JIMIN

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Park Jimin se atusa el cabello delante del espejo y observa su reflejo una última vez antes de decidirse a salir de la habitación. Quiere parecer uno más del montón y dejar atrás la vida de super estrella que le han asignado, así que se esfuerza para que sus ropas, su forma de andar y las palabras que usa sean similares a las de sus compañeros de la residencia. Pero él no es uno más. Todos lo saben. Falta demasiado a clase debido a sus compromisos protocolarios. Y la mayoría de estudiantes lo tratan de manera diferente; más distantes y asustados por su inesperada presencia que por los exámenes de final de semestre.

Excepto Joon.

Namjoon ha sido de los pocos alumnos del privilegiado campus de Ilsam Town que ha conseguido obviar la faceta de regente del heredero Park y tratarlo como lo que realmente es... Un muchacho de último curso ansioso por hacer amigos y encajar en un grupo.

Bajo la tenue luz de la lamparita de mesa, Jimin se alisa la camisa con las manos, se unta cacao en los labios y coloca un poco de fijador en el cabello, pero no se calza para salir al pasillo. Siente un escalofrío cuando pone los pies sobre la superficie encerada del corredor y las luces del techo se encienden de forma domótica al detectar su presencia. ¿Es que acaso es imposible escabullirse de este lugar sin que la mitad de los residentes se percaten?

La habitación de su amigo está solo unas puertas más allá así que no tarda en plantarse frente a ella y golpearla con nerviosismo. Por algún motivo, no le gusta la sensación de estar expuesto en mitad de la noche.

―Eh, Jimin, pasa, vamos ―le anima su amigo, tirándole del brazo como si verdaderamente tuvieran que andar escondiéndose de algo.

―¿Te molesto?

―Ya te he dicho que no.

Namjoon le invita a sentarse en el diván que preside la estancia mientras él baja el volumen de la música que su computadora reproduce. Es una melodía triste pero reconfortante a la vez, que se corta en menos de un minuto y vuelve a comenzar.

―No tengo nada para tomar.

―Da igual.

―Entonces, ¿qué?

Jimin se encoge de hombros. Sabe lo que ha venido a explicarle a su amigo. Sabe que necesita que alguien le comprenda. Y aun así, no tiene ni idea de por dónde empezar. Namjoon es uno de los estudiantes más brillantes de la universidad. No se conforma con menos de una matrícula de honor, pero no es pedante ni peca de subestimar a la gente que le rodea. Jimin podría sentirse intimidado por la complejidad de sus razonamientos pero no lo hace, porque Namjoon, vestido con una sudadera amarilla de donuts glaseados, se cubre la cabeza con la capucha (aunque no hace frío) y se dedica a jugar con sus cordones mientras le da tiempo para que arranque a hablar.

―¿Qué estás esperando de Yoongi? ―dice, dándose un tiempo.

―Le he mandado el galimatías, a ver si es capaz de resolverlo esta vez también.

―¿Otra vez?

Lo último que necesitaba escuchar esa noche Jimin era que el hacker había vuelto a tratar de introducirse en la interfaz Yaza de la universidad. No podía dejar de pensar que necesariamente estaba buscando información sobre él, sobre cualquier cosa que pudiera relacionarse con el futuro regente del país, que en un arrebato de juventud había decidido vivir como un estudiante cualquiera.

―Sí, pero no te ralles. Lo tengo controlado.

―Joon... No tienes que hacer esto, lo sabes, ¿verdad? ―Jimin hace un puchero inconscientemente, preocupado porque su único amigo descuide sus estudios por tratar de encontrar a quien quiere fastidiarle la vida a él―. Se lo diré al consejero de mi padre. Él sabrá qué hacer.

―Ya... Estoy seguro de eso. Y entonces tú tendrás que volver al palacete. Con profesores particulares. Escolta. Actividades agendadas. Y perderías la poca libertad que tienes.

―De hecho... ―dice suspirando―. No sé cuánto más me van a dejar quedarme aquí.

―¿Por qué? Dijeron que mientras estuvieras seguro no habría ningún problema. No han conseguido entrar en la interfaz. No saben nada de lo que haces aquí.

―Lo sé, lo sé. No te lo tomes tan a mal. Sé que el decano te pidió que estuvieras atento a la red para preservar mi seguridad.

Namjoon se revuelve en el sofá. Sabe que los consejeros reales nunca han aceptado que Jimin se hospede en la residencia del campus. Y sabe también que le tienen totalmente controlado a través de Yaza. Cuándo sale. Cuándo entra. Con quién se relaciona. Namjoon tiene muy presente también lo interesado que está el decano en que el heredero estudie en su universidad. El prestigio que eso le otorga a la institución. Pero Namjoon no aceptó ocuparse de limpiar Yaza de individuos malintencionados para complacer al decano. Ni siquiera a los consejeros o a Palacio. Lo hizo porque realmente Park Jimin le pareció más honesto y humilde que la mayoría de compañeros con los que había tenido la oportunidad de tratar.

―Debí habértelo contado...

Jimin sonríe tiernamente.

―No tiene importancia. Haces demasiado por mí. Pero no sé cuánto más podré oponerme a volver al palacete. Solo quería que lo supieras porque eres mi único amigo aquí.

Namjoon arruga los labios, preocupado. Jimin es un joven lleno de alegría que no se ha acercado a él por sus buenas notas o por su buena relación con el rectorado de la universidad. Park Jimin no tiene necesidad de hacer eso. Así que Namjoon cree que de verdad, el príncipe siente una genuina simpatía hacia a él, y no quiere perderlo.

Saca su dispositivo personal del bolsillo y mensajea a Yoongi, apremiándole en la tarea que le ha encomendado.

―No contesta... ―resopla, fastidiado.

―Qué más da. ―Jimin observa las luces de la ciudad, tan brillantes y atractivas y no se lo piensa―. Venga, vámonos por ahí.

―¿Por ahí? ¿A dónde?

―Da igual. A donde sea. A olvidarnos de todo esto ―dice, abarcando el aire con sus brazos.

―Se supone que debería dormir...

―Sí... Yo debería estar en palacio. Ya ves... Somos unos rebeldes.

Se ríen como si hubieran dicho algo súper gracioso.

―Venga, avisa a Yoon. Él sabe cómo escabullirse sin que nos pillen ―insiste Jimin, con la voz dulce, pellizcándole las mejillas―. Pasemos de todo esta noche y veamos hasta donde llegamos.

No hay manera alguna de que Namjoon pueda negarle algo a su amigo, y Jimin lo sabe.


Mentiré solo una vez más (BTS fanfic) /completaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora