Quédate. - IX

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Se levantó del suelo y caminó hacia el teléfono que estaba en su mesa de noche y Marcó el teléfono de su padre. Contestó al segundo tinte y suspiró aliviado.

Soltó unos cuantos sollozos antes de responder al saludo de su padre, pero finalmente lo logró.

—P-Papá... Quiero irme contigo...

—Hijo, ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué esa repentina decisión?

—Tuvimos una pelea... Papá, físicamente estoy mal...

—¿Te hizo algo?

—Un moretón en el brazo, un golpe en la espalda... Me dió un empujón y caí al suelo...

—Roger... ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?

—Ya no quiero estar aquí... Puede quedarse él aquí si quiere, pero nosotros no...

—¿Piensas traer a Sophia?

—Claro que sí... Ella se va conmigo.

—Escucha, hijo... Mañana el vuelo sale  a eso de las 11 de la noche. Te veré en el aeropuerto.

—Gracias, papá...

—Hijo, cuídate. Llámame si necesitas otra cosa, o ven si lo crees conveniente.

—Está bien, pero... Papá, necesitamos cambiar los planes... N-No puede enterarse de que me fui contigo...

—Me encargaré, hijo.

—Te veré mañana.

Colgó el teléfono y lo dejó en su lugar.

Rápidamente entró en el vestidor y buscó en el fondo del armario alguna maleta grande y metió dentro todo lo que pudiera necesitar para él y para Sophia, después la guardó nuevamente en un lugar poco visible para Brian.

Salió de su habitación y caminó hacia la de Sophia. Su hermosa niña estaba dormida nuevamente, abrazando un osito de peluche, su más fiel compañero en las noches.

La cargó y la llevó con él a su habitación, la recostó a su lado y se dedicó a mirarla solamente. Todo lo que ella reflejaba era inocencia, amor y ternura. ¿Cómo iba a decirle que tendrían que irse?

*****

Al otro día, nuevamente desperto solo, con su hija entre sus brazos y el sol entrando por su ventana.

Se levantó de la cama con algo de dolor y caminó hacia las escaleras. Todo parecía igual, se escuchaba igual, hasta que encontró algo en la sala.

Brian estaba recostado en el sillón, completamente dormido... Pero había algo raro en esa escena.

Tenía la camisa desabotonada y mil manchas rojas en el cuello y parte del pecho. ¿Cómo rayos había sucedido eso? Ese no era su Brian...

Un paso en falso hacia atrás y provocó que Brian se despertara. Lo miró fijamente a los ojos por unos segundos y luego trató de cubrirse un poco, cosa que hizo que Roger se echara a reír.

—No tienes que hacerlo, ya vi todo lo que hiciste. Dime, Bri, ¿Cuantos o cuantas fueron? ¿Dos, Tres, Diez?

—Roger, No seas infantil...

—¡Cállate! — Sollozó. —Y-Yo confíe en ti... Y Traté y trate de darte todo lo mejor de mí... ¿Que mierda hice mal?

—Roger... Estaba tomado, ¿Si? Lo siento, no lo volveré a hacer.

—¡Dije que te calles! Ahora soy yo quien va a hablar. Durante todo este tiempo siempre traté de hacer todo bien, de darte todo lo que pudieras necesitar de mí, darte todo el amor que te tenía... Lo tiraste todo a la basura en un solo día...  Y-Yo traté de hacerte feliz... Ya no puedo seguir de éste modo... Yo SÍ quiero ser feliz.

Dicho Ésto subió nuevamente las escaleras hacia su habitación y sacó la maleta del armario. Metió un par de cosas más y luego se acercó a la cama.

—Linda... — Dijo, moviendo un poco a Sophia. —Amor, despierta, debemos irnos...

—¿A dónde crees que te llevas a Mi hija?

Él estaba parado en la puerta, liberando balas por los ojos, eso fue algo que hizo el temor de Roger crecer cada vez más.

—Se va conmigo.

Brian se acercó a Roger de una manera bastante peligrosa y amenazante. —Deja a la niña en donde está. Esto es entre tú y yo.

—Yo ya no tengo nada que hablar contigo.

—Claro que sí, no me dejarás tan fácil.

—Eso no lo decides tú, así que quitate de mi camino.

Al primer paso que dio, Brian lo tomó fuertemente de la camisa y lo estampó contra la pared, sacándole el aire de los pulmones durante unos cuantos segundos.

—Te irás tú solo, o si lo prefieres puedes irte en pedazos, por que mi hija se queda aquí.

—Y-Y-Ya déjame... — Roger forcejeó un poco con Brian para tratar de quitárselo de encima, cosa que no tuvo éxito.

—Prometiste quedarte, ¿No?

—N-No me quedaré con alguien que no me ama...

Brian lo soltó con una mano y le dio un fuerte golpe en una de las mejillas. —Te mataré si vuelves a decir eso.

El golpe fue duro. Tanto que hizo que el labio de Roger comenzara a sangrar. —Eso sería lo mejor, cariño... Lamentablemente, no estaré aquí para cuando quieras hacerlo. — Levantó una de sus piernas y le dio un fuerte golpe en la entrepierna. Brian lo soltó al instante y cayó al suelo en un gritó de dolor.

Roger recuperó la respiración en unos cuantos segundos mientras se apresuraba a tomar sus cosas y a su hija. Salió rápidamente de la casa y corrió, corrió y corrió hasta que los pulmones le fallaron nuevamente.

Quédate (Somebody To Love 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora