18

1.8K 344 42
                                    

—Días después—

Se levantó sintiendo que era un día más, nada importante, y fue a bañarse. En sólo tres horas, sería un hombre casado.

Su madre le habían lavado y planchado su camisa y pantalón, ella estaba mucho más emocionada que él por aquel día. Su hijo finalmente se casaría.

Luego de la boda, que sería a las diez de la mañana en la iglesia local, partirían hasta el salón que había alquilado el padre de Eliana, dónde se haría la fiesta.

Al parecer, su futura esposa sí pensaba llevar un vestido de su armario, ya que no había comprado nada. No le había gustado que él le dijera que no a su capricho.

Pobre de ella entonces, habrían muchos más "no" en su futuro.

***

—Vamos, hija, levántate de una vez, tienes que arreglarte.

—Ya te dije que iré en camisa y pantalón.

—No vas a ir en camisa y pantalón, vas a casarte.

—Me da igual, iré en camisa y pantalón.

—No sigas perdiendo el tiempo, sólo harás enfadar a tu padre, sabes que no podemos llegar tarde. Vamos, arriba.

Era el día más importante de su vida, y ni siquiera tenía un ajuar. Estaba tan frustrada con todo aquello, que lo único que quería, era que pasara de una vez el maldito día.

Tampoco sabía si Martin la llevaría a alguna parte para la luna de miel, o se irían directo a la casa. Y eso también ¿Qué casa habría comprado?

Sólo esperaba que tuviera dos habitación, así ella ocupaba una, y él la otra. No quería ni verlo ni tenerlo cerca.

***

Estaba frente al altar, esperando que su novia y padres aparecieran. Ya llevaba quince minutos de retraso, y Martin comenzaba a impacientarse.

¿Dónde diablos estaba? A él no le importaba si lo dejaba plantado, después de todo, se iría a vivir sólo igual, y hasta disfrutaría de esos tres días en la playa.

Pero una vez más, a quienes avergonzaba si no se presentaba, era a su familia.

Miró la hora en su reloj, y de repente la música comenzó a sonar y los invitados se pusieron de pie, mirando hacia la puerta. Él se giró también, y vio a Eliana entrar del brazo de su padre.

Llevaba un vestido simple y recto color coral, que le llegaba unos centímetros por encima de la rodilla. Su cabello estaba suelto, apenas ondeado, y el maquillaje por el que había optado, se veía muy natural.

Tomó su mano cuando su suegro se la entregó, y luego ambos miraron al cura, sin decirse nada, sin mirarse y soltándose las manos.

Héctor e Ivanka estaban en la primera fila, y él sonrió suavemente, entrelazando sus dedos con lo de su esposa. Ivanka miró hacia arriba, y le sonrió.

—¿Qué pasa? —murmuró.

—Parecías una muñeca el día que nos casamos. Recuerdo que tenías las mejillas rojas.

—T-Tenía vergüenza, cariño —susurró apenada.

—Pero te veías hermosa, tierna —le dijo en un tono bajo, antes de darle un suave beso en la mejilla—. Eras la novia más bonita que hubiese visto jamás.

Ella sonrió con ternura, y giró su rostro para darle un beso corto en los labios, antes de apoyar su cabeza contra el hombro de él, y que su marido la abrazara.

Sí, había sido una celebración grande y bonita, pero ella no la había disfrutado. Tantas personas, tantas miradas puestas sobre ella, sólo la habían puesto más nerviosa y tensa.

—Puede besar a la novia.

Martin levantó el velo, y le dio un corto y rápido beso en los labios a Eliana. En otro momento, y sin haber tenido que pasar por todo eso, habría deseado mucho poder besarla.

A él si le gustaba Eliana, él sí estaba emocionado de casarse con ella. Pero claro, todo eso fue antes de que ella lo hiciera cambiar, y él perdiera el interés en su futura esposa.

***

La fiesta sirvió para calmar los ánimos en la familia de ambos. Incluso Martin se estaba divirtiendo mientras comía y hablaba con familiares que hacía tiempo no veía.

Él sí que la estaba pasando bien, no como Eliana, que estaba sentada sola en una mesa, aún con el vestido con el cual se había casado, mirando con desprecio a su marido reír.

—Felicidades.

Levantó la cabeza, y se tomó su copa de champagne de una sola vez, frunciendo el ceño luego.

—Sí, mira que feliz estoy.

—Sé que tú no querías esto, pero ahora que ya pasó, deberías intentar trabajar para que sea lo mejor tolerable para ambos —le dijo sentándose junto a ella—. Será una tortura para los dos vivir juntos así.

—¿Qué quieres aquí, Ivanka? ¿Presumirme tu perfecto matrimonio? ¿A tu rico marido? ¿Qué tú fiesta se hizo en un salón cuatro veces más grande que este? —le dijo levantando los brazos—. ¿Para eso estás aquí? ¿O vienes a darme "tips" para la noche de bodas? 

—Sólo quería darte mis buenos deseos, y decirte que de todo corazón espero puedas ser feliz con él —le dijo poniéndose de pie—. Y te ves muy bonita.

Eliana rodó los ojos, y tomó otra copa con alcohol. No le interesaba sus deseos estúpidos, todos los allí presentes sabían que ellos dos no iban a ser felices.

Qué el matrimonio estaba destinado al fracaso.

Y ella ahora sólo necesitaba beber, beber y mucho para luego poder acostarse con él. Porque aunque Martin hubiera cambiado, y ya no estuviera tan gordo, y se viera bien, ella lo detestaba.

Se terminó esa copa, y tomó otra más. Maldita vida, malditos padres, y maldito Martin Kramer, le había arruinado la vida y sus planes a futuro.

...

Espero entiendan, que esta mitad de la historia le pertenece a Martin y Eliana, es por eso que Ivanka y Héctor ya no aparecerán.

Sólo tendrán algún párrafo ocasional, como ocurría al comienzo con los otros protagonistas ❤️

"Apuesto a tu medida" no es sólo por el tamaño de Martin, sino también por la apariencia, personalidad y esencia de cada personaje ❤️💞

Apuesto a tu medidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora