Quédate (Somebody To Love 2)

Quédate. - XXXV

3 de la mañana. Dos horas antes de abordar el vuelo.

Roger se levantó sigilosamente de la cama y abrió la puerta con miedo de hacer ruido, cosa que no sucedió.

Caminó de puntas hacia su habitación y miró por el picaporte de la puerta. Brian estaba profundamente dormido, su plan sí que había funcionado.

Sonrió para sí mismo y regresó a la habitación de Sophia. Movió algunas cosas de su lugar y sacó unas cuantas maletas pequeñas, después se dirigió a despertar a su pequeña.

—Soph... — Dijo, moviéndola un poco. —Soph, amor... Debemos irnos...

Se removió un poco en la cama y talló sus ojitos. —Vámonos... — Respondió en un suspiro adormilado.

Roger la abrigó bien y la tomó en sus brazos. Cruzó el pasillo hacia las escaleras con miedo de ser escuchado, con miedo de no poder ser libre de ese infierno en el que vivía, pero finalmente, después de revisar que tenía todo lo necesario para tomar el vuelo, salió de la casa.

El aire frío chocó contra su cara, dándole un poco de la paz que estaba buscando desde hacía días.

Salió rápidamente de la calle y al llegar a la esquina tomó un taxi con dirección al aeropuerto, a su salvación.

El vuelo se dirigía a Amsterdam, y gracias a los contactos de Michael, nadie daría información sobre el vuelo en el que estaba él, ni destino, prácticamente nadie sabría nada de él ni de su hija.

Nadie a Excepción de Michael y Luke.

¿Por qué Luke?

Por qué le daba la confianza que necesitaba para salir adelante. Le daba toda la paz y estabilidad que necesitaba para él y para su vida con su hija, principalmente para ella.

Esperó la hora que demoró el abordar su vuelo. Personas iban y venían, todas ellas se veían felices. Pocas veces logró ver a personas con miedo, como él, pero eso no le restaba valor a lo que fuera que estuvieran haciendo.

Finalmente, llegó la hora de abordar su vuelo. El amanecer se asomaba por el horizonte, y con los rayos del sol nació una nueva esperanza para él, para poder trazar una nueva vida.