Quédate. - XXVIII

495 60 43
                                    

El amanecer llegó pronto.

Dos chicos en una cama, durmiendo apaciblemente después de haberse demostrado todo el amor que aún se tenían.

Uno de ellos se despertó gracias a que el sol entraba directamente hacia él. Miró al precioso chico que dormía a su lado, y fue ahí cuando comprendió que había sido un completo idiota al tratarlo mal. Nadie en la vida lo había amado como lo amaba él.

Estaba recargado en su pecho, su respiración era lenta y calmada, así que solamente se dedicó a acariciar suavemente su espalda... Como había extrañado hacer todo eso. Esas pequeñas cosas lo llenaban por completo.

Se acomodó suavemente más junto a él y lo abrazó por completo, juntando más sus cuerpos, sintiéndose amado y protegido.

El más pequeño comenzó a moverse un poco entre los brazos de su esposo, así hasta que abrió completamente los ojos y se aferró más al pecho de Brian.

—¿Cómo te sientes, Cariño?

—Mejor que nunca, Bri...

Brian sonrió y le besó la frente. —Me alegra, mi vida...

Unos pasitos lentos se oyeron en el pasillo luego de unos cuantos minutos, tres toques en la puerta y una pequeñita niña parada en frente a ellos.

—Papi... ¿Te duele algo?

Roger se coloreó de rojo al instante. —N-No, linda, ¿Por qué?

—Escuché unos golpecitos anoche, y estabas gritando mucho, creí que te habías golpeado o algo...

—A papá le dolía un poco el estómago, amor, es todo.

Sophia sonrió y abrazó más la muñeca que le habían regalado la noche anterior. —¿Podemos salir hoy?

—De echo, bebé... Tenía planeado algo desde anoche.

—¿De qué hablas, Bri?

—No hagan preguntas, sólo iremos y ya. — Miró a Sophia maliciosamente. —Ya te bañaste, ¿Verdad?

—Yap, ya me bañé.

Roger soltó una sonora carcajada al ver la cara de Brian, completamente sorprendido.

—Si hubieras venido con nosotros, hubieras sabido que ya lo hago sola, papi.

Si hubieras venido con notros...

—Pero ya estoy aquí, muñeca. Ve a tu habitación a cambiarte mientras papá y yo salimos.

Asintió y salió de la habitación, dejando la puerta cerrada.

—¿A dónde nos vas a llevar, eh?

—Ni hagas preguntas, corazón. — Besó sus labios tiernamente. —Sólo ponte más hermoso de lo que ya eres, aunque realmente no necesitas mucho...

Roger se sonrojó al instante, sus mejillas estaban completamente rojas y había una sonrisita nerviosa en sus labios.

—Roger, eres precioso...

Quédate (Somebody To Love 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora