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Ella ya llevaba una hora adentro del baño, y ya no se escuchaba el agua de la ducha. Al parecer, simplemente no quería salir de allí, o verlo.

Y con cada minuto que pasaba, más fatal se sentía. Había cambiado las sábanas, porque sí las había manchado... Sabía que Eliana era virgen, sabía que la lastimaría, pero creyó que no le importaría.

Y de hecho no lo había hecho, hasta que le pidió perdón. ¿Ella pidiéndole perdón cuando él la estaba dañando? Ni siquiera se había tomado la molestia de prepararla, o al menos ponerla en todo, besándola, como le había pedido.

Sería un recuerdo horrible para ella.

Salió de la cama, y se acercó hasta la puerta, debatiéndose si golpear o no. Dudaba que le contara aquello a su padre, pero sí lo hacía, su familia sería quien pagara.

Intentó abrir la puerta, y comprobó que le había colocado la traba.

—Eliana —le dijo golpeando la puerta—. Necesito... Usar el baño —murmuró.

Unos minutos después, ella salió con el cabello húmedo aún, envuelta en una bata de baño, y se acostó en la cama, sin mirarlo.

—Lo siento.

—Está bien —murmuró.

—Am... ¿Quieres algo? Tal vez encuentre alguna farmacia abierta o algo así.

—No, gracias.

—De acuerdo, me daré una ducha también.

Ella asintió con la cabeza, y él se le quedó viendo, antes de suspirar y entrar la baño. Los ojos de la castaña se cubrieron de lágrimas una vez más, y se abrazó así misma, llorando en silencio.

Quería volver a casa, con su mamá y papá.

***

Debía cocinarle, limpiar, mantener la casa en orden, ocuparse de que no faltara nada, tenerle la ropa limpia. Tantas tareas por hacer, que ella jamás había hecho en su vida.

Aún su intimidad dolía, y se había tomado un analgésico, pero no sabía muy bien si eso iba a funcionar. Eliana había comenzado a lavar la ropa de él, que había dejado en el cesto, sin saber cómo usar la lavadora.

Y luego de varios tutoriales por video ¡Finalmente la había entendido! No era tan difícil como parecía. Es que tanto botoncitos con funciones, mareaban.

Siguió con la habitación de ellos, el baño y luego la sala, pasando la aspiradora por toda la casa. Le gustaba su nuevo hogar, era pequeño, seguramente un tercio de la casa de sus padres, pero era lindo, tierno.

Y más acogedor se sentía, al tener grandes ventanales que iluminaran de forma natural. Y luego de limpiar, había llegado lo más difícil, cocinar.

—Bueno, supongo que algo podré hacer —murmuró buscando alguna receta fácil, con video y bien explicada, para que ella pudiera hacer.

¡Aunque sea una ensalada! Nunca había hecho nada, y tampoco le había interesado antes, cuando su mamá había querido enseñarle.

Había optado por un filete y puré de papas ¿Pero si cocinaba mal el filete? ¿Si quedaba crudo? Y la chica había dicho que la cocción dependía del grosor, y no todos los filetes estaban cortados igual.

¿Por qué era tan difícil cocinar? Y Martin no querría dejar dinero para que siguiera comprando comida hecha, ya se lo había hecho entender el día anterior.

—Tal vez una tarta —murmuró, decepcionada de sí misma.

***

Cómo cada mañana, se había ido a las seis a entrenar, y luego a casa de sus padres, antes de entrar a las doce a trabajar con su papá hasta las ocho de la noche.

Y de las ocho y media, hasta las diez, había estado en el gimnasio. Quería tener la cabeza ocupada, para no sentirse culpable, para no pensar en lo que había pasado con Eliana.

Para eso de las once, volvió a su hogar, encontrándolo acomodado tal cual estaba. Sobre la mesa de la cocina, había una bandeja cubierta, con una nota.

Se acercó hasta la mesa, y la leyó, desinteresado al comienzo.

"Lo siento, esto es lo mejor que pude hacer. Te esperé hasta las 22:40.
Pd: es el quinto intento..."

Destapó la bandeja, y se encontró con una tarta algo tostada por demás arriba, un poco chueca e inflada en algunas partes. Tomó el cuchillo que estaba junto al plato, y cortó un trozo, viendo que adentro al menos estaba cocido.

Era una especie de tarta de ¿Pollo? Parecía pollo, pero tenía tanto condimento, que no podía diferenciar el gusto de la carne. No podía esperar mucho de alguien que no sabía nada tampoco.

Lo metió dentro del refrigerador, y luego se fue a bañar. Él ya sabía cenado con sus amigos del gimnasio, es por qué había regresado pasado las once.

Cuando entró a la habitación, Eliana ya estaba durmiendo, acurrucada en la cama, abrazando un almohadón más pequeño entre sus delegados brazos.

***

Lo había escuchado irse a las seis, y sabía que hasta las doce de la noche, no volvería. Así llevaban ya una semana, y aunque todos los días le dejaba la cena hecha, él nunca comía.

A veces creía que era una pérdida de tiempo, de todos modos a él no le interesaba que preparara, siempre lo dejaba allí. Sin contar con que le llevaba horas poder hacer algo medianamente comestible.

Admiraba a esas mujeres que cortaban las cebollas rápido, las verduras, la carne. Qué podían cocinar más de dos cosas a la vez. Qué salaban y condimentaban todo sin usar algún tipo de proporción, sólo la intuición.

Ella tardaba una vida para cortar una cebolla, los ojos le lloraban, ardían, y siempre se le escapaban varias rodajas mientras lo hacía.

Era frustrante.

Pero no tanto, como cuando seguía la receta, y su comida no quedaba como la del vídeo. ¿Por qué tenía tanta mala suerte? Tal vez la cocina no era lo suyo.

Y para la noche, no había comprado nada, sólo pan de molde, jamón y queso. Ya que sólo ella comía, se prepararía un sándwich. No sé complicaría más la vida.

...

Suena cliché, pero soy de las que creen que el amor te cambia. Yo cambié por amor 🙄🙄 jajaja si me hubieran conocido antes... Dios, Sayla no era buena 💔

(Nuevamente, ignoren el mensaje de arriba... Si no elimino las notas al final de cada Cap., es porque quiero subirlos tal cual estaban en su momento de publicación ❤️)

Apuesto a tu medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora