Desde que el día comenzó, Zayn tenía una actitud tan buena que contagiaba a todo con el que se cruzaba. Una sonrisa hermosa y enorme que hacía brillar su rostro al igual que el destello en sus ojos. Tenía un muy buen presentimiento sobre este día. Y es que ¿qué podía ser mejor que volver a reunirte con tus únicos amigos después de tantos años? Nada, se decía. Además de que obviamente entre los amigos estaba Liam.
Sip, este sería un gran día.
Estaba en el supermercado comprando la comida para la semana y de paso la botana para la reunión de esta tarde/noche. Iba caminando buscando el pasillo de cereales cuando vio a una chica que al parecer tenía un problema tratando de alcanzar una lata de guisantes.
Se acercó hasta ella y preguntó:
—¿Todo bien?La respuesta era obvia, pero por algo debía empezar.
—No puedo alcanzar esa lata —respondió la chica algo avergonzada.
—Permíteme ayudarte —bajó el producto fácilmente—. Aquí tienes —dijo tendiéndoselo.
Lo tomó y sonrió.
—Gracias.Le devolvió la sonrisa.
—No es nada. Disfruta tus guisantes —ambos rieron bajo.—Soy Maggie —dijo extendiendo su brazo hacia él.
—Soy Zayn —estrechó su mano.
—Que bonito nombre tienes.
—No tanto como tus bonitos ojos —halagó devuelta haciéndola sonrojar.
Maggie era una hermosa chica pelirroja con claros ojos azules.
—Muchas gracias.—No hay de que —le guiñó un ojo—. Ha sido un placer conocerte, Maggie. Espero volver a verte.
—Y yo a ti, Zayn. Adiós.
Cada uno siguió por su lado con sus compras.
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Ya había terminado de guardar cada alimento en su respectivo lugar y se había duchado.
Se vistió con uno de los tantos pantalones negros rasgados, unos tenis del mismo color, camisa gris y una sudadera amarilla. Estaba más que listo a la espera de su amigo.
Tan solo cinco minutos después el timbre sonó por toda la casa. Una, dos, tres veces, clásico del impaciente Louis.
—¡Ya voy! —apagó el televisor y fue a abrir—. ¡Enano!—¡Negro! —chocaron los cinco y se abrazaron—. Que buen corte de cabello. Como todo un soldado —ambos rieron.
—Cadete militar —corrigió—. Hola, Harry —besó la mejilla del sonriente ojiverde y dirigió su vista a la pequeña que este llevaba en brazos.
—Zayn, ella es...
—¡Darcy! —dijo el moreno interrumpiendo a su amigo.
—¡Tío Zayn! —la niña estiró sus brazos queriendo que ahora el moreno la cargara.
Malik la recibió gustoso y besó su mejilla.
—¿Cómo estás, princesa?—Bien —sonrió—. ¿Y tú?
Rió enternecido.
—También bien, gracias por preguntar.—Bueno, como no hay necesidad de presentaciones, subamos al auto —dijo Harry.