Capítulo XXVII. Castigo y Publicaciones

46 11 9
                                    

(+18)
Por favor si eres menor Salta este capítulo, contenido no apto.

El joven Nazar se encontraba en su habitación y revisaba el celular de su hermano a cada segundo para cer si Asbel le contestaba.

En eso entro Adam.

— ¿Elias a escrito? —pregunto el hermano pensando y teniendo la ilusión que le escribiría.

— No, ninguno ha —respondido.

— ¿Pero lo leyó? —pregunto.

— Si lo leyo esta en azul el chequesito —respondió el menor.

— Presta voy a llamarlo —dijo tomando su celular que estaba en manos de su hermano.

Esa mañana fue horrible para el rubio, no había asistido a la universidad ese día, no sentía ánimos para ir pero por otro lado sentía relajante no ir para no ver a John.

Luke era un chico muy paciente pero este sujeto rompió esa barda.

Cuando Adam  llegó estaba feliz, o al menos eso parecía.

— ¿Que tienes?, ¿todo bien?.

— Si —afirmo—, Elias quiere verme, quiere que regrese a casa —sonaba realmente feliz.

— Que bien hermano, me alegro —dijo no tan alegre.

— Vamos Luke, si el te responde te avisaré rápidamente.

El menor asintió.

— Vale, ve con tu prometido.

Adam se fue de la casa para ir con Elías. Condujo nervioso no sabia que pasaría al llegar. Cuando llegó al edificio se estacionó en el parqueo y subió hasta su apartamento. Fue hasta la puerta y con sus llaves abrió.

Entro y cerró, respiro hondo para tranquilizarse y entonces anunció si llegada.

— ¡Elías, ya llegué amor! —dijo caminando temeroso pero al llegar a la sala ahí estaba el sentado en el sofá,  esperándolo.

— Siéntate —dijo serio y Adam lo hizo—, te llamé porque no podemos seguir así,  ese día dijimos e hicimos cosas incorrectas.

— ¿Como esta? —dijo interesado mirando brazos de su novio.

— Mejor —respondió—, pero volviendo al tema, yo lamento quizás las cosas que te dije ese día, incluso de que la boda se pausara; estaba enojado y soy impulsivo.

— No —dijo Adam interrumpiendo—, fui yo el que se pasó de la raya, por impulsivo fue que te lastime y me detesto porque prometí jamás herirte y lo hice.

— No exageres tampoco —dijo Elías—, concuerdo que te pasaste de la raya pero no exageres.

— Esta bien, pero en verdad lamento lo que te hice. Me perdonas amor.

— Si, claro que te perdono —se levantó del sofá para ir hacia el mayor, lo primero que hizo fue besarlo en los labios—, no se que tienes Adam Nazar pero haces que sea feliz y haces que siempre quiera estar contigo.

— Elías te amo y aunque el mundo nos critiqué por nuestro amor, siempre te amaré. Nunca me consideré gay y antes nunca me atrajo un chico pero ese día que te vi, mis hormonas se alocaron cosa que antes nadie me hacía sentir. Pero sabes me alegra haberte encontrado, tu eres mi futuro.

— Vamos a la habitación ahí estaremos más cómodos —dijo el chico con mirada pícara y ambos se fueron hasta allá entre un beso apasionado y desvistiendose.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora