Quédate. - LIII

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—¿Que mierda pasaba por tu mente, Sophia?

—Estoy bien, papá...

—¡Sabes que puedes hacer todo menos eso! ¿Por qué nunca me obedeces? Espero que estés contenta con el resultado. Eres un desastre andando, Sophia.

Mis ojos se llenaron de lágrimas casi al instante. No dije nada, es mejor no decir nada ahora.

—Q-Quiero que venga papá... — Respondí apenas con un hilo de voz.

—Tu papá no va a salvarte, princesita. Lo que hiciste estuvo mal, Sophia, lo sabes. Me extraña que pienses que tú papá va a venir a salvarte cuando no será así. Tienes que aprender a afrontar lo que haces, no siempre va a venir alguien a salvarte.

Dejé caer una lágrima por mi mejilla. Estoy segura que una pierna rota se cura más rápido que todo lo que papá va a decirme.

—No llores. No estabas llorando cuando lo hiciste.

—¡Basta, Papá! ¡Sólo es una pierna rota, Ya basta!

Comencé a llorar luego de eso. Realmente me lastimó todo lo que me dijo... Era obvio que iba a hacerlo, pero eso no quita que me haya lastimado.

—Escuchame bien. — Habló más fuerte esta vez... Dios, ¿Por qué nunca puedo quedarme callada? —Además del tiempo que vas a estar en reposo, dejarás de ir a los entrenamientos un mes completo y nada de salidas con Nick. ¿Entendiste?

No dije nada, no hice nada que pudiera darle a notar que había entendido. No quería hablar con el, no quería verlo.

—Te estoy Hablando, Sophia.

Y de nuevo, no le contesté. Sé que le molesta que no lo haga, pero es que estoy tan enojada con él...

Suspiró pesadamente y se dirigió a la puerta de mi habitación. —Tu lo decidiste, y no quiero que llores después.

Me dejó sola en mi habitación durante unos minutos. ¿Enserio soy el desastre que él dice?

***

Entré a mi habitación y me senté en la cama. En el hospital nos dijeron que tiene fracturada una pierna, todo por el estúpido salto que quiso hacer, a pesar de que sabe que no debe hacerlo.

Danniel salió de algún lugar y me miró algo molesto. —Debes admitir que te pasaste con lo que acabas de decirle.

—Danni, no me digas lo que tengo que decirle.

—Ella no es un desastre, Roger.

Me reí ante su respuesta. ¿Es que no está viendo lo que le pasó? —Lo que digas, Danni.

Se cruzó de brazos, más molesto que antes. —Sólo espero que llegue el momento en el que te arrepientas de lo que le dijiste cuando aún puedas hacerlo.

—¡Deja de defenderla! ¡Lo que hizo estuvo mal y tiene que aprender que así fue!

—¡No es una maldita justificación para decirle que es un desastre! ¿Sabes cómo puede repercutir eso en ella? Eres su padres, pero eso no te da el derecho a decirle cosas que puedan lastimarla.

—Tu no vas a decirme cómo tengo que educar a mi hija, Danniel.

Se acercó a mi, quedando a centímetros. —Quizás no te voy a decir cómo educarla, pero voy a enseñarte a no volver a lastimarla, verás que lo haré.

—¿Es una amenaza?

—Advertencia, más que nada.

—Sabes que esas cosas no van conmigo.

—Entonces quizás lo próximo que no se quede contigo, sea tu hija. Fue la primera vez que se lo dijiste, no te quiero volver a escuchar decirle eso o algo parecido, Roger, ¿Entendiste?

Danniel nunca habla así. Llega a darme miedo cuando lo hace, y sé que está vez lo está diciendo enserio.

—Si...

Quédate (Somebody To Love 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora