceptó —hablo Evan—, el café que tome estaba horrible.

— Cierto —concordó su esposo—, pero termina de comer yo los preparo —dijo mirando al castaño que aún tenía comida a pesar que se sirvió una cantidad pequeña.

Roger se levantó de su silla y camino hacía la cocina, sacó dos tazas medianas y se dispuso a hacer el café. Cuando vertió el líquido en las tazas tomo una cuchara pequeña y con ella sirvió el azúcar.

Dos de azúcar para Evan y tres para él. Lo revolvió hasta que la azúcar se disolviera. Tomo las tazas y regreso al comedor. Los menores ya habían terminado y estaban al rededor de su otro padre viendo algo en él celular.

— Ten tu café cielo —dijo Roger poniéndolo sobre la mesa frente a Evan—, niños tengan cuidado con el café está caliente —advirtió dándole un sorbo a su café mientras veía como los niños seguían atentos a lo que Evan les mostraba.

— ¿Papá cuando estemos en San Diego podemos ir al zoológico?, dicen que es uno de los mejores —dijo Adrián viendo a su padre Evan.

Este simplemente sonrió.

— Por supuesto hijo, más bien iremos todos al zoológico, será una salida en familia. ¿Que te parece? —le pregunto al niño, quién de forma inmediata estaba afirmando con la cabeza feliz.

Dylan al aburrirse se fue a la silla donde estaba su segundo papá. Roger lo miro y lo puso sobre sus piernas. El mayor rápidamente noto la curita sobre uno de sus dedos

— Dylan, ¿que te pasó en el dedo? ¿Porque tienes esa curita?

— Nada papá, fue un accidente —respondió el niño con la mirada algo perdida—, ¿ya te dijo lo mucho que te extrañé? —intentó cambiar de tema, pero Roger se dió cuenta.

— No me cambies de tema hijo, te hice una pregunta y como niño grande debes decirme que pasó y no mientas, tú padre y yo te enseñamos a no mentir. Y si lo haces me daré cuenta.

El niño se calló y quedó pensativo.

— Solo no regañes a Asbel —eso hizo que Roger contorsionara el rostro confundido. ¿Que tenía que ver el aquí?—, Él no sabía lo que estaba haciendo. Él me ayudó cuando se lo pedí.

— Descuida no lo regañaré a él ni a tí solo dime qué te pasó.

— Intenté ayudar y sorprender a Asbel haciendo el desayuno y me corté cortando jamón —Roger volteo a ver a Evan y de suerte no escuchó ya que si lo hubiera hecho hubiera puesto el grito en el cielo tras oír lo que sucedió.

Roger después volvió a ver a su hijo quien parecía esperar un regaño de su parte pero Roger sabía las intenciones del menor. Así que solo le dió un beso en la cabeza y lo abrazó.

— No te preocupes hijo todo estará bien, además tú hermano te ayudo y curo esa herida. A partir de ahorita yo me encargaré de revisar y limpiar cada cierto tiempo, no quiero que se te infecte.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora