Capítulo XLVIII. Avances

30 8 17
                                    

Las cosas en el hospital iban avanzando, Luke respondía bien en su tiempo de observación y todo parecía ir bien.

Asbel cumplió su pronesa y todos los días iba a visitar a Luke y cada vez que iba se la pasaban bien, hablaban, reían y comían.

Todo iba bien gracias a Dios.

Entonces llegó el cuarto lunes del mes y entonces Asbel y su padre Roger fueron al hospital.

Como siempre fueron a la habitación de Luke.

Al entrar ya se encontraba el doctor pero esta vez Luke estaba de pie.

— Bien Luke camina un poco por favor —pidió.

El rubio hizo lo que el doctor le pidió pero le costó un poco.

— Bien siéntate —dijo y este lo hizo.

Asbel se ánimo en preguntar.

— Doctor ¿y como se encuentra? ¿ya esta mejor?

— Si, todos sus signos vitales están bien solo necesito que venga cada cierto tiempo a fisioterapia para que al caminar no te duela tanto.

— ¿Y porque es doctor? —pregunto Luke.

— Bueno es por el tipo de lesión que tuviste en la pierna —comento—, pero no es nada grave, solo necesitas venir todos los jueves y en cada cierto tiempo  puedes practicar también pero siempre con cuidado.

— Esta bien —accedio.

— Bueno iré a darte de alta, con permiso —dijo el doctor saliendo de ahí.

Entonces los tres se quedaron ahí, Luke estaba sentado pero tenía una expresión algo triste, Roger y Asbel la notaron y se vieron entre sí.

— Los dejaré solos —susurró en el oído de Asbel y por ende saliendo de ahí.

— ¿A donde va tu padre? —pregunto el rubio.

— Fue hablar con mi padre, el quiere que le informemos como estas —respondió Asbel caminando hacia Luke—, ¿oye que tienes? —pregunto al sentarse al lado.

— Siento que todo esto es mi culpa —dijo cabizbajo.

Asbel se acercó y con su dedo levantó su rostro.

— No es tu culpa, es la culpa de otro imbecil —dijo para calmarlo—, así que no te eches las culpa.

— Esta bien —dijo el rubio—, sabes algo estoy feliz de que estés aqui. No te imaginas lo mucho que te extrañaba.

— También te extrañé Luke —dijo el castaño—, lo bueno es que ya estás aquí, despierto.

— Si.

Entonces entro el doctor.

— Bien Luke ya solo un adulto debe firmar esto y podrás irte —dijo entregándole unas formas a Asbel—, Asbel fue un gusto haberte conocido.

— Lo mismo digo doctor —dijo Asbel amable—, una ultima cosa, aparte de la fisioterapia y que el practiqué, ¿alguna otra recomendación?

— Si sientes dolor en la pierna toma un antiinflamatorio o algo para el dolor muscular. Y también que no fuerces a tus músculos a caminar más de la cuenta, deben reacoplarse.

— Entendido doc —respondió el rubio.

Este miro Asbel.

— Descuide doctor yo cuidaré de él.

— Bien con eso termino aquí, si me disculpan iré con otros pacientes.

El doctor se retiró y al instante entró Roger.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora