Capítulo LIII. Planes de boda

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Después de una noche agitada y apasionada Asbel abrio los ojos para darse cuenta que seguían en su habitación. Se sentó y se frotó los ojos para despejar por completo el sueño.

Era temprano y como era sábado no había problemas si todos se levantaran tarde.

El castaño miró en dirección de su compañero de cama y sonrió. Sus recuerdos de anoche florecieron nuevamente y solamente podía estar feliz por tenerlo.

— Regresa a dormir —dijo Luke cuando sintió que su amado no estaba a su lado.

— Buenos días amor —dijo el castaño

— Hola —dijo desapacionadamente el rubio debido por el sueño.

— Vamos levántate ya bello durmiente —dijo Asbel besandolo en la mejilla.

— Diez minutos más —pidió el chico.

— Esta bien, sigue durmiendo.

Asbel se levantó y salió de su habitación para ir por un vaso de jugo. Ya que había despertado con mucha sed.

Bajo y toda la casa estaba en silencio, vio la hora en el reloj de pared de la cocina y apenas eran las 7.

Asbel guardó el jugo en su lugar, puso el vaso en el lavatrastes y regresó a su habitación. Pero en el camino de topo a Luke, quien iba todo soñoliento a la habitación en la que el dormía.

— ¿A donde vas? —pregunto el castaño.

— No quiero que tu padre me mate por dormir juntos así que mejor que nos vea separados —dio explicación.

— Muy tarde —dijo Evan saliendo de baño—, supe que durmieron juntos y espero que solo hayan dormido y nada más. Buenos días por cierto —dijo el también soñoliento y algo despeinado—, si me disculpan seguiré durmiendo.

Evan pasó junto a los chicos y fue a su habitación para seguir durmiendo al lado de su esposo.

Mientras que Asbel y Luke se quedaron el pasillo.

— Mierda tu papá se dio cuenta —dijo Luke apenado.

— Ya lo sabe, ven vamos a mi habitación sigamos en la cama,

— Debo hablar con Adam, quiero saber de ellos. En especial de mamá.

— Esta bien, te espero allá —Asbel siguio caminando y Luke fue a la habitación de huéspedes.

Cuando el rubio cerró la puerta, se asomó a la cama y se sentó en el borde tomando su celular y llamando a su hermano mayor.

A los tres trimbrazos Adam contesto.

— Adam buenos días —dijo Luke.

— Hola hermano, buenos días, despertando vas?

— Si —respondió—, anoche me divertí —dijo riéndose.

— Me imagino porque habrá sido —dijo Adam queriendo lanzar una indirecta—. ¿Porque llamabas?

— Para saber de ustedes, de mamá —dijo el.

— Bueno todo está en orden con mamá —dijo el mayor—, con nosotros no tanto —informo.

— ¿Porque, que paso? —se interesó.

— Bueno el padre de Elías se sigue oponiendo a la boda y resulta que fue a todos los lugares de la ciudad y les fue a decir mentiras de nosotros y nadie nos quiere alquilar un salón para hacer la fiesta. También en las Iglesias, literalmente nos está arruinando todo.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora