Capítulo III. Trago amargo

53 13 14
                                    

Asbel tardó con la directora unos veinte minutos, hablaron de lo sucedido. Cuando terminaron Asbel estrecho la mano con la mujer.

— Me haré cargo de mis hermanos y cuando mis padres regresen les hablaré de lo sucedido. Hablaré con mis hermanos si de eso sirve.

— Claro que servirá, a esta edad los niños van creciendo y aprendiendo, nuevas sensaciones y emociones les invaden y lo mejor es siempre estar cerca para apoyar o escuchar si es lo que necesitan.

— Un gusto entonces directora Miranda —dicho esto Asbel se retiró de su oficina y vio a sus hermanos justo dónde los dejo.

— Asbel —musitaron los dos, pero el mayor los silencio con un gesto de pausa.

— Hablaremos al llegar a casa, ahora vámonos —ordenó y los menores obedecieron.

Los tres hermanos caminaron por los pasillos hasta llegar al exterior, ahí Asbel dejo que los niños pasarán primero y por ende hizo que se subieran a la camioneta. Tanto Asbel como los niños se colocaron el cinturón de seguridad y fue entonces cuando el castaño condujo hasta el edificio donde se encontraba su hogar.

Evan y Roger venían por el elevador cuando el vendedor de la casa les envío la ubicación del punto de reunión para cerrar el trato de la casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Evan y Roger venían por el elevador cuando el vendedor de la casa les envío la ubicación del punto de reunión para cerrar el trato de la casa.

— ¡Demonios vamos tarde! —comentó Roger jalando la parte trasera de su pantalón algo incómodo.

— No vamos tarde Roger lo miro Evan de forma divertida—, bueno tal vez un poquito tarde.

— Amor te amo, te adoro, ¿pero en serio debes romperme el culo cada vez que hagamos el amor? —preguntó Roger al intentar hallar una postura cómoda debido al dolor en su trasero.

— Que te diré Roger, tienes un trasero exquisito —bromeó diciendo la verdad.

Evan le dio un piquito a Roger y cuando las puertas del elevador se abrieron, ambos caminaron hacía el auto que rentaron.

Asbel y sus hermanos habían llegado al apartamento y en ningún momento se dirigieron la palabra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Asbel y sus hermanos habían llegado al apartamento y en ningún momento se dirigieron la palabra.

Asbel seguía pensando si lo que la directora dijo era cierto o no así que decidió preguntarles a ellos mismos en este momento.

Lo Que Casi Nos Destruye©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora