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—Martin, pasa por favor.

El muchacho miró con el ceño fruncido a los padres de su prometida, realmente molesto.

—Luego de lo que pasó ésta tarde, comienzo a creer que lo mejor será romper con el acuerdo. Yo no quiero casarme con una mujer que actúa de un modo tan infantil como el de su hija. Jamás le falté el respeto a ella o a su prima, Federica. Así como usted —le dijo a su futuro suegro, o ya no—. Podría ayudar a una mujer si se encuentran en aprietos, yo hice lo mismo. En este momento, quién peor la está pasando es Federica. Creo que tengo motivos más que suficientes para rechazar a su hija, que hasta el momento no ha mostrado más que disconformidad con nuestro compromiso, y buscar a alguien más.

—Te pido disculpas, sé que el comportamiento de Eliana ha sido incorrecto, ella... Ha estado muy estresada estos últimos meses. El tema de la boda la tiene muy alterada, y es por eso que actúa de este modo tan imprudente. Pero te prometo que el episodio de hoy, no se volverá a repetir —le aseguró el papá de Eliana—. Estamos muy apenados por todo lo que ocurrió.

—Su hija no es la mejor opción para mí.

—Lo es, lo será, por favor, sólo dale una última oportunidad.

—Lo pensaré, pero no esperen que deje pasar esto tan fácilmente —les dijo antes de irse de la casa.

En cuanto el castaño se fue, el padre de Eliana subió furioso a la habitación de su hija. La joven lo observó curiosa, y sin decirle nada, hasta que le quitó el celular de las manos.

—Lo de hoy, fue el colmo. Se acabó la vida que llevabas.

—¿Qué? ¡¿Pero-?!

—¡No me contestes! —le gritó, estremeciéndola—. No has hecho nada bien en tu vida ¡Nada! No te ocupaste por tus estudios, no te ocupas de tener la gratitud de Martin ¡Hartos no tienes ya! Te vas a casar con él quieras o no ¡Y lo vas a respetar!

Arrojó su celular contra el suelo, y luego tomó su laptop, haciendo lo mismo.

—¡¿Pero qué haces?! ¡¿Te volviste loco?!

Y sorprendiéndola, le dio un cachetazo.

—Será mejor que hagas las cosas bien con él, porque aquí no podrás volver si decide separarse de ti.

***

—Eres un buen amigo de mi esposa, y créeme que me costó aceptar su amistad. No es común aquí.

—Héctor, aprecio mucho a Ivanka, tenemos la misma edad, y fuimos compañeros en el primario, pero no la veo de otro modo, más que mi amiga —sonrió.

—Eso mismo me ha dicho ella, pero no es fácil aceptarlo.

—¿Por qué? —le inquirió curioso.

Ambos estaban sentados en la sala, mientras Ivanka preparaba la cena.

—He visto cómo ella te trata, como puede hablar y reír contigo sin ningún tipo de miedo, y aunque ahora estamos mejorando nuestra relación, antes no era así... Era muy difícil todo, y no tienes idea de lo que duele ver qué la mujer que quieres, no es feliz contigo.

—Mi matrimonio tampoco será sencillo, mi futura mujer no me quiere, me detesta, creo que tomaré un trabajo fuera de aquí para no verla.

—¿Y por qué te casarás con ella entonces? Busca a alguien más.

—Su familia no se merece esa deshonra. Ella cree que me daña a mí con sus actitudes, pero sólo avergüenza a sus padres.

—Sí, pero si se casan, no serán felices ni tú ni ella.

—Ella es una infeliz de todos modos, y yo mientras no la vea, soy feliz —sonrió.

—¿Y si queda embarazada?

—No sé ni cómo haremos para consumar el matrimonio en primer lugar, creo que tendré que amenazarla o algo así para que acepte—rio—. Será como domar una fiera salvaje.

***

—Una semana después—

Martin regresaba a su hogar luego de haber entrenado con Ivanka, y se sorprendió de encontrar a los padres de Eliana, y a ella incluída, en el living de su casa.

—Hijo, que bueno que regresaste, los señores Menzel están aquí para llegar a un acuerdo con nosotros.

—Iré a darme un baño, rápido, y vuelvo.

—No, no, no hace falta. No nos molesta —le dijo en un tono amable su suegro.

—Siéntate por favor —le pidió su papá.

Martin miró a Eliana, que estaba con la cabeza gacha, y se sentó al lado de ella. Era el único lugar disponible.

—Martin, estamos aquí porque queremos hablar contigo, sobre su futuro matrimonio. Y si tú estás de acuerdo, nos alegraría celebrarlo lo antes posible. Creemos que ya lo hemos pospuesto lo suficiente.

Él se encogió de hombros.

—Fueron ustedes quienes quisieron esperar, yo siempre estuve dispuesto a hacerlo desde el comienzo. Pongan una fecha más próxima si quieren ahora, yo de todos modos estoy de acuerdo.

—En ese caso, lo haremos la semana próxima —sonrió levemente el papá de Eliana.

—Por mí están bien, si eso es todo, me gustaría tomar un baño ahora. Estoy todo sudado —les dijo poniéndose de pie.

—Espera, Eliana quiere decirte algo antes.

Miró inexpresivo a la castaña, que seguía con la cabeza gacha, y esperó uno segundos.

—Eliana —pronunció grave su padre.

La jovencita apretó sus puños con rabia, y respiró profundo.

—Lamento mucho mi comportamiento inapropiado contigo, y el haber ocasionado tantos disturbios en la última semana. Te... Te prometo que como tu esposa, nuestra relación no será así —masculló—. Seré la mujer que tú mereces.

La miró con una ceja arqueada, con cierta diversión en su mirada. Si la castaña tuviera la posibilidad de hacerlo, de seguro lo apuñalaba en ese momento.

—De acuerdo, cariño. Yo también me comprometo a ser el marido que mereces —sonrió.

Y claro que sería el marido que merecía esa víbora...

...

Apuesto a tu medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora