Quédate. - XXXIII

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Sonrió ante la respuesta de su hija y la tomó del mentón para luego limpiarle las lágrimas. —Quiero que sepas que siempre serás lo más importante en la vida de tu papá y en la mía. Papá nunca va a dejar de quererte, así que tú tampoco debes dejar de quererlo, ¿Esta bien?

—Te lo prometo...

—Soph... ¿Alguna vez te contamos cómo fue que estás con nosotros?

Asintió. —Papi me contó que un ángel me dejó en la puerta de la casa donde ustedes vivían...

—Así es... Amor, eras tan pequeña... Aún lo eres... Debemos agradecer que tu papá y yo siempre quisimos que fueras una niña que entendiera lo que pasaba a su alrededor...

—Me doy cuenta, papi.

—Lo sé, nena. — Suspiró y le sonrió. —Desde que te encontré en nuestra puerta, desde que supimos que podríamos tenerte con nosotros, nunca me importó nada más que tú estuvieras bien... Verte crecer, saber que estás bien...

—Papi, estoy bien...

—Espero que sigas estándolo, Bebé. Quiero que entiendas que si tú y yo nos vamos, no habrá más llamadas para papá... Sólo para el abuelo, ¿Estás de acuerdo con eso?

—Papá no podrá pegarte más si no estamos aquí... Tampoco podrá hacerlo si no sabe dónde estamos...

—Lo siento, amor... — Dijo, abrazándola.

La pequeña se separó un poco de él. —¿No te duelen los golpes, papi?

—Si eres tú, créeme que no me duelen nada. — Le respondió con una sonrisa.

Sophia le sonrió también y lo abrazó de nuevo, igualmente con cuidado de no hacerle daño.

Le dolía el alma más que otra cosa. Sabía que terminarían así nuevamente, se cegó a que así tendría que pasar. Lo único que tenía ahora era a su hija y a su padre.

—Bebé, tendrás que mantener nuestro secreto un par de días, ¿Esta bien? Hasta que encuentre un lugar al que podamos ir.

—Te lo prometo. — Respondió levantando una de sus manitas y poniendo la otra sobre su corazón.

Sonrió y le besó la frente. —Te prometo que no tendrás que volver a ver esto, hija...

—Papi, sé que vas a estar mejor cuando papá ya no pueda pegarte, así que está bien.

—Dios, Sophia... Eres un ángel, amor...

—Creí que un ángel me había traído...

Soltó una pequeña risita ante el comentario de su hija. —Así es, y por lo visto a ti también te convirtió en un ángel.

—Te quiero, papi...

Quédate (Somebody To Love 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora