—Tres meses después—
—Ya falta una semana más, para que podamos intentar averiguar qué será el bebé —sonrió suavemente Ivanka, acariciando su abultado vientre de cinco meses y medio.
—¿Tú qué quieres? —le preguntó Eliana, pelando unas frutas para hacer un licuado.
—Me gustaría un niño, para que no tenga que pasar lo mismo que nosotras. ¿Y tú?
—Am, la verdad no pienso en eso, intentó no pensar en el bebé, sabes. No quiero encariñarme con él y esas cosas.
—¿Sigues pensando en darlo en adopción? —le preguntó en un tono bajo Ivanka.
—Sí, no me imagino verlo, y ver a Martin. Si se parece a él, me costaría mucho poder quererlo, es por eso que creo que lo mejor, es que lo tenga una familia que lo ame.
—Yo podría-
—No, Iva. No quiero que se quede aquí, es por eso que mis padres tampoco lo tendrán. Pero gracias, sé que lo haces con buena intención.
—¿Y le dijiste a Martin qué estás embarazada de él?
Negó con la cabeza, mientras comía un trozo de manzana.
—No, tampoco querrá creer que es suyo. No se hará cargo del niño, a mí no puede ni verme. Más ahora que es empleado de mi padre.
—Eli, piensa bien lo que vas a hacer... Es tu hijo.
—Pero no es buscado, Iva. Tú y tu marido buscaron a este bebé, ustedes se aman, él te adora, quiere a su hijo. Hay amor en tu pequeña familia, yo no tengo nada para ofrecerle, no hay amor, y no quiero eso. Quiero que crezca en una casa con mucho amor, como yo.
—Te tiene a ti, que eres su mamá. Más amor del que tú podrías darle, no habrá. Para él será suficiente con tu amor.
—No lo creo —le dijo antes de encender la licuadora.
***
De todos los antojos que había presentado hasta ahora, tenía uno bastante extraño, y ese era comer hielo. Solía tener varias cubeteras en el freezer, para poder comer luego cubos de hielo mientras estaba en su hogar.
Su mamá la estaba ayudando con su negocio de ropa, ella atendía por las mañanas, y su madre por la tarde.
Se pasó una mano por el rostro, mientras chupaba un trozo de hielo. Se sentía agotada, todo el día estaba cansada. No importaba cuántas horas durmiera, siempre estaba con sueño.
Su mamá había comenzado a prepararle las comidas para toda la semana, ya que ahora Eliana vivía en un departamento sola. Amalia creía que quizás la jovencita no se estaba alimentando bien, que por eso estaba tan débil.
—Hm, demasiado exigente —murmuró, al sentir que tenía muchas ganas de una hamburguesa doble, con mucho queso—. Querías hielo, confórmate con eso.
Al darse cuenta que le estaba hablando a su panza, suspiró y se acostó en el sofá, cerrando los ojos. De tanto pasar tiempo con Ivanka, se le había pegado eso de hablarle al bebé.
Lo mejor era no encariñarse, no crear un vínculo con él, continuar con su vida de un modo normal, tratando de ignorar el mayor tiempo posible a la criatura que llevaba en su vientre.
Solía usar pantalones tiro alto ajustados, para ocultar un poco su panza, con poleras holgadas, para estilizar un poco su imagen.
Ni a Martin, ni a su familia, le interesaba saber que ella estaba embarazada. Además, cuántas menos personas supieran del bebé, menos preguntas serían cuando no la vieran con él.
Unos meses más, y podría retomar su vida.
***
Desde su divorcio, y la pérdida del negocio familiar, la vida de Martin había cambiado mucho. Ahora su papá, hermano y él, trabajaban para el padre de Eliana, que había puesto una fábrica y varios negocios por la comunidad, tomando el lugar de su familia.
Si querían subsistir, tenían que dejar su orgullo de lado. Ahora tenían el sueldo de un empleado normal... Cómo el hijo del panadero.
Y había caído en una depresión tan profunda, que hasta su imagen había descuidado. Ya no le interesaba hacer ejercicios, no lo motivaba nada a hacerlo.
Intentaba no pensar en Eliana, porque sabía que no podía tener problemas con Iván, pero la odiaba más. Había perdido su vida acomodada por ella.
Por el pueblo se rumoreaba que la joven castaña estaba embarazada, pero las únicas dos veces que la había visto en esos tres meses, él no la había visto con panza, ella se veía normal, como siempre.
Eso sí, siempre acompañada por sus padres, o por Ivanka y Héctor... Ellos también habían cambiado su trato con él. Ivanka estaba muy decepcionada de Martin, y Héctor también, le parecía de muy poco hombre como había actuado.
Martin se la pasaba en su casa, aquella que le había comprado a Eliana y aún seguía pagando, comiendo, mirando televisión, o jugando con su consola hasta altas horas de la noche.
Había perdido el sentido completamente de todo.
***
"—¿Quieres verlo?
—Y-Yo... No lo sé.
—Míralo, Eli, es un bebé muy lindo.
La castaña giró suavemente su rostro, y cuando su mirada se encontró con la del niño, sus ojos se cubrieron de lágrimas, negando con la cabeza.
—No, no, aléjalo de mí, s-se parece a él, aléjalo de mí ¡No quiero verlo!"
Se despertó al escuchar que estaba gritando que no, y vio que aún estaba en la sala del departamento. Se había quedado dormida, sólo había sido un horrible sueño.
Respiró profundo varias veces, y se pasó una mano por los ojos. Ella no quería conocer al bebé, le pediría a su mamá que estuviera durante el parto, y cuando la criatura naciera, les diría que se lo llevaran.
No quería verlo, no quería conocerlo, no quería ver a Martin en su hijo.
...