Quédate. - VIII

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—Mira, lo siento si no te dije lo que querías escuchar, hijo... Sólo quiero abrirte los ojos. Los matrimonios no son perfectos, pero siempre debes saber detener algo que sientas que está mal.

Roger sintió y se limpió las lágrimas de las mejillas. —Sé que volverá a ser como antes... Cualquier pareja tiene problemas, acabas de decirlo...

—Haz lo que creas que esté bien.

Asintió de nueva cuenta y se pasó una mano por encima de su brazo contrario. —Dijiste que querías hablarme de algo, ¿Que pasa?

—Hijo... Tengo que salir de viaje...

—Hey, eso es genial. — Respondió el rubio con una sonrisa. —¿A dónde te vas?

—Roger, Tendré que irme a París un año completo.

La sonrisa de Roger se desvaneció de su rostro. —¿Q-Qué Haré yo aquí sin ti?

—Podrás llamarme cuando qui...-

Roger lo abrazó de nuevo y escondió la cara en el pecho de su padre. Las lágrimas caían de sus ojos como agua en una fuente. Michael era su confidente, su mejor amigo, la única persona con la que podía hablar de cualquier cosa sin ser criticado, al contrario, siempre escuchó los consejos que su padre le daba.

—Hijo, tranquilo...

—N-No te vayas, papá... N-No sé que haré sin ti si es que ésto se sale de control... ¿Como podré ir contigo si te necesito?

—Roger, tranquilo... Sabes que siempre estaré para ti, para cuando me necesites, y no importa lo lejos  que esté, siempre podrás contar conmigo.

—Te quiero, papá...

—También yo ,hijo. También yo...

*****

—¿A que vino tu padre, Roger?

—Bri, sabes que siempre procura venir a vernos. Además... Se irá de viaje...

—¿A dónde va ésta vez?

—A París... U-Un año completo...

Los ojos de Brian se abrieron como platos. —¿Tanto Tiempo?

—Bri, trato de no pensar en eso, por favor...

—Bien, bien...

Roger le sonrió levemente y siguió en lo suyo. Le daba miedo seguir pensando que se quedaría solo un buen tiempo mientas su padre volvía.

—Rog... ¿Qué le contaste exactamente?

—¿De qué hablas?

—Espero que recuerdes nuestro acuerdo... Lo que pasa en casa, se queda en casa, ¿Verdad?

Roger suspiró pesadamente y se dió un momento para cerrar los ojos y tratar de no soltar alguna barbaridad. —Brian, es mi padre, tiene que saber que es lo que me pasa.

—¿Ah, si? ¿Que pasó con la privacidad Entonces?

—Bri, no quiero pelear...

—¡Entonces deja de hacer cosas que me molesten!

—¡Deja de Gritarme!

—¡Entonces aprende a comportarte y a cumplir con lo que dices! Si sigues así, no dudes que haré lo que esté en mis manos para que no vuelva a venir a mi casa.

—Es Mi casa, Brian...

—Vivo aquí, para tu mala suerte. — Tomó al rubio fuertemente de uno de los brazos, haciéndolo soltar un pequeño grito ahogado de dolor. —Aprende a obedecer, a menos que quieras que las cosas salgan mal.

—¿S-Salir mal? No creo que pueda suceder eso... ¿Donde está el chico dulce con el que me casé? Al parecer, la fuerza que estás usando esté haciendo que se vaya. — Le respondió con lágrimas rodando por las mejillas.

—No seas ridículo, ¿Quieres? Esas cosas pasaron de moda hace mucho tiempo.

—Creo que se fueron con el respeto y el amor.

—Cállate, no me hagas hacer una tontería.

—¿Alguna otra petición?

Brian apretó más el agarre del brazo de Roger, para luego soltarlo en un empujón que lo hizo caer al suelo.

Se contuvo un poco, lo más que pudo, hasta que finalmente lo dejó salir todo. ¿En qué momento se imaginó eso? Era obvio que jamás.

Brian se agachó hasta donde él estaba y lo tomó del mentón, uniendo sus miradas. —No me hagas perder la paciencia, Roggie.

Roger se soltó de la mano de Brian. —D-Déjame...

Brian le dió un pequeño golpecito en la mejilla y se alejó de ahí. Salió de la habitación, y luego se escuchó la puerta de la casa cerrarse.

Se abrazó a sí mismo aún sentado en el suelo y dejó caer sus lágrimas hasta el suelo. Su brazo le dolía, y al poco rato se dió cuenta de que realmente le había echo daño.

¿Como había terminado así?

Quédate (Somebody To Love 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora