Él tenía planeado preparar la cena con Ivanka, había pasado temprano por un supermercado para comprar todo para la noche. Incluso había comprado tantas verduras, que ni siquiera conocía, porque sabía que a su esposa le gustaban esas cosas.
Pero todo había quedado en nada, Ivanka se veía feliz cuando él no estaba cerca.
Luego de que ella abriera el paquete, que no era más varios kit de gimnasia, para que ella pudiera dar clases con varios alumnos a la vez, se había encerrado en la especie de oficina que tenía en su casa.
Y a ella no le había molestado.
Sólo recién a las nueve de la noche había ido a llamarlo para cenar, y la distancia en la mesa se sintió más grande. Si Héctor no intentaba hablarle, ella tampoco lo hacía, por lo que había sido una cena silenciosa, sin mirarse, como dos extraños.
Y cuándo la vio marcharse a la habitación, eso de las diez, él también la siguió. No esperó a que saliera del baño para saludarla, para decirle un buenas noches, sólo apagó la luz y se acostó de lado, sin mirarla, dándole la espalda.
Ya bastante horrible sería para ella tener que dormir con él, como también tener que besarlo, sin quererlo. Había estado toda la tarde pensando en su relación, en Ivanka.
En la primera vez juntos, cuando había creído que ella sólo estaba nerviosa... Qué estúpido al pensar que Ivanka podría enamorarse de él también.
Seis años fingiendo que le agradaba, seis años teniendo que aguantarlo, seis años teniendo sexo sin sentir nada, y ahora la entendía, para su esposa debía ser un monstruo.
La sintió acostarse en la cama, y como susurraba un buenas noches, cariño.
Sabía que era mentira, que ese cariño era como decir "esposo". Ella no sentía nada por él... No significaba lo mismo para ambos.
***
—¿P-Por qué h-hoy tan temprano? —le inquirió agitado Martin, mientras trotaba a la par de ella.
—Mi esposo cambió los horarios de trabajo, y ahora sale antes. Es por eso que ya no podremos usar las tarde, y la mañana me pareció una mejor opción que el medio día —sonrió.
Cuando se detuvieron a descansar un momento, para qué Martin estirara los músculos, el muchacho la observó curioso.
—¿Se vuelve aburrido estar casado?
—¿Aburrido?
—Sí, aburrido. Después de seis años, como ustedes, ¿Cómo es estar casado? Te pregunto, para saber que esperar cuando también pase por lo mismo —sonrió.
—Ah, em... Creo que el matrimonio no es "divertido" tampoco, cada uno tiene sus lugar, sus quehaceres, y sólo debes cumplirlos.
—¿Tú y Héctor son un matrimonio tradicional entonces?
—S-Sí.
—Entonces su matrimonio sí debe ser aburrido. Yo espero que con Eliana podamos hacer cosas juntos, que ella quiera. Tengo la esperanza que si cambio mi imagen, ella logre aceptarme.
—Sé que lo hará —sonrió—. Ella ahora es muy joven, está un poco molesta con todo esto, pero te aceptará.
—¿Y logran ser felices? ¿Ustedes son felices?
Ella desvió la mirada, antes de ponerse de pie, y asintió con la cabeza, sonriendo levemente.
—Sí.
***
Eran las doce, y ella regresaba con las compras para el almuerzo y la cena. Ahora que su marido trabajaba menos horas, tendría que cocinar dos veces al día.
No sabía muy bien a qué hora salía Héctor del trabajo, pero al parecer, aún no había llegado.
Se apresuró de ir a la cocina para preparar todo, y puso algo de música en su celular, una melodía suave, relajante. No solía escuchar música cuando él estaba, por temor a molestarlo.
Otra de las cosas que ya no podría hacer todos los días cuando él estuviera.
Aún recordaba lo difícil que había sido tener que pedirle estudiar algo, porque eran cosas que no se hacían en su comunidad.
La mujer debía dedicarse única y exclusivamente a su marido, casa e hijos. Y qué Héctor aceptara en la primera, sin hacerle ningún tipo de desplante, había calmado bastante su nerviosismo.
Aunque aquello no le había agradado para nada a la familia de ambos, ya que Ivanka tendría que salir de su pueblo para poder estudiar. De todos modos, él siempre la apoyaba, la acompañaba, la llevaba tanto para ir como para volver.
Eso de la una y media escuchó que el auto de él se detenía al frente de la casa, antes de abrir el portón y que entrara, por lo que ella terminó de acomodar la mesa.
Serían ocho largas horas hasta la noche...
Él entró unos minutos después, diciéndole únicamente un hola, sin mirarla, sin obligarla a besarlo, sin traer nada en sus manos. Tal vez, lo tenía guardado en su maletín o abrigo.
—Preparé algo de pasta, quería comer algo diferente hoy ¿Está bien para ti?
Él asintió con la cabeza, y pasó por su lado, para ir hacia la cocina. Almorzaría con ella, y luego se iría a la oficina, no iba a martirizarla con su presencia, ella no le había pedido después de todo que cambiara sus horarios de trabajo.
***
—A-Am... Mañana es el control de Martin, si quieres, puedo pasar por los resultados. La clínica está cerca.
—Está bien —le dijo metiéndose en la cama, apagando la luz de su velador, para luego acostarse.
Ella lo miró, y al ver qué él no diría más nada, se acostó también, mirando la pared. Tal vez había tenido un mal día en el trabajo, Héctor no estaba actuando normal, y ella no se sentía con la libertad de indagar que le pasaba.
Si él no le contaba, tampoco podía estar preguntándole. No eran asuntos de ella.
Él no había olvidado los resultados, pero estaba seguro que si Dios no les había dado un hijo aún, era lo mejor. Aquello sólo sería un castigo más para su joven esposa, no seguiría insistiendo con lo mismo.
...
Me quedé dormida jajaja 🤦🏻♀️🤦🏻♀️ tarde actualizas, Sayla...