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Era extraño que en la comunidad hubiera una madre soltera, casi imposible que no se supiera quién era el padre. Por lo que Eliana estaba en la boca de todos.

Ya con seis meses de embarazo, todos sabían que la jovencita estaba embarazada, pero no de cuántos meses, ni quien era el papá de la criatura.

Algunos especulaban que era de Martin, otros de que la castaña había conocido un nuevo muchacho luego de divorciarse, pero que la había dejado embarazada antes de huir.

En lo que sí estaban todos de acuerdo, es que Eliana había sido la culpable no sólo de la disolución de su matrimonio, sino también de que el negocio de la familia Kramer quebrara.

Ella era la responsable de todo.

Las únicas personas que estaban de su lado era su familia e Ivanka y Héctor. Su amiga siempre solía acompañarla a todos lados, junto con su marido. Incluso la llevaban a cenar, a pasear, para que no estuviera sola cuando su familia no podía estar con ella.

—¿Te duele cuando se mueve así? —le inquirió curiosa Eliana, mientras comía helado de vainilla.

Incluso con la camiseta puesta, podía ver cómo el bebé de Ivanka se movía.

—U-Un poco —sonrió, apoyando una de sus manos sobre su vientre—. Es un niño muy inquieto.

—¿Ya pensaron en algún nombre?

—Sí, Uriel —le dijo en un tono suave, acariciado su panza.

—Uriel —rio bajo—. Es como... Algo viejo para un bebé, pero lo entiendo, tu marido se llama Héctor.

—No es un nombre viejo, sé que suena algo fuerte para un bebé, pero es bonito.

—Sí tú lo dices —le dijo comiendo otra cucharada de helado.

—¿Y tú? ¿No has pensado en ningún nombre para tu bebé? —preguntó en un tono bajo Ivanka.

—No, ni siquiera sé que es. Supongo que sus padres lo nombrarán, no tiene sentido que yo piense un nombre por ellos.

—Eli, yo entiendo que estés dolida, que no lo esperaras, que el bebé viniera del dolor, de un hombre que no supo quererte ¿Pero crees qué él merece ser quien pague por todo? Tú eres lo único que él conoce.

—No creo que merezca nada de todo esto, es por eso que quiero que alguien lo adopte, que su vida sea mejor que ésta. Y es muy pequeño, no recordará nada cuando crezca, y eso me incluye. Será muy feliz en cualquiera lugar donde lo quieran.

—¿Y si no lo quieren? ¿Y si crece sintiéndose vacío? Ni siquiera sabes a quién se lo darás, o si lo cuidarán bien. Tú lo cuidarás como nadie, porque es tu hijo.

—Iva, no quiero hablar de eso, ya suficiente tengo que escuchar a mi mamá también.

***

—Escuché que dicen que ese niño es tuyo, así me dijo doña Zulema, que es vecina de ellos.

—No, no es mío —le dijo desinteresado Martin, mientras cortaba un trozo de carne—. No sé con quién se habrá estado revolcando.

—Lo que es obvio es que tampoco la ha soportado, y la dejó sola con el bebé. Pobre criatura, que madre le tocó. Ojalá no sea una niña, Dios nos libre de eso, porque de seguro, será igual a ella.

—Seguro —murmuró el castaño.

—¿Y su padre no habló contigo? —le inquirió curiosa su progenitora.

—No, mamá ¿Por qué Iván tendría que hablar de eso conmigo? Ya te dije, no soy el padre de la criatura, no tiene sentido que me cuente de esas cosas. Además, apenas y viene por el negocio, tiene otros asuntos por atender.

—Tanto que insistió en que te casaras con esa malcriada, ahora nos agradece así ¿Qué hombre no ha tenido una amante por ahí? ¿Una aventura? Es normal, tu padre también lo hizo, cuando nosotros no nos entendíamos, pero luego pudimos llevarnos bien, entendernos. Estas niñas de hoy en día no luchan por nada.

Martin rodó los ojos, y se sirvió un vaso con agua.

—Hasta el tipo ese, el marido de tu amiga lo hace, y tan señor que parece.

Martin miró curioso a su madre, mientras bebía agua.

—¿Qué amiga?

—Esa chica, la que entrenaba contigo.

—¿Héctor engaña a Ivanka?

—¡Por supuesto que sí! Todos hacen eso aquí ¿Por qué te crees que a veces viaja solo? Su madre me dijo que tiene una amante en la ciudad, que es ahí donde se va cuando ya no soporta más a la niña esa. Esa también, es otro dolor de cabeza para Rosa, no atiende a su hijo, se la pasa fuera de la casa. O al menos así era, antes de quedar embarazada ¡Seis años después de casarse!

—Me cuesta creer que Héctor engañe a Ivanka —le dijo confundido.

—Pero es la verdad, incluso estaba pensando en separarse de ella, para irse a trabajar a la ciudad, y luego casarse con su amante. Rosa la conoce, dice que es una mujer muy bonita, elegante, bien hablada, con actitud, y que su hijo siempre está feliz con ella, relajado. Pero parece que esa chica se dio cuenta que su marido iba a dejarla, y se embarazó.

—Tal vez, pero no lo sé —murmuró retomando su cena—. Ellos parecen felices.

—Martin, nadie lo conoce mejor que su madre.

***

Se acostó de lado, y sintió como el bebé se comenzaba a mover. Siempre que se iba a acostar, el pequeño se ponía muy inquieto, como cuando comía.

Eliana suspiró, y colocó una mano sobre su vientre, cerrando los ojos.

—¿Puedes dormirte? Estoy muy cansada, mañana será un día largo para mí. Debo ir a tu control, ver qué todo marche bien contigo, y luego buscar una familia para ti. Creo que ya va siendo tiempo de hacerlo, no falta nada para que nazcas, e Ivanka tiene razón, debo conocer a quien te daré.

Luego de algunos minutos más, el bebé se quedó quieto.

—¿Te emociona también la idea? Buscaré a una pareja que no tenga hijos, y tenga una buena posición económica. No quiero que te falta nada, que seas muy feliz, que te amen mucho. Mereces crecer en una familia con mucho amor, y con una mamá y un papá... No sólo una mamá.

...

Lamento mucho no estar, amores... Sayla anda un poco bajoneada.

(No importa cuando leas un libro mío, siempre en alguno encontrarás un mensaje como ese 👆)

Apuesto a tu medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora