Taehyung no esperaba enamorarse de un chico que vive más allá del bosque, en la ciudad del humo, un lugar prohibido para la gente de su mundo. Si bien, Taehyung sabe mentir y es capaz de encubrir sus travesuras una y otra vez.
Pero, ¿y si no fuera e...
El sol se cuela entre las persianas a media mañana y una sirena se escucha a lo lejos. Jimin debería haber despertado un par de horas atrás pero ha decidido que hoy era tan buen día como cualquier otro para faltar a clase. No ha saludado a la nación como todas las mañanas deseándole un maravilloso día, ni ha sonreído mientras grababa el enésimo vídeo de ánimo a la juventud de Ilsam Town que se enfrenta a los exámenes de final de trimestre. De hecho, es lo último que le apetece hacer. Remolonea bajo el edredón un poco más hasta que escucha su móvil vibrar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jimin contesta aún con legañas en los ojos, porque Namjoon es un buen amigo y no quiere preocuparle. Pero no tiene ninguna intención de darse prisa. Se toma su tiempo para ducharse con total tranquilidad, enjabonándose más de una vez y aplicándose la crema colorante que le aporta a su cabello el tono rosa pastel tan carcaracterístico. Después toma unos minutos para disfrutar del agua caliente cayendo por su espalda. En realidad, piensa que le gustaría estar en el lugar de Taehyung. No es que tenga envidia... Bueno, tal vez sólo un poco. Es que no puede alegrarse por él sin pensar que le gustaría estar en su misma situación. Taehyung puede escaparse a la Vaporera cuando le apetezca. No tiene compromisos ni nadie que le controle las veinticuatro horas. Sólo tiene que escabullirse sin hacer demasiado ruido y puede pasar la noche siendo él mismo al otro lado del túnel. Y, oh, cómo le gustaría a Jimin poder ser siempre él mismo... Bailar al ritmo de melodías tradicionales a sabiendas de que nadie le está mirando, no estar pendiente de su aspecto en cada momento, beber si le apetece hasta que no ser capaz de nada más que reírse sin parar y, sí, besar a quien le dé la gana sin saber que va a ser sometido a un escrutinio público. En definitiva, tener la libertad que tiene Taehyung. Pero él no es Taehyung, es Park Jimin, heredero de la nación; futuro regente del país, y tiene obligaciones que cumplir. Como la reunión de esa misma tarde en la que tiene que representar a su familia en un acto público. --Esto no era lo que habíamos acordado... --masculla, aún disfrutando del calor del agua resbalando por su piel.
'Tu nivel de vitaminas es bajo ', dice Yaza, 'le recomiendo ingerir una cápsula B32 a diario durante una semana'.
Jimin ignora a la interfaz, apaga el grifo y toma la toalla para envolverse en ella. Está más que harto de tanto protocolo esa mañana, cuando una vídeo llamada que no puede ignorar reclama su atención. --Señor Park, hemos detectado un comportamiento inusual en sus drones de control --dice el jefe de seguridad de su equipo personal. Jimin se seca el pelo despreocupadamente, tratando de disimular. --Vamos a solucionar el problema con la mayor brevedad posible pero tengo que pedirle que no se aleje del área de acción de los aparatos porque van a ser supervisados manualmente. --Esta tarde tengo un evento en el centro de la ciudad --dice, sin entusiasmo. --Tendrá un equipo preparado a su disposición que lo recogerá a las ocho --le informa el otro--. ¿Hay algo más que podamos hacer por usted? -- No, nada... --masculla Jimin, cansado de tanto servilismo, y corta la comunicación. Alguien golpea la puerta con insistencia entonces y al abrirla, la sonrisa cuadrada de Taehyung aparece como si fuese una señal del destino. Y es en ese momento cuando Jimin toma la decisión más precipitada de su vida.
