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"Sueño con un marido guapo, simpático, y fuerte ¡Como los príncipes de los sueños! ¿Está mal desear un príncipe? ¿Está mal querer ser una princesa y querer un castillo? 

Mi mamá dice que sí, porque en la vida real esas cosas no existen. No para niñas aquí."

Bajaron del auto, y él con rabia bajó las maletas de ella y luego su bolso, antes de pagarle al taxista.

—Entra —le ordenó muy molesto, llevando todo al interior del edificio.

La joven castaña miró ese lugar, y sus ojos se cubrieron de lágrimas. Si era una pesadilla, quería despertar ya, ya no quería estar soñando eso.

Lo siguió por detrás, y subieron hasta el piso siete, hasta el departamento G3. Él abrió la puerta, y luego arrojó las maletas sin cuidado alguno a la sala, para tomarla a ella de los brazos.

—¿Qué quieres que haga contigo, eh? ¿Darte un cachetazo? ¡Eso te acomodaría la cabeza! ¡Espero que sea la última vez que me hables así en público! ¡A mí me debes respeto! ¿Oíste?

Ella lo miró con los ojos abiertos, cubiertos de lágrimas, sin poder creer que él reaccionara así. Y al ver qué no respondía, le dio un sacudón.

—¿Entiendes o no? ¡Contesta!

—S-Sí —lloró.

—Ya no estás en tu casa, yo no voy a aguantar tus caprichos, no soy tu padre. Y habrá dinero para lo necesario, ya estoy harto de que estés cuestionando mí situación económica. Esto es lo que hay, te guste o no, quieras o no. Y tendrás que acostumbrarte.

La soltó, y sin conocer nada, se fue a la primera habitación que abrió la puerta, llorando. Ella no quería estar allí, se quería ir a su casa, con sus papás, con su hermanita.

***

Había escuchado que Martin se había ido media hora después de discutir, tiempo que ella pasó encerrada en el baño, y sólo entonces decidió salir.

Recorrió el resto de la casa, y la tristeza y amargura más creció en su interior. Era un departamento pequeño, no había jardín, ni habían flores, césped, nada.

Las únicas dos ventanas, una en la cocina y la otra en el living, daban hacia el edificio de al lado, haciendo más deprimente su vista. Las paredes estaban pintadas de un gris pálidos, y los pocos muebles que habían, se notaban que eran usados.

Sus labios comenzaron a temblar otra vez, y comenzó a llorar, buscando su celular.

"—Hija ¿Cómo estás, cariño? ¿Cómo estás pasando tus minis vacaciones? —preguntó alegre su madre."

—Q-Quiero volver a casa, mami... Ya no quiero estar aquí, p-por favor, ya no quiero —lloró sentándose en el suelo, cerrando los ojos—. Y-Yo no quería esto.

"—E-Eliana ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando? ¿Dónde estás?"

—E-En el departamento q-que alquiló... Todo esto es m-muy feo, me quiero ir.

"—Hija, el matrimonio no es fácil, cariño. Sólo han pasado unos días, dale un poco de tiempo. Deben entenderse, ambos deben poner de su parte para que funcione. Yo sé que no lo quieres, pero intenta-"

—N-No quiero estar con él, por favor —la interrumpió—. Dile a papá que venga a buscarme, no quiero estar aquí, no quiero —lloró abrazándose las piernas—. Por favor, mamá.

"—Hablaré con tu padre ¿Sí? Ahora toma un vaso de agua, e intente tranquilizarte."

—B-Bueno.

"—Te amo."

—Yo también.

Se quedó allí sentada, abrazándose las rodillas, mientras sollozaba. ¿Por qué desear lo que creía merecer la hacía quedar como la mala?

***

Martin regresó una hora después, cargando unos víveres que había comprado de regreso al departamento, y se encontró con que las maletas y su bolso aún estaban en el mismo lugar en la sala.

Dejó las bolsas sobre la mesa, y fue hasta la habitación, dónde Eliana estaba acostada, a oscuras. Encendió la luz, y la miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué las cosas aún están en la sala? ¿Por qué no acomodaste nada?

Ella no le respondió, se giró en la cama, dándole la espalda.

—Te estoy hablando, Eliana, y estoy intentando ser paciente. ¿Cuál diablos te crees qué es tu trabajo aquí, eh? No trabajarás, no estudiarás, es tu deber tener la casa en orden, limpia, y las malditas maletas siguen en la sala.

Y al ver qué ella seguía sin responderle, respiró profundo varias veces, intentando contenerse.

—Eliana.

—¿Qué vas a hacer, Martin? ¿Pegarme? ¿Así es cómo trataba tu padre a tu mamá? —le inquirió en un tono tembloroso, sin mirarlo.

—No, mi madre es una santa. No es una maldita desgraciada como tú, siempre respetó, cuidó y quiso a mi padre, no como tú.

—Pues tu padre no la habrá tratado como la misma mierda.

—¿Y tú crees que mereces qué te traten de otro modo? ¿Después de todo lo qué hiciste? ¿De las cosas qué has dicho? No eres ninguna santa... ¿Ya saliste a follar con algún extraño como me dijiste? Te di tiempo de sobra para hacerlo —le dijo con desprecio, antes de salir de la habitación.

Eliana se abrazó las piernas, sin poder evitar llorar en silencio. ¿Dónde estaban sus papás? Su mamá le había dicho que irían, ella no quería pasar ni un minuto más con Martin.

***

Estaba preparándose la cena, ya que ella no quería hacer nada, entonces él tampoco cocinaría para ella, cuando su celular comenzó a sonar.

Vio quien era el contacto, y suspiró.

—Hola.

"—Martin ¿Cómo está todo? ¿Cómo está mi hija?"

—Estamos bien, señor Menzel.

"—Ella hoy habló con mi esposa, y me dijo que no se escuchaba bien. ¿Seguro está bien?"

—Conoce a su hija, sabe lo caprichosa que es. No le gustó el departamento donde viviremos, porque no cumple con sus expectativas financieras. Obviamente, no es como su casa, es por eso que ha estado irritable.

"—Sólo te pido que le tengas paciencia, Eliana... Es como una niña aún, sabes. Sé que tú no puedes entenderlo ahora, pero cuando tengas una hija, tal vez puedas hacerlo. Ella tuvo que renunciar a todo por este matrimonio, y lo único que queremos mi mujer y yo, es que ella pueda ser feliz."

—Lo entiendo, yo también quiero ser feliz. Pero si ella tampoco pone su parte, será difícil para los dos.

...

Hasta aquí por hoy ❤️💞

Lamento actualizar tan tarde y poco, estaba ocupada 💔😢

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