―La cosa va así ―explica Tae entre susurros, cuando él y Jimin encaran el bulevard de camino al agujero que les llevará al túnel―: no puedes separarte de mí.
―No soy idiota, ¿sabes? ¿No confías en mí?
Taehyung se revuelve el pelo, nervioso. Está feliz por la nueva aventura que se le viene encima, pero algo preocupado por tener que ocuparse del heredero de la nación. Si le llegase a pasar algo...
―Me tomé un año sabático para demostraros a todos que soy perfectamente capaz de cuidar de mí mismo. Que puedo tomar mis decisiones ―dice Jimin, cambiando su expresión dulce tan característica por un rictus serio que consigue intimidar a Taehyung.
―Bien... Supongo que tienes razón. Es que no quiero acabar en la cárcel ―le dice al oído―. ¿Qué vamos a hacer con eso? ―Señala a los drones de control.
―Ah, sí... Yoongi hyung sabe desconectarlos.
Bien. Perfecto. Una preocupación más a la lista de Taehyung. Prometió que no mentiría más. Prometió que no le ocultaría nada a Yoongi, pero ¿cómo se supone que ha de confesarle que se lleva a Jimin al otro lado?
―¿Se lo vas a pedir sin más? ¿No podría meterse en un lío por eso?
Jimin ladea la cabeza y se pierde en sus pensamientos mientras trata de decidir si puede pedirle algo así a Yoongi sin confesar por qué.
―Yo asumiré la responsabilidad, no te preocupes, Taehyungnie~. Solo déjame que dé las buenas noches a todo el mundo y luego desapareceremos ―susurra.
Jimin se alisa la chaqueta y se mesa el cabello antes de conectar la cámara de su móvil dispuesto a subir el enésimo video a la nube, que irá directamente al inbox de todos los ciudadanos de Ilsam con conexión a la red. Se muestra risueño y feliz, mintiendo a la cámara sin ningún tipo de remordimiento. Les dice que ha estado estudiando con su compañero de curso, Taehyung, y lo muestra a la cámara, logrando que este se ponga tímido. Comenta que van a tomar algo antes de irse a dormir y les desea un descanso reparador. Luego pulsa el botón de stop y suspira aliviado, relaja los hombros y sus facciones se vuelven más dulces y menos expresivas. Ya no tiene que fingir y Tae entiende, entonces, por qué lo hace; por qué quiere marchar a la Vaporera como hace él. Por qué quiere escapar de su vida, que es solo un reflejo de quien realmente quiere ser. Y mientras Taehyung piensa y se reafirma en su escapada nocturna, Jimin contacta con Yoongi y haciendo un puchero le ruega que desconecte sus drones tal y como hizo la vez pasada. Y no tiene que insistir mucho para lograrlo porque a Yoongi no le cuesta nada romper las reglas.
―Ya estoy listo ―dice, con una sonrisa sincera que le ocupa toda la cara.
―Entonces, vámonos. ―Tae lo toma de la mano, y entre risas, salen a correr por mitad del atestado bulevard.
La carrera les quita el aliento pero les llena de adrenalina y, por todos los dioses del universo, necesitan ese empuje frenético para ser capaces de hacer esto. Taehyung es el primero en bajar a través de la trampilla y una vez abajo, no puede reprimir dar saltitos de alegría. Al fin tiene un compañero de travesuras, alguien quien comprende su inquietud por visitar el otro lado; alguien que también necesita dejar una fachada atrás.
―¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan nervioso? ―pregunta Jimin entre risas que ahogan sus palabras.
Pero Tae no contesta; solo lo toma de la mano una vez más y lo lleva a través del túnel maloliente hasta la esquina en la que esconde sus ropas.
―Tenemos que cambiarnos, venga, no te quedes atrás.
―¿Esto es como ir a un baile de disfraces?
―Más o menos ―ríe el otro―. Te va a ir algo grande ―se da cuenta, sacando algunas de las prendas―. Pero supongo que dará el pego si conseguimos esconder tu pelo.
―¿Haces esto muy a menudo? ―ríe Jimin, empujando la camisa por dentro de los pantalones. Es anticuada, con chorreras en los puños y un bordado extraño en el pecho, pero siente que le queda bien, que no va tan disfrazado como cuando habla para el pueblo delante de la cámara.
―¡Cállate! Dijiste que no me ibas a delatar ―susurra el otro, atándose los cordones de las botas―. Me lo prometiste.
―Y no lo voy a hacer. Es solo que me hace gracia que seáis capaces de burlar la seguridad fronteriza así.
A Jimin se le ve tan feliz rompiendo las normas que Taehyung no tiene dudas de su lealtad. Se incorpora para colocarle el gorro en la cabeza a su amigo y se esfuerza en esconder cada mechón rosado de su cabello recordándole que no puede quitárselo por nada del mundo si no quiere que los descubran en un cerrar y abrir de ojos. La gente en la Vaporera no se tiñe el pelo así.
―Vale, tranquilo. Seré bueno. ―Jimin entrecierra los ojos cuando sonríe, tanto, que Tae no sabe si le está mirando a la cara o no. Tiene que reconocer que tiene unas facciones hermosas, así, con la frente descubierta, aunque su piel lisa y brillante delata su estatus.
―No vas a dar el pego con esa cara.
―¿Qué le pasa a mi cara?
―Demasiado perfecta. ―Taehyung pasa la mano por la pared, manchándola con el hollín y el polvo del lugar, y luego la refriega por las mejillas de su amigo, por la frente, la barbilla y el cuello, haciéndolo parecer más mundano, más vulgar, no tan cuidado―. Así está mejor.
Jimin ríe por toda respuesta y cuando Tae retira las manos de su rostro, lo persigue, aferrándose a él, buscando su complicidad mientras avanzan a paso ligero.
Es de noche, pero al final del túnel ya se vislumbran las titilantes luces de las calles de la Vaporera.
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Mentiré solo una vez más (BTS fanfic) /completa
FanfictionTaehyung no esperaba enamorarse de un chico que vive más allá del bosque, en la ciudad del humo, un lugar prohibido para la gente de su mundo. Si bien, Taehyung sabe mentir y es capaz de encubrir sus travesuras una y otra vez. Pero, ¿y si no fuera e...