En su casa, y para entrenar en el extenso patio trasero de su hogar, Ivanka podía usar ropa deportiva cómoda. Pero si tenía que salir de allí, para dar clases, obligadamente debía usar ropa holgada, que no detallara su figura.
No podía "provocar" a los hombres con su hermosa figura femenina. Tampoco tenía permitido salir maquillada, usar escotes, o salir sola a lugares concurridos por hombres solteros.
Siempre debía estar acompañada de otra mujer de su comunidad, o en su defecto, estar en público, y muy poco tiempo.
En su caso, y al ser nieta de uno de los fundadores, todos la conocían en ese pequeño pueblo, es por eso que su marido no tenía problemas con que saliera sola.
Habían muchos ojos para "vigilarla".
Cuando la jovencita había conocido a su futuro marido, sólo era una niña, tenía ocho años, en cambio él, ya estaba dejando la adolescencia. Para cuando Ivanka se casó con Héctor, ella tenía dieciocho años y el treinta.
Sus padres sabían que habían hecho una buena elección, no sólo porque él era nieto también de uno de los fundadores, sino porque al ser mayor que ella, cuando Ivanka tuviera que casarse, tendría una buena estabilidad económica.
—Hola Martin ¿Estás listo? —sonrió llegando a la plaza.
—No, pero bueno, hágamoslo.
—Mira, traje mucha agua y frutas, todo para recargar energías luego del entrenamiento —sonrió enseñándole su bolso azul oscuro—. Y la doctora ya habló conmigo, hemos arreglado tu nueva dieta, y al finalizar la clase de hoy, te enviaré por mensaje la misma, junto con los ejercicios que debes realizar en tu casa.
—¿En mi casa también?
—Sí, cuánto más ejercicio hagas, más rápido bajarás de peso.
—Comienzo a arrepentirme —bufó.
—Ánimo, Martin, que ni siquiera hemos empezado aún —sonrió con diversión—. Lo primero que vamos a hacer, es estirarnos un poco, para ir calentando los músculos ¿Sí?
—Ajá —le dijo no muy convencido, tratando de imitar lo que ella hacía.
—Inhala por la nariz, y exhala por la boca —sonrió.
Luego de estar calentando unos minutos, la joven castaña le dijo que trotarían dos vueltas a la plaza, y luego harían algunos ejercicios.
Cómo era su primera clase, sólo harían cuarenta minutos de ejercicios.
—¿Listo? ¡Vamos! —sonrió comenzado a trotar.
Martin intentó seguirle el ritmo, o mínimo ir detrás de ella, pero no llegó a hacer cien metros, que tuvo que detenerse, agitado a más no poder.
—Vamos Martin, no pares.
—N-No puedo... R-Respirar.
—Es normal, no sueles hacer este tipo de actividad, verás que luego te costará menos, vamos —sonrió, trotando frente a él.
—¿S-Sabes qué? Mejor vamos por un sandwich y-
—No, no, nada de sandwich y comida chatarra, vamos, yo sé que tú puedes, confío en ti —sonrió tomándolo de las manos, llevándolo ella a un paso más lento.
—M-Me voy a m-morir.
La castaña sonrió divertida, y continúo trotando hacia atrás. Entendía que se le hiciera tan difícil trotar, ejercitarse, después de todo, tenía casi cuarenta kilos de más.
***
"—¿Entonces? ¿Qué tal la primera clase con el manatí?"
—Eli, por favor. Y bien, a duras penas pero llegó a completar el primer día. No sé si hará los ejercicios que le mandé para su casa, esperó que sí.
"—Puff, no seas ilusa, lo único que hará, será tragar cómo un cerdo en su último día de vida. Estuve revisando su perfil, y me encontré con el perfil de su hermano mayor, que es mucho más gordo que él. ¿Sabes cómo terminó su mujer? Hecha una ballena también, y todos sus niños son obesos. Yo no quiero eso, Iva, me dan ganas de llorar de solo imaginarlo. Lo miro, y se me va el apetito."
—No es correcta la forma que utilizas para hablar de ellos, son personas que evidentemente tienen un problema en la alimentación y de salud.
"—¡Por supuesto! Sino no parecían la familia de cerditos."
—Eli ¿Sabes por qué Martin hace todo esto? Es por ti ¿Tienes idea de lo qué es sentirse menos para alguien? Yo creo que si tú pudieras apoyarlo, darle algo de aliento, para él sería más fácil esto. Se sentiría más motivado.
"—Con una foto mía, y sabiendo que seré su esposa por obligación, tiene motivación más que suficiente. Para alguien normal, fuera de aquí, en sus sueños nomás podría tener una mujer como yo."
Ivanka suspiró y negó con la cabeza.
—Debo cortar, Héctor llegará pronto y no le gusta que esté con el celular. Piensa en lo que dije ¿Sí? Luego de casarte, serán un equipo, deben trabajar juntos para que el matrimonio funcione y sea lo más llevadero posible para ambos.
"—Pues me cansaré de decirle que no me gusta si no baja de peso. Nos vemos luego, Iva."
La muchacha cortó la llamada, y miró con pena la tablet sobre su escritorio. Sabía que eso lastimaría mucho a Martin, era un hombre muy inseguro, y él pensaba lo mismo que Eliana.
No la merecía por ser gordo.
...